Desde tiempos inmemorables el abrazo es una demostración de afecto y otras emociones. En nuestros días, es un gesto que también viene cargado de sentimientos, no importa si lo estás dando o recibiendo. Ver o despedir a un ser querido, a tu pareja o a un buen amigo es casi siempre una buena oportunidad para recibir o dar un cálido abrazo; pero más allá de ser un simple gesto, los abrazos tienen poderes sanadores. ¿Los conoces?
Sí, esta práctica tan común y conocida a escala mundial esconde tantos beneficios que actualmente hasta se realizan terapias de abrazos como método de relajación y para reducir los niveles de estrés.
En Europa, por ejemplo, el estrés es uno de los grandes males de la población. De hecho, la Agencia Europea para la Seguridad y Salud en el Trabajo (OSHA), divulgó las cifras del Estudio Nacional sobre el Estrés en España, el cual revela que el 71% de la población asegura sufrir algún tipo de estrés.
Pero el estrés no solo afecta a los españoles; una parte importante de la población mundial tiene altos niveles de estrés y lo más preocupante es que muchos desconocen que algo tan sencillo y poderoso como el poder de un abrazo puede lidiar con este mal.
Al recibir o dar un abrazo liberamos serotonina y dopamina, lo cual mejora entre otras cosas nuestro estado de ánimo e influye de manera positiva y directa nuestra salud y en la de quien abrazamos.
Abrázate a tu hijo
El abrazo es la primera forma de medicina y protección que se inventó en el mundo. La ciencia ha demostrado que un bebé de cualquier especie puede aliviar todos sus miedos, dudas, frío, nerviosismo con un cálido abrazo; un adulto también se siente acompañado, reconfortado, aliviado y unido al mundo cuando recibe un fuerte abrazo.
Tu hijo se sentirá seguro y confiado cada vez que lo abrazes, a veces, bastará con eso para expresarle lo que sientes y para hacerlo sentir amado. ¡Vamos, que el poder de los abrazos no se trata solo de cursilería! Trata de recordar siempre que tengas cerca a tu hijo que el contacto físico juega un papel muy importante en el desarrollo de las neuronas y para que estas no mueran, es importante estimularlas desde que empezamos a vivir.
Necesitamos los unos de los otros. Todos necesitamos expresar afecto, abrazar, dar, estar disponibles, ser cordiales, ser cálidos; todo eso es esencial para vivir felices; por eso empieza a abrazar ya a tu familia a tus hijos. ¡Abraza con amor, abraza con el alma!
Hay abrazos de abrazos
No todos los abrazos son iguales, hay muchas maneras de abrazar y también se experimentan muchas emociones a través de un abrazo. Hay abrazos que se dan con todo tu cuerpo y alma abiertos, que son gigantes y fuertes como los del oso, hay abrazos que permiten que todo el cuerpo se entrelace, hay abrazos sutiles que implican roces de mejillas y besitos tiernos en la frente en los cachetes y, por qué no, hasta cosquillitas. Hay abrazos calmados en los que sentimos los latidos del corazón de quien abrazamos.
No te limites, puedes abrazar a tu hijo o a tu familia de costado, mientras caminan juntos, al ver televisión, al mirar el atardecer… Cualquier excusa es buena para abrazar, sobre todo si sabes que el contacto físico expresado a través de una caricia o de un abrazo prolongan la vida en caso de metástasis, tienen un poder analgésico incluso para dolores severos, mejoran el sistema inmunológico, nos hacen sentir bien, más seguros, más queridos, más valiosos, más conectados a la vida…
Piensa un poco… la industria farmacéutica ha sacado al mercado cantidades de medicamentos que prometen ayudar con la depresión, el estrés, la ansiedad, mejorar las condiciones del sistema inmune y mucho más, pero por desgracia no han podido concentrar en una solo medicamento todas las virtudes que tiene el poder de un abrazo.
El secreto está en que a través del abrazo nos comunicamos por medio de un lenguaje primitivo: el corporal. A través de él podemos tocar el corazón, los sueños y el alma de quien lo recibe y, quien, en consecuencia, también nos abraza.
No importa si no te acercas mucho o si por el contrario aprietas contra ti a tu hijo, si lo apapuchas por encima de los hombros o por debajo de ellos. No importa la “presentación” del abrazo, descuida: Con la intención correcta basta.
Entonces, si ya sabes todo los aspectos positivos de un abrazo, ¿a qué esperas? ¡Abraza con todo, pues el amor y la energía que le imprimas harán mágico tu abrazo!
Bibliografía
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