Es inevitable en la vida de cualquier madre o padre. Con los límites, llega esa molesta y dolorosa frase que no hace más que desmoronar tu mundo y herir de muerte nada menos que a tu corazón: “Te odio”, la amarga respuesta a alguna prohibición o llamado de atención.
Pero cabe preguntarse antes de sufrir en vano: ¿Un chico puede odiar por una nimiedad a sus padres? Solo a fin de llevarte tranquilidad te adelantamos que en realidad no lo hace, ni es capaz de hacerlo, sino que cuando tu hijo crece quiere imponer su voluntad, lo que genera su enfado al recibir cualquier negativa.
El menor entonces manifiesta su enojo ante la falta de aceptación de sus pensamientos y sentimientos por parte de sus padres, y para ello apela a el hiriente “te odio”, “no te quiero” o “eres lo peor” que cala hondo y nos hiela la sangre en pos de expresar su frustración.
Pero, ¿por qué manifiesta su desagrado con el “te odio”?
De acuerdo a lo sostenido desde el área de la psicología, si bien los pequeños suelen esbozar esos iracundos “te odio”, en realidad no entienden el verdadero significado de esta desafortunada expresión, mas suelen usarla cuando se sienten frustrados, enojados o con mucha rabia contenida.
Por eso, si quieres evitar que esta frase se repita como gesto de desagrado o desaprobación, será menester que evalúes las causas por las que tu hijo utiliza una proposición de este calibre. Solo de esta manera lograrás actuar adecuadamente para erradicar esas palabras de su léxico.
“Cuando los niños son menores de siete años expresan esas palabras solo porque las aprendieron y porque las asocian con la frustración, pero no porque las estén sintiendo”, explica el psicólogo Carlos Velásquez, quien añade que se trata simplemente de una reacción circunstancial.
Ahora bien, cuando se trata de niños mayores de ocho años y adolescentes, el “te odio” reviste cierta intencionalidad para expresar su rechazo frente a algo que se ha ido construyendo desde hace tiempo pero, como están en la edad de la rebeldía, ahora no les cuesta decirlo.
Por eso, la edad que tiene el pequeño a la hora de proferir esas palabras es fundamental. Ya que si se trata de un niño que supera los 8 años, deberás investigar qué le sucede a través de una conversación empática y tranquila, de modo tal que puedan entenderse a fin de solucionar las diferencias.
¿Qué hacer y cómo reaccionar ante esta situación?
- No respondas agresivamente para evitar entrar en una discusión innecesaria con tu hijo. La confrontación en estos casos no te conducirá a ningún lado.
- Analiza lo ocurrido para poder identificar los sentimientos de tu hijo a fin de ayudarlo a reconocerlos y expresarlos adecuadamente. Para esto puedes observar si en el momento del “te odio” estaba llorando, tirando algún objeto o revolcándose en el suelo.
- Habla empáticamente con él una vez que vuelva la calma y tengas definida tu estrategia para que él comprenda lo que acaba de afirmar con total livianidad.
- Demuéstrale el peso de sus propias palabras y manifiesta tu propio dolor para que pueda entender que no está haciendo lo correcto y que, de esa forma, te ha herido. No es fomentar la culpa en el menor, pero si te sientes triste, exprésalo sin perder la compostura.
- Marca una diferencia entre la rabia y el odio, dialogando con él para saber por qué está tan molesto con sus padres y explicándole que odiar implica no querer a una persona, lo cual no es bueno, ni siquiera para llamar la atención y generar una reacción del adulto, pues estar molesto no implica ser cruel. Lo fundamental sería que lo ayudes a reconocer sus propios sentimientos fomentando la inteligencia emocional de tu hijo.
- Es tiempo de comprender, escuchar, aceptar y considerar los sentimientos de tu hijo respetando siempre sus emociones. Explícale con tranquilidad tus decisiones y por qué actúas como actúas. No aceptar sus sentimientos, reírte de lo que piensa, criticar su modo de ver las cosas y no respetar sus decisiones generalmente desemboca en más “te odio” y otras actitudes de rechazo por parte del chico.
Posibles causas de ese “odio”
¿Te dijo “te odio”? Esta confesión puede ser consecuencia de diversas circunstancias, principalmente de una sumatoria de enojos, frustraciones y enfrentamientos que generaron en el adolescente cierto sentimiento de rechazo que será verbalizado oportunamente en cualquier momento de furia.
Generalmente, los niños que hacen este tipo de declaraciones se enfrentan a padres tan autoritarios y represivos que no aceptan negociación alguna tras sus órdenes e imposiciones, por lo que las criaturas acumulan los más oscuros sentimientos que conocen la luz cuando consiguen capacidad de juicio y crítica.
Pues es de suponerse que el resentimiento que motiva ese “te odio” no se gesta de la noche a la mañana en el caso de niños mayores con plena conciencia de sus dichos. Sin embargo, lo más saludable es que puedan expresarlo para contar con una advertencia de que algo no está del todo bien.
Por eso, si alguna vez recibiste de tu hijo un puñal de ese envergadura, no te culpes, no creas ser una mala madre y mucho menos te encierres en tus pensamientos. Escucha al niño, conoce lo que siente y por qué actúa del modo que actúa sin prejuzgarlo ni continuar alimentando su bronca.
Bibliografía
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- Redl, F., & Wineman, D. (1951). Children who hate: the disorganization and breakdown of behavior controls. https://psycnet.apa.org/record/1952-04106-000
- Varma, V. P. (1993). How and why children hate. Jessica Kingsley Publishers.
- Baumgarten, F., & Prescott, D. A. (1928). Why children hate. An experimental investigation of the reactions of school children of Poland to the enemy occupation. Journal of Educational Psychology, 19(5), 303. https://psycnet.apa.org/record/1928-02823-001