A la hora de la higiene oral, muchos padres se preguntan cuál es la cantidad de pasta de dientes que deben usar sus niños. Para algunos, cuanto más producto utilicen, mejor protegida estará la dentadura. Pero esto no es así y de hecho, emplear más pasta de lo recomendado puede ser contraproducente y generar lesiones irreversibles en la boca de los pequeños.
Sigue leyendo y entérate cuánta pasta es necesaria, suficiente y segura para higienizar la boca de tus hijos.
Los riesgos del exceso de pasta de dientes en los niños
Según un comunicado publicado por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), más del 40 % de los niños entre 3 y 6 años emplean demasiada pasta de dientes. Este exceso puede resultar dañino para sus elementos dentarios, pues aumenta el riesgo de generar manchas y decoloraciones permanentes.
Según el estudio, la información fue recolectada a través de una encuesta a más de 5000 padres de niños pequeños. De estos, alrededor del 40 % empleaba un cepillo que contenía mayor cantidad de pasta dental de lo necesario (ocupaba la mitad o la totalidad de su superficie).
Si bien el flúor es un elemento beneficioso para el cuidado de la boca y para la prevención de las caries, lo es en ciertas dosis. Pero cuando se lo ingiere en exceso en edades tempranas de la vida, puede dar origen defectos en la estructura dentaria. Esta condición se conoce como fluorosis.
Mientras los elementos dentarios están en desarrollo, el aumento desmedido de flúor en el organismo puede provocar cambios en el esmalte, como manchas, decoloraciones y defectos anatómicos en los dientes.
Cabe destacar que esto sucede cuando las piezas todavía están dentro del espesor del hueso y no han aparecido en la boca. Por lo tanto, desde el primer año de vida del niño hasta después de los 6 años hay que ser especialmente cuidadosos. Pues las consecuencias pueden aparecer en los dientes de leche y en la dentición definitiva.
Cantidad de pasta de dientes recomendada para los niños
Según la Asociación Española de Pediatría, se recomienda cepillar los dientes de los niños con pastas dentífricas infantiles que contengan 1000 partes por millón (ppm) de flúor. Esto se debe hacer desde que erupcionan los primeros elementos en la boca.
Las pastas dentales no son productos que estén destinados a tragarse, pero en los niños es una situación inevitable. Sobre todo, cuando están empezando a desarrollar la habilidad de escupir. Por eso, teniendo en cuenta esta posibilidad, se recomiendan cantidades específicas para usar según la edad.
De 0 a 3 años
En esta etapa se produce la calcificación de los incisivos y de los molares permanentes, sobre todo entre los 15 y los 30 meses del pequeño. Por eso es primordial controlar la ingesta de flúor y no excederse en ella.
En los niños menores de 3 años, la cantidad de pasta de dientes recomendada es una mancha no mayor al tamaño de un grano de arroz. Los cuidadores son los que deben encargarse de la higiene dental tan pronto como salga el primer diente en la boca y por eso, deben ser los que supervisen el cumplimiento de este punto.
El cepillado ha de hacerse dos veces al día o según las indicaciones del odontopediatra. En lo posible, se debe colocar al niño en una posición que favorezca la caída de la pasta fuera de la boca una vez realizada la higiene.
Niños de 3 a 6 años
Desde los 3 años, la cantidad de pasta de dientes a usar es del tamaño de un guisante. Se debe continuar con al menos dos cepillados por día o las veces que sugiera el odontopediatra. Y se debe procurar limpiar la dentadura luego de la ingesta de dulces o de refrescos.
A esta edad todavía son los adultos los encargados de realizar la higiene dental de los pequeños. Si bien los niños pueden hacer una parte de la actividad para practicar, los cuidadores deben completar el proceso. Pues más allá de la iniciativa de los infantes, todavía no poseen las habilidades motoras necesarias para realizar un cepillado eficiente.
Es importante motivar a los pequeños a escupir la pasta de dientes luego de la higiene para evitar la ingesta del flúor que contiene el producto. Pues entre los 4 y los 6 años se calcifican los premolares y los segundos molares y el control en la incorporación excesiva de este elemento evitará defectos en estas piezas.
Desde los 6 años en adelante
A partir de los 6 años ya puede utilizarse una pasta de dientes con 1450 ppm de flúor o la misma que utilizan los adultos. La cantidad a colocar sobre el cepillo también se puede incrementar, debido a que los pequeños ya controlan mejor la capacidad de escupir.
La cantidad de pasta a colocar sobre el cepillo deberá ser de uno a dos centímetros o una porción similar al tamaño de un garbanzo grande.
Los adultos deben seguir supervisando y acompañando el momento de la higiene dental de sus hijos. Es su responsabilidad recordarles la necesidad de realizarla, suministrar la pasta, controlar que la técnica sea la correcta y que el niño no trague el dentífrico.
El flúor es un aliado que se debe aprovechar
Está demostrado que el flúor es un mineral que aporta múltiples beneficios para el cuidado de la dentadura: aumenta la resistencia del esmalte, favorece la mineralización de los dientes y disminuye la proliferación bacteriana. Por lo tanto, reduce de manera notable el riesgo de sufrir caries.
En consecuencia, el uso de flúor desde edades tempranas es recomendable, pero su utilización debe ser de manera responsable y bajo los consejos de un odontopediatra. Cada niño tiene sus propias condiciones predisponentes que determinan el riesgo de sufrir caries, por eso el dentista recomendará las dosis según cada caso.
Las pastas de dientes son una manera sencilla y cómoda de prevenir las caries en los niños desde edades tempranas. Pero excederse en la dosis recomendada para cada edad puede traer consecuencias negativas, sobre todo en las piezas dentarias en formación.
Es así que los padres cumplen un papel fundamental en la atención de la salud oral de sus pequeños. Acompañarlos al momento de la higiene dental con responsabilidad y sin excederse en la cantidad de pasta de dientes recomendada, es clave para asegurar una buena salud oral.
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