7 cosas que una madre hace en secreto por sus hijos

Descubre a continuación cuáles son las siete cosas que una madre hace en secreto por sus hijos. ¡Algunas te sorprenderán!
7 cosas que una madre hace en secreto por sus hijos
María José Roldán

Revisado y aprobado por la psicopedagoga María José Roldán.

Escrito por Equipo Editorial

Última actualización: 10 febrero, 2022

Una madre no duda en llevar a cabo, en secreto, ciertas acciones para velar y favorecer a sus hijos. Se trata de gestos trascendentales, de un valor incalculable, que ella desea otorgar, de corazón, cuando sus hijos no prestan tanta atención.

Sin duda alguna, estos gestos le aportan una gran satisfacción. En ese momento, su felicidad solo puede compararse con la gratitud que sienten por el hecho de poder ser madres y de tener tanto afecto para dar a sus hijos.

Y es que ser madre es una de las experiencias más maravillosas que existen. Por ello, una madre camina con paso ligero y deja su huella de amor en cada pequeño detalle. Para ella no se trata de una obligación sino de una forma de expresar lo mejor de sí misma.

“El bienestar y la felicidad de los hijos son el objetivo principal de toda madre”.

7 cosas que una madre hace en secreto por sus hijos

Todo lo que una madre hace por sus hijos es el reflejo de la mejor de sus intenciones. La forma en la que se esfuerza para expresar afecto, más allá de los abrazos, los besos y los mimos, muchas veces pasan desapercibidas a simple vista.

El corazón de una madre se engrandece día a día con acciones de todo tipo. ¿Alguna vez te has detenido a pensar en ellas? Seguramente ya intuirás algunas, mientras que otras, puede que te sorprendan.

1. Hacer magia para los hijos

Una madre hace magia con lo que tiene y lo que no. ¿Por qué? porque desea que la vida de sus hijos sea lo más bella posible. Porque hacer magia es una de las mil y un formas que tiene de decir:Hijo, te amo con todas mis fuerzas, incondicionalmente”.

7 cosas que una madre hace en secreto por sus hijos.

2. Anticiparse a los deseos

Una madre se anticipa a los deseos de los hijos, prevé necesidades y busca hacer que sus hijos tengan lo esencial para poder ser felices. Sencillamente porque anticiparse a las circunstancias, la llena de emoción y expectativa. ¿Recuerdas aquellos cumpleaños que tu madre preparó con tanto amor para ti? ¿Y aquella presentación para la escuela en la que ambos se quedaron preparando láminas y material visual?

3. Velar el descanso

Una madre vela por el descanso de sus hijos en todo momento. En la salud y en la enfermedad. También en esos viajes en coche, autobús o tren, ella busca mirar a sus hijos a través del retrovisor, aunque sea por un instante, para verlos dormir plácidamente, mientras el sol de la tarde los ilumina.

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4. Nunca se rinde

Una madre nunca se rinde. Aunque tenga miedo, se haya equivocado y a pesar de las dificultades, una madre busca la manera de seguir adelante por y para sus hijos. Y sí, una madre puede llorar, desfallecer y tener ”bajones” como cualquier otro ser humano. Pero al final, siempre sabrá encontrar la forma de ponerse de pie, salir fortalecida y volver a brillar.

5. Busca oportunidades para sus hijos

Una madre siempre busca oportunidades para sus hijos, no solo para verlos alcanzar el éxito sino para que tengan una vida llena de anécdotas hermosas. Por eso, siempre busca momentos para promover la diversión, la felicidad y las mejores cualidades de sus hijos.

6. Ora por los hijos

Independientemente de si es una madre espiritual o no, ella siempre ora por sus hijos, con el objetivo de ir más allá del deseo y la visualización de un futuro bueno. En muchas ocasiones (no solo antes de irse a dormir), una madre ora por sus hijos para rodearlos de protección, seguridad y fuerza. Su diálogo interno florece y, aunque sea intangible, tiene un efecto poderoso.

7. Ella espera, aunque no quiera

Es muy común que, durante la adolescencia, los hijos no quieran pasar tanto tiempo con sus madres y que rechacen sus abrazos y besos: ”¡Mamá, déjame ya no soy un bebé!”. Entonces, a pesar de que ella no quiere apartarse, lo hace.

Aunque extrañe el amor infantil de sus hijos, que acudía a ella cada dos por tres, una madre espera el momento en el que sus hijos quieran volver a ella.  Su amor es tan grande, que decide respetar el deseo de sus hijos para ayudarles a crecer… y porque, en el fondo, sabe que el afecto no ha desaparecido, solo ha cambiado de forma.


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