A mi hijo le sangran las encías: ¿qué hago?

Si a tu hijo le sangran las encías debes saber que no es normal. Te contamos qué tienes que hacer si descubres este problema en su boca.

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Si durante el cepillado dental notas que a tu hijo le sangran las encías, no debes pasar por alto la situación. Muchas veces, el sangrado del tejido gingival se normaliza como algo propio de la higiene dental, pero debe prestársele atención y buscarle una solución.

Si quieres saber por qué sangran las encías de tu hijo y qué debes hacer al respecto, no dejes de leer.

¿Por qué sangran las encías de mi hijo?

El sangrado del tejido gingival es uno de los síntomas más característicos de la inflamación de las encías. Este cuadro se conoce como gingivitis y aunque sea más frecuente en los adultos, también puede presentarse en los pequeños.

En general, la gingivitis de los niños está asociada a una higiene dental inadecuada o insuficiente. Por ejemplo, cuando no se cepillan todas las superficies dentarias y las encías de manera correcta.

Esto provoca que los restos de alimentos y las bacterias de la boca se acumulen y se forme una película pegajosa sobre las superficies orales: la placa bacteriana. Con el tiempo, los minerales de la boca acaban por depositarse sobre esta capa y la convierten en sarro.

Todos estos elementos que se adhieren a los dientes irritan el tejido gingival y lo inflaman y dicho fenómeno se pone de manifiesto a través de la hinchazón, la deformación y la predisposición al sangrado de las encías. Además, el pequeño suele referir otros padecimientos, como el mal aliento y la sensibilidad o el dolor dental.

El sangrado dental suele aparecer durante cepillado, aunque en los cuadros más avanzados se desencadena ante el mínimo roce.

Si la gingivitis no se trata de manera oportuna evoluciona a otras condiciones más graves, como la periodontitis, que es el compromiso de los tejidos profundos de la boca.

Por este motivo, si descubres que a tu hijo le sangran las encías debes actuar con prontitud para ponerle fin al problema.

La gingivitis en los niños no es tan común como en adultos, pero es necesario prevenirla con buenos hábitos de higiene oral.

¿Qué hacer si a mi hijo le sangran las encías?

Apenas notes que a tu hijo le sangran las encías, pon en práctica estas acciones de inmediato.

1. Visitar al odontopediatra

Al notar que las encías de tu hijo sangran durante el cepillado dental, lo mejor es pautar una cita con el odontopediatra. Acudir con prontitud al dentista ayudará a obtener un diagnóstico preciso de la situación y a tratar el problema antes de que se complique.

El tratamiento de la gingivitis consiste en eliminar la placa bacteriana. Al quitar la causa de la inflamación, las encías pueden recuperar su salud.

Muchas veces, el profesional solo tiene que asesorar a los adultos respecto a cómo brindarle los mejores cuidados a la boca de sus hijos. Aclararles qué cepillo y pasta dental utilizar y cómo realizar los movimientos de limpieza (con cepillo y con hilo dental) es fundamental para controlar la placa bacteriana. Además, puede que el profesional recomiende el uso de algún colutorio domiciliario a fin de optimizar la higiene.

El uso de reveladores de placa bacteriana es de utilidad para visualizar los acúmulos de placa que hay que eliminar. Así, tanto los niños como sus padres pueden mejorar su técnica de limpieza.

Otras veces, es necesario realizar una limpieza profesional, sobre todo en los casos en los que hay acúmulos de sarro. Se trata de un tratamiento sencillo, a través del cual el dentista elimina los depósitos de cálculos y de placa con el instrumental rotatorio y con pastas especiales.

Recuerda que aunque parezca que todo marcha bien en la boca de tu pequeño, lo ideal es acudir al control con el dentista cada 6 meses. Los chequeos periódicos son fundamentales para detectar cualquier problema a tiempo y brindar una solución oportunamente.

2. Extremar el cepillado dental

Como te contamos, cuando las encías de tu hijo sangran, la solución es eliminar la placa bacteriana que origina el problema. Esto es posible de realizar si se optimiza la higiene bucodental.

Al tratarse de niños, es preciso que los padres se encarguen del cepillado de los dientes para poder llegar a todas las caras de todas las piezas presentes en la boca.

Hay que prestar especial atención a la limpieza de la zona de unión del diente con el tejido gingival. Entonces, se deben combinar movimientos circulares y de barrido, en dirección desde la encía hacia la corona dentaria.

Los mismos deben ser suaves para no ocasionar molestias, pero con la suficiente presión como para eliminar la placa bacteriana. Además, la higiene de la boca incluye la limpieza de la lengua.

La duración del cepillado debe ser de aproximadamente dos minutos. Ha de realizarse al menos tres veces al día o después de cada comida.
El cepillo y la pasta con elementos muy importantes y deben cumplir con los siguientes requisitos:

  • Un cabezal pequeño, de tamaño acorde a la boca del infante.
  • Cerdas suaves.
  • Pasta dental con flúor en las dosis adecuadas, según la edad del niño.

3. Utilizar hilo dental

Para eliminar la placa bacteriana que se acumula en los espacios interdentales es necesario utilizar hilo dental, pues a estas zonas no llegan las cerdas del cepillo durante la limpieza.

Los padres deben pasar la seda con movimientos de vaivén en cada espacio y luego, de barrido. Primero se hace presión contra una de las paredes dentarias y después, se repite la acción en el mismo espacio, contra la otra pared dentaria.

El proceso se repite en toda la boca, para limpiar bien todas las caras proximales de los elementos dentarios.

Existen algunos complementos que pueden facilitar la limpieza interdental de la boca de los más chicos. Por ejemplo, los portahilos, los cepillos interdentales o los irrigadores bucales para limpiar estas zonas difíciles.

4. Hacer buches

Madre e hija llevando a cabo una rutina de enjuague bucal para niños.

El uso de enjuagues bucales debe limitarse a los casos en los que el niño domine la capacidad de escupir. Se le debe explicar que el líquido que se coloca en su boca no debe tragarse, sino que es para enjuagar los dientes y tiene que desecharse.

En algunas oportunidades, hacer enjuagues de agua tibia con sal puede disminuir la inflamación gingival y aliviar los síntomas de la gingivitis.

Finalmente, ciertos colutorios dentales son útiles para disminuir la proliferación de bacterias en la boca. De todos modos, su uso en niños solo debe limitarse a los casos puntuales en los que el odontólogo lo prescriba. Su aplicación debe seguir las indicaciones precisas del profesional para evitar consecuencias indeseadas.

El sangrado de encías se puede prevenir

Tú puedes evitar que las encías de tu pequeño se inflamen y sangren con una simple medida: un buen cuidado de su salud bucodental desde la infancia.

Inculcar hábitos de higiene dental, como el cepillado y el uso de hilo dental, sumado a una dieta saludable y un régimen de visitas periódicas al odontólogo son factores clave para cuidar bien de la boca de tu pequeño.

Bibliografía

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