El rechazo es una de las emociones más desagradables que un ser humano puede sentir. Honestamente, se siente fatal. Todos buscamos ser aceptados y valorados por nuestro entorno. Sin embargo, nadie puede escapar de este sentimiento en términos absolutos.
Las primeras veces que un niño se siente rechazado o excluido suelen tener que ver con alguna situación que se da en la escuela. Por ejemplo, porque un compañero de clase no quiere jugar con él o porque otro niño marca algo de su personalidad o aspecto físico que no le gusta. Si estás interesada en saber cómo ayudar a los pequeños a lidiar con esta dolorosa sensación, continúa leyendo.
Los niños y el rechazo
Tal como nos sucede a los adultos, a los niños tampoco les gusta todo. Ellos también tienen preferencias, gustos e intereses particulares. Eso significa que hay algunos juegos, objetos, actitudes e incluso personas, que no son de su agrado. El problema no es rechazar, sino que, en ocasiones, el modo de manifestarlo resulta muy hiriente para el otro. Lo cierto es que los pequeños están en todo su derecho de tener más afinidad con algunos compañeritos que con otros.
Sin embargo, la situación se complica cuando un alumno siente que no encaja con los demás porque la mayoría de los niños de la clase lo hacen a un lado. Antes de brindarte ideas para ayudar a los niños a lidiar con el rechazo, queremos esclarecer que no están pensadas para casos de bullying escolar. Más bien, están orientadas al rechazo no malintencionado que cualquier menor puede llegar a sentir en el contexto áulico.
Ideas para ayudar a los niños a lidiar con el rechazo
Las personas recibimos muchos «no» a lo largo de la vida. Según la etapa que vivimos, el rechazo se presenta en diferentes escenarios: «no quiero jugar contigo», «no quiero darte un beso», «no quiero salir contigo»o «no avanzaremos con tu proceso de selección para este trabajo».
Al contrario de lo que se cree, son estas respuestas negativas las que nos ayudan a fortalecer nuestra autoestima. De esa manera, nos preparan para tolerar la frustración cuando algo que deseamos nos cierra la puerta en la cara. Aprender a sobrellevar el rechazo desde pequeños es algo que deberíamos considerar. Ahora sí, aquí van las principales recomendaciones para ayudar a los niños.
Naturalizar la idea de no gustarle a todo el mundo
Una vez de asegurarnos de que no se trata de una situación de bullying o acoso escolar, debemos transmitir a los menores que el rechazo es parte de la vida. ¿Crees que este mensaje es muy duro para un pequeño? Sí, claro que lo es. Sin embargo, es una realidad que es mejor que no lo tome por sorpresa.
No todas las personas con las que se cruce en la vida verán su valor o estarán interesadas en estar a su lado. Es importante saber respetar la decisión del otro, aunque no coincida con la propia. Aceptar que no somos del agrado de alguien es muy doloroso. Sin embargo, la buena noticia es que esto va de la mano de sentirse con el derecho de marcar un límite cuando no queremos algo.
Garantizar una atmósfera de diálogo
Tanto en casa como en el aula es importante habilitar espacios de diálogo basados en el respeto. En este sentido, es fundamental que los niños puedan sentirse cómodos al hablar de sus sentimientos con los adultos que están a su alrededor.
Escuchar al niño empáticamente y validar sus emociones ayudará a que pueda expresarse con libertad. Si bien no es recomendable minimizar sus sentimientos, tampoco lo es colocarlo en el rol de víctima.
Potenciar sus habilidades sociales
Está claro que, incluso los niños con las mejores habilidades sociales, están expuestos a ser rechazados. Sin embargo, siempre es interesante trabajar y mejorar las destrezas necesarias para relacionarse de una forma satisfactoria. En este sentido, podemos explicar y enseñar a los niños algunas habilidades como las siguientes:
- La empatía.
- El autocontrol.
- La asertividad.
- La cooperación y el compañerismo.
- Dar las gracias, pedir disculpas e incluir «por favor» a un pedido.
Percibir el fracaso como válido y el rechazo como inevitable
Existen muchísimas situaciones que pueden generar en los niños una sensación de rechazo. Por ejemplo, porque un compañero no lo ha invitado a la casa, alguien le negó un abrazo o su petición para formar parte de un equipo deportivo fue desaprobada.
Fracasar es no dar con el resultado esperado, lo cual suele generar un alto grado de frustración. No obstante, esto no significa que debemos tirar la toalla. Al contrario, podemos interpretar cada falla como una oportunidad de aprendizaje.
Para esto, es fundamental aprender a tolerar la decepción y entender que, mientras estemos vivos, no hay modo de escapar de ella. Así, si los adultos manejan las situaciones frustrantes con flexibilidad y resiliencia, los pequeños absorberán esa conveniente dinámica.
Él no quiere jugar contigo, pero ellos sí
En definitiva, la mejor forma de ayudar a los menores a lidiar con el rechazo es ayudarlos a dejar de verlo como algo catastrófico y descalificante. Debemos enseñarles que es algo que forma parte de la vida. A su vez, podemos explicarles que del mismo modo que otro niño no está interesado en ser su amigo, él también puede elegir a sus amistades. ¿Y qué mejor que construir un vínculo con alguien que quiere tener una relación con uno?
Resulta conveniente hacer foco en aquellas personas que sí se sienten a gusto con él y quitarle relevancia al hecho de que alguien en particular prefiere no estar a su lado. Al fin y al cabo, hay muchos peces en el mar.
Bibliografía
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