¿Qué es el trastorno reactivo de la vinculación?

Los tipos de crianza inadecuados o disfuncionales pueden propiciar la aparición de trastornos en la infancia. Entre ellos encontramos el trastorno reactivo de la vinculación. ¿En qué consiste y cuáles son sus características?

Niña saltando por la calle deshinibida.

¿Conoces el trastorno reactivo de la vinculación? Se diagnostica en niños que presentan un patrón de relaciones sociales profundamente alteradas; se trata de niños excesivamente inhibidos o, por el contrario, que actúan con una excesiva familiaridad con desconocidos, con ambivalencia, conductas contradictorias, etc. Este patrón alterado aparece antes de los 5 años de edad.

Una de sus causas es una crianza que no ha tenido en cuenta las necesidades emocionales y físicas del pequeño. También encontramos, entre sus causas, cambios repetidos de cuidadores primarios (que dificultan vínculos estables), falta de estimulación, abandono social, etc.

¿Qué es el trastorno reactivo de la vinculación?

El trastorno reactivo de la vinculación es un trastorno de inicio en la infancia que se caracteriza por un patrón de relaciones sociales sumamente alteradas e inadecuadas para el nivel de desarrollo del niño. Este patrón se da en la mayoría de contextos y en las relaciones iniciadas antes de los 5 años. Aparecen dos síntomas característicos: dificultades en las interacciones sociales y vínculos difusos.Niña feliz en la plaza mayor de Salamanca.

Dificultades en las interacciones sociales

El primer síntoma del trastorno reactivo de la vinculación es una incapacidad persistente en el niño para iniciar la mayoría de las interacciones sociales o para responder a ellas de forma apropiada según su nivel de desarrollo. Esta incapacidad se manifiesta a través de la aparición de respuestas excesivamente inhibidas, hipervigilantes, ambivalentes o contradictorias.

Vínculos difusos

Otro de los síntomas de este trastorno de inicio en la infancia son los vínculos difusos que mantiene el niño con los demás y que se manifiestan a través de una sociabilidad indiscriminada. Así, aparece una acusada incapacidad para manifestar vínculos selectivos apropiados. El pequeño parece que no “discrimina” a la hora de seleccionar o establecer vínculos con las demás personas.

Otras características

Más allá de los síntomas mencionados, es importante saber que el trastorno reactivo de la vinculación no se explica mejor por un retraso del desarrollo y que tampoco es un trastorno generalizado del desarrollo (autismo, síndrome de Rett…). Sin embargo, el trastorno reactivo de vinculación sí puede diagnosticarse con una discapacidad intelectual.

Tipo de crianza

La crianza patológica es la causa de este trastorno. Así, para diagnosticar un trastorno reactivo de la vinculación, la crianza del niño debe cumplir al menos una de las siguientes características:

  • Desatención de las necesidades emocionales básicas.
  • Cambios repetidos de cuidadores primarios, que impiden vínculos estables.
  • Desatención de las necesidades físicas.

Esta crianza es la que originaría las relaciones sociales alteradas e inadecuadas en el niño.

Tipos de trastorno reactivo de la vinculación

El DSM-IV (Manual Estadístico y Diagnóstico de los Trastornos Mentales) establece dos tipos de trastorno reactivo de la vinculación según sus características:

Tipo inhibido (reactivo)

El niño muestra una incapacidad para iniciar interacciones adecuadas, además de una excesiva inhibición, hipervigilancia o relaciones muy ambivalentes y contradictorias. Este tipo de relaciones son más evidentes en momentos de separación y de reencuentro.

Tipo desinhibido (desinhibido)

El segundo tipo de trastorno es el desinhibido. Se caracteriza por un patrón de vínculos difusos y por una gran incapacidad para manifestar vínculos selectivos apropiados.

El pequeño muestra también una exagerada familiaridad con desconocidos, que se manifiesta a través de comportamientos “pegajosos”. Pueden aparecer también relaciones superficiales y frecuentes llamadas de atención por parte del niño.

Cambios en los manuales diagnósticos

Es importante comentar los cambios que ha sufrido este trastorno en los manuales diagnósticos de referencia. Así, el trastorno reactivo de la vinculación, incluido en el DSM-IV-TR como tal, sufre algunos cambios en la nueva edición del manual (DSM-5).Niño en el parque con trastorno reactivo de la vinculación.

Mientras que en el DSM-IV-TR este trastorno podía ser de dos tipos (inhibido-reactivo y desinhibido), estos dos subtipos se convierten en dos categorías diagnósticas independientes en el DSM-5:

  • Trastorno de apego reactivo (el antiguo subtipo reactivo).
  • Trastorno de la relación social desinhibida (el antiguo subtipo desinhibido).

Para poder diagnosticarse cualquiera de estos dos tipos de trastornos del DSM-5, el niño debe tener como mínimo 9 meses. La alteración se hace evidente antes de los 5 años.

Tratamiento del trastorno reactivo de la vinculación

El tratamiento de este trastorno priorizará el cambio de crianza del pequeño de manera urgente. Es decir, se potenciará una crianza positiva y respetuosa; sin embargo, si la desatención ha sido grave o ha aparecido maltrato, deberá denunciarse el caso y puede ocurrir que los padres pierdan la custodia del niño.

En los casos en los que sí pueda trabajarse con la familia, se trabajará a través de la psicoeducación, de técnicas de modificación de conducta, etc., para que los padres puedan empezar a ejercer una crianza respetuosa y que fomente el desarrollo positivo del niño. Más allá de trabajar con los padres, se trabajará también con el niño para que pueda desarrollar relaciones sociales adecuadas según su nivel evolutivo.

“No prepares el camino para el niño, prepara al niño para el camino”.

Anónimo

Es por ello que aquí tomarán especial relevancia aspectos como la autoestima, el autoconcepto, las habilidades sociales, la validación de emociones, la autonomía, el apego, etc.

Bibliografía

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  • Pérez, M., Fernández, J.R., Fernández, C. y Amigo, I. (2010). Guía de tratamientos psicológicos eficaces I y II:. Madrid: Pirámide.
  • Ramírez, M.A. (2005). Padres y desarrollo de los hijos: prácticas de crianza. Estudios pedagógicos (Valdivia).
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