Ser madre requiere de mucho esfuerzo, aprendizaje y dedicación, pero la retribución es gozar de un amor gigante. Cada dificultad, cada tarea, cada lágrima vale la pena. Implica construir un vínculo sólido y fuerte para toda la vida. Además, corresponde ser el soporte principal de un ser humano que aprenderá mucho o casi todo de ti.
La responsabilidad es enorme y eso nos puede llevar a preguntarnos más de una vez si lo estamos haciendo bien. De cualquier modo, aunque no es lo más sencillo del mundo, la maternidad es una de las experiencias más hermosas. Cada vivencia nos enseña a ser mejores personas, a ser más resilientes, decididas y fuertes.
Esto ocurre debido a los cambios que vivimos desde que inicia el embarazo, el dolor del parto, las noches de desvelo, la recuperación del postparto. Cada etapa implica una prueba ante la vida y una nueva oportunidad para hacer todo mejor. Sin lugar a dudas, todo esto nos indica que aunque no hay una madre perfecta, hay un millón de formas de ser buenas madres.
“¿Lo estoy haciendo bien?”
Cuando vivimos la maternidad por primera vez, muchas veces nos atacan las dudas: “¿Lo estoy haciendo bien? ¿Esto es lo mejor para mi bebé?”. Sin embargo, este es un proceso normal en donde damos lo mejor de nosotras y priorizamos la vida de nuestros hijos como nadie más lo haría.
Además, con la llegada de un hijo a nuestra vida, los cambios son inevitables y comenzamos a poner su bienestar como prioridad. Es en ese momento en el que nos damos cuenta de que compartimos una parte importante de nuestro cuerpo con alguien más. Que esa personita puede llegar a ser más relevante en nuestra vida que nuestros propios proyectos y que se va a adueñar de nuestra sonrisa por muchísimo tiempo.
Entonces volvemos a la pregunta: “¿Lo estoy haciendo bien?”. Sí, y lo seguirás haciendo cada vez mejor. Pues crecerás al mismo tiempo que tu pequeño lo hace, se enseñarán mutuamente y a medida que sea más grande verás el resultado de toda tu entrega y esfuerzo.
Un millón de maneras de ser buena madre
Así como nadie es perfecto en el mundo, tampoco existe una única forma de ser la madre más correcta y adecuada. Y es que los patrones y modelos solo pueden hacer que nos limitemos a dar menos de lo que podríamos en una situación tan especial como esta.
A pesar de que todas las personas tenemos nuestras inseguridades y defectos, en la maternidad sacamos a flote lo mejor de nosotras y nos arraigamos a nuestras habilidades para superar los obstáculos.
Así es como brilla la luz propia de cada mujer junto a su pequeño. Y aunque los errores también tengan lugar, las buenas intenciones siempre permitirán resolver los problemas y hacerlo mejor las próximas veces.
En definitiva, la clave de ser una buena madre es mantenerse fiel a su esencia, confiar en sus fortalezas, conocer sus debilidades y actuar con todas sus herramientas ante la vida. Así es como tomamos las riendas de nuestra vida, le damos lo mejor a nuestros pequeños y nos permitimos ser felices en medio de esta maravillosa experiencia.
Bibliografía
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- Clavero, J. (2019). Los riesgos de ser madre en el siglo XXI. Revista Anales Ranm. Recuperado el 20 de octubre de 2021, de: https://analesranm.es/wp-content/uploads/2019/numero_136_02/pdfs/ar136-rev02.pdf