¿Qué hacer cuando un bebé vomita por boca y nariz?

El hecho de que un bebé vomite por la boca y la nariz resulta normal, sobre todo en los primeros meses de vida, pero es importante saber qué hacer.

Si tu bebé vomita por la boca y la nariz de forma frecuente, es posible que se debe a la regurgitación. Esto sucede por la inmadurez del sistema gastrointestinal y causa inquietud en los padres, sobre todo cuando ocurre varias veces al día.

Los vómitos en los bebés menores de un año responden, por lo general, a causas funcionales benignas y no a una enfermedad o problema de salud a futuro. El estómago del recién nacido es muy pequeño, de manera que no puede retener mucha leche en su interior. Como consecuencia, el contenido se devuelve si se excede la capacidad.

Con el pasar de los meses, la regurgitación y los vómitos se hacen menos frecuentes. A pesar de ello, conviene distinguir cuándo se trata de una regurgitación normal y cuándo es una patológica. Sigue leyendo y entérate cómo proceder si tu bebé vomita por la nariz y la boca.

¿Es normal que un bebé regurgite por la nariz?

La regurgitación infantil ocurre cuando la leche o los alimentos se devuelven del estómago a la boca y salen al exterior a través de ella o de la nariz, sin esfuerzo por parte del bebé. El grupo más afectado son los pequeños de un mes de nacido, aunque se puede presentar durante toda la lactancia y mucho más allá.

La Asociación Española de Pediatría estima que el 75 % de los lactantes menores de 4 meses presenta regurgitaciones. Estas suelen ser espontáneas, en ocasiones como un eructo, que no provocan molestias en el bebé. Lo más común es que aparezcan dentro de la primera hora después de las tomas de leche.

Ahora bien, la regurgitación puede ser una manifestación del reflujo gastroesofágico, que es el resultado de la incompetencia del esfínter esofágico inferior. Dicha compuerta separa al estómago del esófago y, al no estar suficientemente desarrollada, permite que los alimentos se devuelvan ante los cambios mínimos de posición.

Una de las acciones que suelen generar reflujo con mayor frecuencia es recostar al niño luego de comer. El reflujo gastroesofágico es fisiológico al principio y suele desaparecer por sí solo alrededor de los 18 meses, de acuerdo con un trabajo publicado en Italian Journal of Pediatrics.

Al estar conectadas la boca y la nariz por medio de la faringe, es posible que el vómito sea expulsado a través de cualquiera de los dos orificios. Una de las causas comunes es la sobrealimentación del pequeño.

¿Por qué un bebé vomita por la boca y la nariz?

La mayoría de los episodios de regurgitación en bebés no provocan malestar en ellos. En inglés se suele utilizar el término happy spitters para aludir a la poca incomodidad que genera en los pequeños. Muchas veces, entonces, un bebé que elimina leche por la boca y la nariz origina más frustración en los padres que en ellos mismos.

Pero el vómito sí puede causar desazón en el bebé, pues en este caso los músculos abdominales y el diafragma se contraen de forma brusca y hacen que la salida del contenido gástrico sea enérgica y desagradable.

Pero, ¿por qué sale el contenido por la nariz al vomitar? La nariz y la boca están conectadas internamente por la faringe y, esta, a su vez, con el esófago. Por lo tanto, si hay regresión del contenido estomacal a través del esófago, este puede expulsarse a través de los dos orificios.

Entre las causas de los vómitos en los bebés se destacan las siguientes:

  • Sobrealimentación: si se brinda más cantidad de alimento al bebé que el que cabe en su estómago, este lo devolverá.
  • Alergias: ya desde los primeros meses de vida el bebé puede manifestar síntomas de alergias alimentarias. Esto causa malestares como el vómito, la diarrea o la distensión abdominal.
  • Infecciones intestinales: la gastroenteritis en el bebé puede producir diarreas y vómitos.
  • Alteraciones anatómicas en el tubo digestivo: algunos pequeños pueden presentar malformaciones en el estómago que causen este síntoma. Una de las alteraciones es la estenosis hipertrófica del píloro, estando muy asociada a vómitos, según investigaciones.

¿Cómo se puede evitar que un bebé vomite?

Lo primordial es evaluar la causa habitual de esta afección. Para ello, se debe valorar la cantidad de alimento que se le ofrece, si esta reacción ocurre cuando la madre come un alimento específico y luego amamanta o si aparece solo con la leche de fórmula.

