Al hablar de niños con altas capacidades, en ocasiones, cometemos el error de pensar que son adultos en miniatura. Suponemos que, por su ventaja cognitiva o intelectual, serán infantes maduros y racionales y, por tanto, fáciles de tratar. Pero lo cierto es que por la realidad compleja que experimentan suelen enfrentarse a retos emocionales difíciles de abordar y que pueden afectar su comportamiento. Por ello, hoy queremos hablarte sobre por qué los niños con altas capacidades pueden tener problemas de conducta.
Es importante saber que no necesariamente tienen por qué darse estos problemas. Todo dependerá del apoyo, la comprensión y la orientación que reciba el niño por parte de su entorno inmediato, tanto escolar como familiar. Y es que, el hecho de que los adultos cercanos conozcan las necesidades asociadas con las altas capacidades facilita mucho el desarrollo y el desenvolvimiento de los pequeños.
Conoce por qué algunos niños con altas capacidades pueden tener problemas de conducta
Aunque las altas capacidades son una condición muy heterogénea y cada niño es único, lo cierto es que no es infrecuente que se presenten problemas de conducta en esta población infantil. Para comprender mejor a qué se deben, enumeramos las principales dificultades y causas subyacentes.
1. Mundo emocional profundo y difícil de gestionar
Los niños con altas capacidades pueden ser especialmente sensibles. Ellos tienen un mundo emocional rico, complejo y profundo, pero no necesariamente maduro. No podemos olvidar que son niños y, como tales, aún no tienen la madurez y las herramientas para gestionar apropiadamente sus emociones. Esto puede derivar en angustia y baja autoestima, pero también en problemas de conducta tales como rabietas, estallidos o inestabilidad emocional.
Además, es común que el razonamiento y el lenguaje no se desarrollen al mismo ritmo. Así, el menor puede ser capaz de comprender y analizar conceptos profundos, pero no de poner en palabras sus pensamientos. En consecuencia, estas dificultades de expresión pueden resultar frustrantes.
2. Exigencias poco realistas
En otras ocasiones, los problemas de conducta vienen motivados por unas exigencias poco apropiadas por parte del entorno. Es decir, cuando los adultos cercanos asumen que el niño es más maduro y capaz de lo que realmente es.
Del mismo modo, algunos padres cometen el error de no establecer rutinas, normas y límites a sus hijos, bajo la creencia de que son suficientemente maduros e independientes. Este estilo parental, permisivo o pasivo, puede traer como consecuencia a los problemas conductuales.
3. Rebeldía
Los niños con altas capacidades suelen tener un exacerbado sentido de la justicia. Esto puede llevarles a ser muy críticos con las normas establecidas y a negarse a acatarlas si no se ajustan a sus esquemas lógicos, que por supuesto son subjetivos. Por lo mismo, pueden mostrarse rebeldes y desafiantes tanto en el hogar como en las aulas.
4. Falta de ajuste por parte del entorno
En otras ocasiones, los niños con altas capacidades pueden tener problemas de conducta debido a que el entorno no está ajustado a sus necesidades. Por ejemplo, cuando la familia no puede o no sabe cómo estimular la curiosidad y la necesidad de aprendizaje del menor.
También, es común que el currículum ordinario de las escuelas no se ajuste a las necesidades educativas de estos niños, lo que les produce aburrimiento, frustración y desmotivación. De hecho, se ha observado que el 70 % de los alumnos superdotados presentan bajo rendimiento y entre el 30 y el 50 % presentan fracaso escolar.
5. Disincronía social
Por último, no podemos olvidar las dificultades sociales a las que pueden enfrentarse algunos de estos niños debido a la disincronía. Y es que, al no compartir intereses con sus pares o al sobrepasarles en madurez, pueden terminar por sufrir de aislamiento o adoptar roles de responsabilidad y liderazgo que no siempre son bien asumidos por el resto. Estas dificultades sociales pueden contribuir a la aparición de los problemas de conducta.
Los niños con altas capacidades pueden tener problemas de conducta, pero es posible ayudarlos
En definitiva, es imprescindible conocer las dificultades que atraviesan estos niños y las necesidades especiales que presentan para ofrecerles los apoyos y ajustes necesarios. En las aulas, es importante optar por enfoques más flexibles que permitan el descubrimiento y el aprendizaje activo, así como fomentar un clima positivo.
Las familias, por su parte, deben hacer un esfuerzo por recordar que sus hijos aún son niños y necesitan rutinas, límites y acompañamiento. Enseñarles a gestionar y a lidiar con sus emociones, trabajar la tolerancia a la frustración y ofrecer una estimulación adecuada resultará muy útil a fin de reducir estos problemas de conducta.
Bibliografía
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