6 alimentos para iniciar la alimentación complementaria
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Iniciar la alimentación complementaria puede ser un momento crítico para muchas madres y en ocasiones, existen dudas acerca de los mejores alimentos para ofrecerle al bebé en este punto. Existen algunas tablas orientativas que ofrecen algunos pediatras, sobre todo, con el objetivo de evitar los comestibles potencialmente negativos para el bebé en los inicios de la alimentación complementaria.
Antes de comenzar es clave destacar que se recomienda ofrecer leche materna hasta el primer año de vida, pues se trata del alimento de mayor calidad para los bebés. Durante los 6 primeros meses, la lactancia ha de ser exclusiva y a partir de ahí, continuar como alimento principal y complementarse con los sólidos de la pauta para aumentar más la densidad nutricional.
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Alimentos para iniciar la alimentación complementaria
A continuación, vamos a comentarte cuáles son los mejores alimentos para dar inicio a esta etapa maravillosa de la vida de tu hijo. Son todos productos frescos y de buena calidad, que consiguen aportar un buen puñado de nutrientes esenciales para el pequeño organismo.
1. Plátano
El plátano es una de las mejores frutas para incluir en este momento. Se trata de un producto que aporta calorías y carbohidratos de alto nivel, además de micronutrientes necesarios para garantizar el crecimiento y el desarrollo del infante.
Entre ellos podemos destacar el potasio, un ion importante en el funcionamiento celular, y la fibra, que favorece al tránsito intestinal del pequeño. Así, se evita el estreñimiento que es tan común en este momento de cambios alimenticios.
2. Zanahoria
La zanahoria es una de las verduras que más cantidad de vitamina A concentra. Hablamos de un nutriente que participa en la visión y que contribuye a estimular la síntesis endógena de colágeno, la proteína más abundante en el organismo humano. Y un dato aún mejor es que también ofrece un efecto antioxidante.
3. Pollo
El pollo es una de las primeras carnes que se pueden incluir en la alimentación complementaria y resulta una fuente exquisita de proteínas de alto valor biológico. Estos nutrientes contienen todos los aminoácidos esenciales y además, le otorgan al comestible una buena puntuación en cuanto a digestibilidad.
Finalmente, las proteínas son nutrientes determinantes para mantener un adecuado ritmo de crecimiento y desarrollo en esta etapa importante de la vida.
4. Brócoli
Las verduras crucíferas están recomendadas en el contexto de casi cualquier dieta, ya que aportan una cantidad significativa de fitoquímicos con capacidad antioxidante. Dichos compuestos neutralizan la formación de los radicales libres y su posterior acumulación en los tejidos del organismo. Gracias a este efecto, se reduce el riesgo de desarrollar patologías crónicas y complejas con el paso de los años.
5. Patata
Los tubérculos también se pueden introducir de forma temprana en la alimentación complementaria. Lo mejor es prepararlos cocidos o al vapor.
Estos alimentos que son capaces de aportar carbohidratos complejos de buena calidad y fibra. También, concentran en su interior micronutrientes como la vitamina C, necesaria para que el sistema inmune funcione de un modo eficiente.
6. Judías
Las judías suponen uno de los ingredientes más habituales de las papillas para los bebés. Cuentan en su interior con nutrientes de calidad y también aportan fibra. Conviene optimizar su consumo durante las primeras etapas de la vida para conseguir que se configure una microbiota sana y eficiente.
Introduce alimentos de calidad para iniciar la alimentación complementaria
Como has visto, es clave seleccionar correctamente los alimentos que se introducirán en la dieta para iniciar la alimentación complementaria. Hay que apostar siempre por los productos frescos con alto contenido en nutrientes esenciales. Del mismo modo, evitar incluir en la pauta azúcares añadidos, grasas de tipo trans o aditivos artificiales. Estos elementos pueden dañar el funcionamiento del organismo con el paso del tiempo.
Para terminar, recuerda que es vital comenzar a promover buenos hábitos de vida desde las primeras etapas de la vida. No solo basta con comer bien, también es clave realizar ejercicio físico de manera regular, exponerse al sol con frecuencia y dormir adecuadamente cada noche. Solamente así se podrá prevenir de manera eficiente el desarrollo de patologías crónicas y complejas con el paso de los años.
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