La importancia de educar las emociones en casa

Educar las emociones en casa desde una edad temprana proporcionará a nuestros hijos las herramientas para desenvolverse de una manera más flexible en su ambiente.

Educar las emociones en casa es fundamental para el correcto desarrollo de los niños.

La mayoría de las veces los adultos no sabemos manejar nuestras propias emociones, lo que hace que nos resulte mucho más difícil encargarnos de las de nuestros hijos. No es una tarea fácil, sin embargo, tampoco es imposible.

Al igual que sucede con las enfermedades, muchas veces es mejor prevenir que curar. Por eso es fundamental tratar de educar las emociones en casa antes de que la incapacidad de comunicación y expresión de las mismas por parte de nuestros hijos requiera de algún tratamiento o terapia especializada. Así, es importante que los niños realicen actividades y tareas junto con sus padres donde puedan expresar sus emociones por medio del movimiento, la pintura o la cocina.

La importancia de definir nuestras emociones

Las emociones son nuestras más fieles compañeras; de hecho, muchas veces las tenemos tan interiorizadas que en ocasiones es difícil darse cuenta de etiquetarlas y catalogarlas debidamente. Cuando nos preguntan cómo nos sentimos, la respuesta siempre suele ser “bien” o “muy bien”; sin embargo, ¿es así como nos sentimos en realidad? Nuestro vocabulario suele ser pobre cuando tratamos de poner nombre a nuestras emociones, por lo que normalmente preferimos dar una respuesta vaga y positiva.

Empezar por conocer nuestras propias emociones y saber cómo nos sentimos nos ayudará a conocernos en profundidad, a dar un sentido a muchas de nuestras actuaciones y a poder dirigir y gestionar mejor nuestras formas de reaccionar.

Emociones según las edades

Desde que nacemos, las emociones están presentes en nosotros, y todas ellas son necesarias y adaptables. Sin embargo, existen algunas emociones que surgen con más impulso en unas edades que en otras. Te presentamos algunos ejemplos

  • El miedo a lo desconocido se presenta entre los nueve meses y los dos años de edad.
  • La frustración aparece en torno a los dos y tres años.
  • El miedo a la oscuridad se manifiesta aproximadamente a los cinco años.
  • El orgullo aflora en la primera etapa escolar, debido a la necesidad de que los niños hagan cosas por sí mismos.
  • La envidia nace a los siete años, cuando los niños empiezan a contrastarse con sus compañeros.
  • La culpa se empieza a desarrollar durante la etapa escolar.
  • La vergüenza se hace más obvia durante la preadolescencia.
  • La soledad se acentúa en el periodo de la adolescencia.

“Educar las emociones en casa no solo consiste en saber identificarlas, sino también en ayudar a nuestros hijos a gestionarlas y controlarlas en los momentos necesarios”

La negación de las emociones

Un gran problema con el cual nuestra sociedad se enfrenta es la permanente negación de las emociones que nos desagradan pero que también son esenciales en nuestra vida diaria. Así, el enfado, la ira o el miedo son necesarias en su justa medida. La clave está en saber catalizarlas y emplearlas como se deben.

Por ejemplo, la dificultad del enfado radica en hallar la manera de expresarlo adecuadamente, sin caer en la exageración extrema o la provocación.  No obstante, muchas veces es el mecanismo que tenemos para expresar que algo no nos gusta. De igual modo, el miedo nos hace ser prudentes al actuar, pero cuando este es excesivo puede llegar a bloquear nuestra mente.

 

 

Educar las emociones en casa

Según los expertos en el tema, la educación con el transcurso del tiempo ha ido evolucionando. Las emociones ganan notabilidad, y todo ello gracias a la visión de diversas publicaciones científicas que afirman que el éxito de las personas depende fundamentalmente de su inteligencia emocional y social.

En los últimos tiempos se ha podido comprobar que los centros educativos que apuestan por la educación emocional de sus estudiantes obtienen mejores resultados académicos. Además estos alumnos tienen una mayor capacidad de reducción y resolución de los conflictos.

Los niños muchas veces tienen episodios de rabietas de forma involuntaria

Asimismo, las familias poco a poco toman un papel distinguido en este espacio. Los padres y madres asisten a las escuelas de padres para instruirse en la manera correcta de hablar con sus hijos y saber atender a sus emociones.

Los padres también deben aprender

La familia es el primer lugar donde se construyen los primeros vínculos, relaciones y emociones. Los padres son los modelos y guías a seguir por sus hijos, por lo que antes de educar las emociones en casa es fundamental que los padres sean los primeros en equilibrar y aprender a controlar las suyas

“Preparar y proveer a los niños en el camino de expresar sus emociones favorece su desarrollo individual y social”

La clave para el correcto desarrollo de los niños empieza por la educación emocional en casa. Si desde su niñez reciben una buena educación emocional, cuando sean adultos serán capaces de afrontar debidamente todos los problemas y dificultades que se les presenten.

Bibliografía

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