Para prevenir que tu bebé vomite por la boca y la nariz, ten en cuenta estos consejos:

  • Disminuye la cantidad de alimento que le ofreces en cada toma. Así, el estómago del pequeño tendrá una cantidad de leche que pueda manejar, por lo que se reducirá el retorno de la misma.
  • Aumenta la frecuencia de las tomas. Este hecho resulta fundamental cuando se reduce la cantidad de alimento en cada toma. La recomendación general es la lactancia materna a demanda, es decir, cada vez que el niño lo requiera.
  • No dejes que el bebé este hambriento. Siguiendo la recomendación anterior, no debes dejar que tu bebé pase muchas horas sin comer, pues hace que se alimente más rápido y esto puede favorecer a las regurgitaciones y a los vómitos.
  • Mantén al bebé en posición vertical sobre tu hombro luego de alimentarlo. La idea de esta recomendación es favorecer la expulsión de gases de tu bebé, de esta manera evitamos que el contenido estomacal retorne junto a un eructo en el futuro.
  • Evalúa los alimentos que le ofreces y la forma de prepararlos. Si bien lo ideal es mantener la lactancia materna exclusiva hasta los 6 meses, después de este periodo deberás estar muy al pendiente de lo que come, pues algunos alimentos podrían caerle mal.
  • Evita los juegos bruscos después de comer. Debes mantener a tu bebé en reposo y en posición vertical al menos 30 minutos después de cada comida. Los juegos activos y las hamacas antes de este tiempo pueden causarle náuseas y precipitar el vómito.
  • Experimenta con tu alimentación. Durante la lactancia, los alimentos que consumas pueden afectar a tu bebé. Por ello, resulta fundamental identificar si alguna comida aumenta la frecuencia de los vómitos y si es así, lo más adecuado es eliminarla.

También puedes reparar en la tetina del biberón. En función de su diseño y tamaño, esta puede favorecer el que el pequeño succione grandes cantidades de aire. Asegúrate además de no vestirlo con ropa que le apriete el abdomen, algo que aplica también con el ajuste del pañal. Por último, recuerda siempre acostar a tu bebé boca arriba luego de esperar un tiempo prudencial después de comer.

Es importante acudir al pediatra para poder determinar las causas del vómito. Principalmente, si hay presencia de sangre o si tiene alguna característica que nos llame la atención.

¿Cómo debemos proceder cuando un bebé vomita por boca y nariz?

Los vómitos que se producen tras las tomas o la alimentación no suelen ser abundantes ni persistentes. Aun así, si tu bebé vomita por la boca y la nariz mantén la calma, evita mover al pequeño y mantenlo en posición vertical por unos minutos.

Si los vómitos ocurren seguido y además son abundantes, ofrécele tomas pequeñas y frecuentes para mantenerlo hidratado y llévalo a ver al pediatra.

También, conviene tomar la temperatura corporal del niño y evaluar los síntomas que acompañan al vómito. De igual forma, es recomendable acostar al bebé boca arriba para dormir y girarle levemente la cabeza hacia uno de los lados. Todo esto evitará que se ahogue en caso de vomitar.

¿Cuándo los vómitos pueden resultar un problema?

Como ya lo hemos mencionado, los vómitos y las regurgitaciones son normales durante el primer año de vida. Siempre y cuando el bebé aumente de peso y no presente ningún síntoma asociado, no habrá de qué preocuparse.

Sin embargo, existen ciertas señales que deben despertar las alarmas y pueden indicar la presencia de alguna afección. Por ello, deberás ponerte en contacto con el pediatra lo antes posible si notas alguno de los siguientes síntomas:

  • Pérdida de peso o ganancia inadecuada.
  • Vómito verde, amarillo, con sangre o similar a granos de café.
  • Rechazo constante en la alimentación.
  • Sangre en las heces.
  • Dificultad respiratoria.
  • Vómitos constantes a partir de los 6 meses.
  • Llanto frecuente e irritabilidad.
  • Presencia de signos de deshidratación.

Una afección común que desaparece con el tiempo

Como puedes ver, si tu bebé vomita por boca y nariz no debes alarmarte en exceso. Seguir las recomendaciones indicadas es más que suficiente hasta que al bebé se le pase el malestar. Eso sí, lo ideal será consultar con el pediatra ante cualquier duda, sobre todo si notas señales de alarma.

Bibliografía

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