Claves para fomentar el autocuidado en los niños

El autocuidado incluye un conjunto de tareas que cada persona emprende para cuidar su salud física y mental. Motivar a los niños a desarrollarlo los ayudará a ser más felices y autosuficientes.

Niño con un corazón sobre la cabeza.

Durante la infancia, los niños realizan innumerables aprendizajes. Sin embargo, uno de los más importantes es acerca de cómo deben tratarse a sí mismos. Tarde o temprano deberán hacerse cargo de su propia persona, por lo que hemos de enseñarles a relacionarse consigo mismos desde el amor y el respeto. Para ello, a continuación encontrarás algunas claves para fomentar el autocuidado en los niños.

Desde que un bebé nace, son los adultos quienes se encargan de cuidarlo, alimentarlo y protegerlo. No obstante, progresivamente, deberá ir haciéndose más independiente y autónomo. Las bases que se sienten en la infancia se transformarán en hábitos que acompañarán al niño durante su vida, por ello, es necesario transmitirle la importancia de cuidar de uno mismo.

¿Por qué es necesario el autocuidado en los niños?

El autocuidado es un conjunto de acciones encaminadas a cuidar la propia salud física, mental y emocional. Se trata de instaurar hábitos enfocados en nuestro propio bienestar, de hacernos una prioridad. ¿Y por qué es necesario fomentarlo en los niños? Porque ellos son como esponjas.Madre dando amor a sus hijos para fomentar el autocuidado en los niños.

Si desde pequeños les inculcamos la idea de que son importantes y valiosos y deben tratarse como tal, estaremos favoreciendo su autoestima y su felicidad. Serán niños más conectados con ellos mismos, con sus necesidades y con su valía. 

¿Cómo fomentar el autocuidado en los niños?

Empieza por ti

En primer lugar, debes saber que, para un niño, sus padres son sus máximos referentes y que de ellos aprenden todo lo relativo al mundo que les rodea. Tú eres la persona encargada de cuidar al pequeño en sus primeros años de vida y, a medida que crezca, aprenderá de ti.

Observará cómo te has ocupado de su salud y su bienestar, y querrá repetir esas acciones de forma independiente. Por ejemplo, deseará aprender a vestirse solo o a cepillarse los dientes sin ayuda. Pero también aprenderá a hablarse a sí mismo con amor si tú lo has hecho antes. 

Pero, además, has de dar ejemplo practicando tu misma el autocuidado. Al ser madre, tus hijos se convierten en tu prioridad y, en ocasiones, resulta complicado encontrar tiempo para ti misma. Pero has de hacerlo, en primer lugar, por ti y, en segundo lugar, porque los niños hacen lo que ven, no lo que se les dice. Así, al cuidar tu cuerpo y tus emociones, les estarás mostrando de primera mano lo fundamental que resulta.

Autocuidado del cuerpo

Para el autocuidado del cuerpo existen acciones concretas, pero lo más importante es la esencia que se pone en ellas. Enseña a tus hijos a comer variado porque su cuerpo es valioso y necesita nutrientes, no porque tengan que cumplir un canon de belleza.

Motívalos a hacer deporte para divertirse y encontrarse fuertes, no por obligación. Ayúdalos a instaurar hábitos (como lavarse los dientes tras cada comida o cepillarse el pelo cada mañana) porque es satisfactorio cuidar de la higiene y el aspecto, no porque lo digan mamá o papá.Mamá dando amor y cariño a su hijo.

Cuidado de los espacios

Cuando instamos a los niños a recoger su cuarto o hacer su cama cada día, lo enfocamos como un acto de disciplina. Pero sería más beneficioso contarles que nuestro ambiente influye en nuestro estado de ánimo y que un espacio ordenado nos ayuda a sentirnos más tranquilos. Así, puedes motivarlo a involucrarse con su espacio, dejando que elija la decoración o el lugar en que desea colocar cada objeto de la forma en que más le guste.

La idea es que recoger no se convierta en una obligación, sino que sea un acto de amor propio. Que, tras ordenar, pueda sentirse satisfecho porque se está ayudándose a sí mismo a tener el espacio bonito y limpio que merece.

Autocuidado emocional

Por último, para ayudar a los niños a desarrollar el autocuidado emocional, debemos tratar de que se familiaricen con sus emociones, que aprendan a identificarlas y manejarlas. Para esto, podemos ayudarnos de recursos como El Emocionario, pero sobre todo hemos de conversar con los niños cuando enfrenten dificultades.

De esta manera, les guiaremos en la aceptación de las emociones negativas y la búsqueda de las positivas. Y, sobre todo, podremos entrenarlos en el cambio de pensamiento. Con estas acciones estaremos forjando el amor y la responsabilidad por sí mismos. Les estaremos proporcionando valiosos hábitos que les conducirán a una mejor salud física y psíquica, y a una vida más feliz.

Bibliografía

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