Ese momento incómodo, pero muy común cuando toda la familia quiere intervenir en la crianza de tu hijo, ¿qué hacer? Primero, entender que los consejos de padres, hermanos, tíos y demás personas consideradas como familia no son hechos con mala intención.
Al contrario, en este tipo de intervención no solicitada por lo general priva un gran deseo de contribuir al bienestar de tu hijo y el tuyo propio, pero hay límites ¿cierto? Y lo mejor es dejarlos claro cuanto antes para evitar que a la familia se le pase la mano con eso de “aconsejarte” cómo criar a tu hijo.
Este mal rato es muy común sobre todo en los padres primerizos. Comienzan las historias con un “cuando mi hijo era pequeño y le dio ese mismo síntoma era tal enfermedad” o “así, igual de travieso era tu primo de niño” y las consejas sobre qué alimentos dar, que remedios caseros aplicar, seguidos de una larga lista de etcéteras que hacen que nos comamos el coco y queramos gritar ‘¡basta!’
¿Qué hacer cuando la familia quiere intervenir en la crianza de tu hijo?
Establecer sanos límites
Definir con claridad los límites que separan la participación de los abuelos, tíos y hermanos en la crianza de aquellas acciones que representan un abuso. Ejemplo: marcar los horarios de visitas, llamadas y las rutinas y hábitos del bebé como aspectos que sólo los padres han de considerar.
Hablar con las abuelas, quienes tienden a sobrepasar sin querer los límites cuando están muy entusiasmadas con la llegada de un nuevo nieto, y explicarles cuál será el modo de crianza acordado con la pareja y las recomendaciones médicas dadas al bebé. Pedirles, amorosamente que les dejen experimentar, disfrutar, fallar y crecer junto al recién nacido y que estén para cuando ustedes, padres, se lo soliciten.
Otorgar roles claros. Los padres mantienen el papel protagónico en la crianza. Debe ser así y no dejar que otro miembro de la familia quiera venir a usurpar ese lugar.
Esto de los límites debe dejarse por sentado muy temprano en el embarazo y posterior nacimiento porque pasa con frecuencia que al no definirse, los niños cuando están aprendiendo a hablar comienzan a llamar “mamá” o “papá” a los abuelos y por los nombres de pila a los padres. Situación con muchas implicaciones y que crea un gran caos que afectará en el tiempo la armonía familiar.
Dar información genérica y no detalles
Es muy útil mantener ciertos aspectos de la crianza y acuerdos con la pareja reservados a los demás miembros de la familia. Dar información genérica y no detalles permite que la familia no se inmiscuya en asuntos y decisiones privadas como: religión en la que se criará el bebé, escuela a la que asistirá, su alimentación complementaria, cuidados médicos, etcétera.
De utilidad puede ser hacerte primero la pregunta sobre si resulta conveniente y relevante que la familia sepa ese dato, si aportará soluciones, consejos útiles o te permitirá ver la situación desde otra perspectiva. Si a todas estas preguntas la respuesta es NO. Entonces, mantenla en reserva junto a tu pareja y tu hijo.
Comunicación asertiva y respetuoso
Comunica desde la asertividad y el respeto las decisiones sobre el cuidado y crianza del bebé. Deja explicito cuando quieres un consejo o una opinión y cuando únicamente estas comunicando una decisión que no está sujeta a discusión. Ejemplo: viajes junto al bebé, prohibición de alimentos, aplicación de medicinas, relaciones del bebé con otros miembros de la familia o allegados, mudanzas.
Hablar de la incomodidad con la pareja
Si los suegros están siendo entrometidos, tomando decisiones sobre tu hijo sin consultarte o a tu espalda, coméntalas con tu pareja. Déjale ver dónde está el irrespeto, consulta su opinión y juntos lleguen a una resolución en pro del bienestar del niño y la sana convivencia familiar.
Evita asumir roles de víctima o manipular a tu pareja para que tome decisiones tipo “nosotros o ellos”. Al contrario, junto a la exposición del problema otorga soluciones y alternativas. Asume un rol proactivo que deje en evidencia que tu interés no es causar disgustos o separaciones.
Participación
En primer lugar los abuelos, tíos o hermanos no asumirán el papel de “metiche” si les das desde el principio un rol activo y su cuota de participación en la vida de tu hijo.
Hazles saber a todos lo importante que son y pídeles consejo cuando así lo creas conveniente. Así no se sentirán apartados o dejados a un lado. Obvio que surgirán los celos, pero déjales saber que cada uno de ellos es de relevancia para la crianza de tu hijo y sin ellos la tarea sería más difícil de llevar.
Bibliografía
Todas las fuentes citadas fueron revisadas a profundidad por nuestro equipo, para asegurar su calidad, confiabilidad, vigencia y validez. La bibliografía de este artículo fue considerada confiable y de precisión académica o científica.
- Escrivá, M. V. M., García, P. S., Porcar, A. M. T., & Díez, I. (2001). Estilos de crianza y desarrollo prosocial de los hijos. Revista de psicología general y aplicada: Revista de la Federación Española de Asociaciones de Psicología, 54(4), 691-703. https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/2364995.pdf
- Rangel, J. V. (2003). Estilos de crianza, estilos educativos y socialización:¿ Fuentes de bienestar psicológico?. Acción pedagógica, 12(1), 48-55. https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=2972859
- Jorge, E., & González, M. C. (2017). Estilos de crianza parental: una revisión teórica. Informes Psicológicos, 17(2), 39-66. https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=7044268
- Mestre, M. V., Tur, A. M., Samper, P., Nácher, M. J., & Cortés, M. T. (2007). Estilos de crianza en la adolescencia y su relación con el comportamiento prosocial. Revista latinoamericana de psicología, 39(2), 211-225. https://www.redalyc.org/pdf/805/80539201.pdf
- Rojas, M. (2015). Felicidad y estilos de crianza parental. Documento de Trabajo). México: Centro de Estudios Espinosa Yglesias. https://ceey.org.mx/wp-content/uploads/2018/06/16-Rojas-2015.pdf