El ser humano posee el instinto natural de autorrealizarse, de superarse a sí mismo, de establecer metas y trabajar para alcanzarlas. Este es el modo en el que logramos evolucionar y crecer personalmente. Sin embargo, el camino no siempre es sencillo y pueden aparecer múltiples obstáculos que nos lleven a querer tirar la toalla. Por ello has de enseñar a tus hijos a no rendirse, para que logren alcanzar la felicidad y su propia definición del éxito pese a los retos y desafíos.
Si queremos que un menor persevere en cualquier tarea (una actividad escolar, un ejercicio cognitivo, un hábito deportivo) hemos de armarlo con autoestima y autoconfianza. A este respecto, la sobreprotección puede hacer sentir al niño desvalido e incapaz de lograr las metas por sí mismo. Sin embargo, una crianza excesivamente autoritaria puede transmitirle el miedo a cometer errores, y esto también puede llevarle a rendirse casi antes de empezar.
Así, existen varios aspectos que han de trabajarse desde la infancia para ayudar a los jóvenes a alcanzar su máximo potencial. Los vemos a continuación.
La voluntad
La voluntad es la aptitud que permite a una persona decidir lo que desea y ordenar su conducta con el fin de lograrlo. Está muy relacionada con la motivación y es el motor principal que nos impulsa a continuar pese a las piedras en el camino.
En el día a día pueden presentarse numerosas situaciones que requieren de la voluntad de los menores: levantarse temprano para ir al colegio, acudir a su actividad extraescolar en lugar de quedarse jugando, estudiar las horas necesarias pese a la pereza o la desgana… Es en estos momentos cuando han de ser capaces de recordar por qué merece la pena ir contra sus deseos inmediatos.
Es decir, tienen que lograr centrar su atención en las consecuencias a largo plazo. Por ejemplo, ir al colegio y estudiar les permitirá formarse y tener una profesión en el futuro; y la clase extraescolar puede ayudarles a ejercitar su cuerpo, encontrarse más sanos y pasar un rato agradable relacionándose con sus compañeros.
El esfuerzo
Aunque el niño tenga claro cuál es el objetivo a largo plazo y posea la voluntad necesaria, ha de saber que probablemente alcanzar su meta requiera un esfuerzo. Este puede ser de muy diversa índole: esforzarse físicamente, adquirir nuevos conocimientos, superar temores… En cualquier caso, habrá de salir de su zona de confort y esto le puede asustar y llevarle a rendirse. Así, es importante recordarle que el esfuerzo le permitirá mejorar y le hará sentir orgulloso por haber logrado superarse.
La perseverancia
A todos nos gustaría que nuestros objetivos pudiesen cumplirse en un corto tiempo y con el mínimo esfuerzo. Un deseo que en los menores es más acuciante, ya que su paciencia y su control de los impulsos se encuentran menos desarrollados.
Sin embargo, si deseas enseñar a tus hijos a no rendirse, has de ayudarles a perseverar. Para ello, puedes mostrarles cómo dividir el objetivo en pequeñas subtareas más asequibles y premiarles por cada avance que logren. Este reconocimiento les ayudará a continuar en el tiempo hasta alcanzar la meta final.
Aprender de los errores
El perfeccionismo es una de las cualidades que puede llevar a los niños a rendirse antes de tiempo. Y es que aquellos menores que poseen este rasgo suelen percibir el error como un fracaso. Por ello, cuando fallan, se frustran y se sienten incapaces e incompetentes. Recuérdale a tu hijo que ninguna persona es perfecta, que todos fallamos y que el error es una de las partes más importantes del camino. De este modo, le será más sencillo seguir adelante.
Resiliencia
Desafortunadamente, aunque los niños hagan todo como es debido, no siempre obtendrán los resultados esperados. Y es en estos momentos cuando has de enseñarles a tus hijos a aplicar la resiliencia; es decir, debes enseñarles a salir fortalecidos de esa circunstancia adversa.
Suspender un examen puede ser el impulso para adquirir mejores técnicas de estudio; y no ser aceptado en un grupo de amigos puede ayudar a decidir qué tipo de personas realmente quiere tener a su alrededor. Cada obstáculo puede aportar un importante aprendizaje que nos lleve a un lugar mejor.
Enseñar a tus hijos a no rendirse les acerca a la felicidad
Normalmente contemplamos la constancia y la perseverancia como cualidades necesarias para obtener un buen rendimiento académico. Pero más allá de esto, enseñar a tus hijos a no rendirse les proporcionará una valiosa lección de vida. No solo les hará más propensos a alcanzar el éxito en aquello en lo que se propongan, sino que, ante todo, les dotará de confianza en sí mismos y en sus capacidades. Y esto, sin duda, los hará personas más felices.
Bibliografía
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- Álvarez, M. & Martínez, P. Á. (2008). La educación de la autoestima y la perseverancia en niños y niñas en grupos de riesgo. Revista Varela, 8(20), 1-15. http://www.revistavarela.uclv.edu.cu/index.php/rv/article/view/383/766
- Vera-Bachmann, D., & López Pérez, M. (2014). Resiliencia Académica: una alternativa a explorar en la educación de niños y niñas en contextos rurales¹. Revista integra educativa, 7(2), 187-205. http://www.scielo.org.bo/scielo.php?pid=S1997-40432014000200012&script=sci_arttext