Se conoce con el nombre de hemorragias uterinas a cualquier sangrado anormal fuera del período de menstruación sin guardar relación con este. Por lo general, son sangrados provenientes del endometrio, provocados por alteraciones hormonales características de la menopausia o la adolescencia. Los expertos aseguran que esta condición se da en un 30% de las mujeres a nivel mundial.
Consideraciones generales de las hemorragias uterinas
Se considera una hemorragia uterina normal cuando forma parte del período menstrual y aparece cada 28 días, con una duración de 5 días, y cuando el sangrado no es excesivo. Una alteración en las medidas normales en cuanto a frecuencia, duración y cantidad es una hemorragia uterina disfuncional o anormal.
Síntomas de las hemorragias uterinas anormales
Los síntomas más frecuentes son:
- Hemorragia posterior a las relaciones sexuales.
- Sangrados abundantes en el día sin razón aparentes.
- Sangrado después de la menopausia.
- Manchas o sangrado excesivo entre períodos.
- Sangrados excesivos acompañados con coágulos durante la menstruación.
Otros síntomas relacionados con estos sangrados son: anemia, cambios drásticos de humor, ataques de ira, resequedad vaginal, cansancio y fatiga.
Posibles causas de las hemorragias uterinas disfuncionales
Las hemorragias uterinas pueden deberse a múltiples causas que van desde anomalías estructurales del útero, hasta complicaciones serias como presencia de tumores. Otras causas pueden ser:
- Alteraciones en la estructura del endometrio.
- Periodos anovulatorios, es decir, sin ovulación.
- Pólipos endometriales, miomas o fibromas.
- Lesiones vaginales consecuencia del uso de dispositivos intrauterinos.
- Medicación o trastornos hormonales que afecten la producción de estrógenos o progesteronas.
- Enfermedad de la tiroides o de las glándulas suprarrenales.
- Cambios radicales de peso.
- Presencia de cáncer o infecciones en el útero.
El ciclo menstrual es diferente en cada mujer. Por ello, conviene determinar mediante exámenes físicos, de sangre y ecografía las posibles causas de las hemorragias uterinas.
Tipos de hemorragias o sangrados uterinos disfuncionales
Debido a las variaciones ocurridas durante el sangrado, un experto determinará qué tipo de sangrado existe para proceder con el diagnóstico. Los tipos de sangrados más comunes son:
- Polimenorrea. Son hemorragias con interrupciones excesivamente cortas o frecuentes, es decir, ciclos de 21 días o menos. Estos sangrados son normales en cantidad y duración.
- Hipermenorreas. Consiste en sangrados abundantes con una duración de más de 7 días.
- Polimenorragia. Son sangrados excesivos con una duración mayor a 7 días, cada 21 días o menos.
- Hemorragias acíclicas. Son aquellas que aparecen de forma anormal sin guardar relación con el período menstrual.
- Metrorragias. Son pérdidas irregulares de sangre con intensidades variables que desequilibran el ciclo menstrual.
- Hemorragias intermenstruales. Son aquellos sangrados que se producen entre período y período.
Complicaciones de las hemorragias uterinas
Un sangrado profuso constante puede traer complicaciones serias para la salud de la mujer. Las más frecuentes son:
- Incremento del riesgo de padecer cáncer de endometrio.
- Anemia crónica por excesivo sangrado.
- Incapacidad para quedar embarazada, ya sea por la imposibilidad de ovular o por los trastornos hormonales.
- Desmejora de la calidad de vida debido al cansancio y fatiga constante.
Estas complicaciones se pueden evitar consultando al médico ante cualquier caso de sangrado anormal.
“Una alteración en las medidas normales en cuanto a frecuencia, duración y cantidad es una hemorragia uterina disfuncional o anormal”
Tratamientos empleados para tratar las hemorragias uterinas
Para elegir el tipo de tratamiento adecuado conviene realizar un diagnóstico exacto. Para ello, el profesional de la salud ordenará:
- Exploración física.
- Pruebas de sangre que midan los niveles de hormonas y el alcance de la patología. Además, se incluye prueba de embarazo para descartar hemorragias relacionadas con la implantación embrionaria.
- Ecografía pélvica, abdominal y transvaginal; biopsia, legrados, histeroscopia y tomografías.
En función del diagnóstico, se pueden llevar a cabo estos tratamientos:
- Tratamiento médico a base de medicamentos tales como píldoras con estrógenos y progesterona, anticonceptivos orales, antiinflamatorios no esteroideos y antifibrinolíticos. Todo ello complementado con una alimentación balanceada alta en nutrientes y vitaminas para reponer las pérdidas causadas por el sangrado.
- Suplementos a base de hierro o para estimular la ovulación.
- En caso de que la causa sea un fibroma, mioma o pólipos, el profesional determinará si es prudente un tratamiento quirúrgico.
La idea es atacar la causa del sangrado, de esta forma mejorarán los síntomas.
Las hemorragias uterinas pueden ser síntomas de una complicación grave, por lo que determinar la causa es el objetivo primordial. Por tal razón, ante cualquier señal consulta a tu doctor de confianza.