El descanso adecuado es esencial para el desarrollo saludable de los más pequeños. Saber cuánto tiempo de siesta necesitan los niños en cada etapa de la infancia no solo es importante para su bienestar, sino que también les ayudará a establecer hábitos de sueño oportunos desde una edad temprana.
Los niños no pueden tolerar largos períodos de vigilia sin descansar. Es por eso que las siestas a lo largo de la jornada son fundamentales para recargar energías y asegurar un desarrollo óptimo. ¿Cuántas veces al día y cuánto tiempo deben dormir los niños durante el día? Esta es una pregunta común entre los padres preocupados por el sueño de sus hijos. Aquí te lo aclaramos.
La importancia de las siestas en los niños
Las siestas no son simples pausas en la actividad diaria de los más pequeños, sino que desempeñan un papel crucial en su crecimiento y bienestar. Los niños necesitan momentos de descanso durante el día para promover un desarrollo físico y mental saludable.
Durante el sueño, los pequeños consolidan sus aprendizajes, fortalecen su sistema inmunológico y permiten que su cuerpo se recupere del desgaste diario. Las siestas, en particular, ofrecen un tiempo valioso para que recarguen energías y estén listos para afrontar las actividades y desafíos que les esperan con vitalidad y buen ánimo.
Estos son algunos de los beneficios de las siestas en los niños:
- Mejoran el sueño nocturno.
- Proporcionan un tiempo de descanso para los cuidadores.
- Mejoran el desarrollo cognitivo, la concentración y la memoria.
- Evitan el cansancio excesivo al prevenir momentos de fatiga y mal humor.
Duración recomendada de la siesta según la edad
Desde los primeros días de vida, cuando los bebés pasan la mayor parte del tiempo durmiendo, hasta la infancia temprana y luego en la etapa escolar, tener algunas horas de descanso durante el día asegura un crecimiento y desarrollo óptimo. Por lo tanto, las siestas no son optativas, sino una necesidad biológica.
Pero el tiempo y duración de la siesta en los niños varía según las particularidades de cada pequeño. Todo depende de la edad, el infante y la cantidad total de sueño acumulado durante cada período de 24 horas. Aunque las necesidades de sueño son individuales, la Academia Estadounidense de Medicina del Sueño recomienda una cierta cantidad de horas de descanso que cada grupo de edad debe dormir en 24 horas.
Recién nacidos hasta 6 meses
Durante los primeros meses de vida, los bebés tienen la necesidad de dormir la mayor parte del tiempo. Suelen alternar entre dormir y despertarse a lo largo de las 24 horas del día, con períodos de sueño interrumpidos de cada dos o tres horas para alimentarse. A medida que se acercan a los cuatro meses de edad, el ritmo de sueño comienza a estabilizarse.
Es así que, durante la noche, los bebés duermen entre 9 y 12 horas interrumpidas por las alimentaciones nocturnas. Durante el día, las siestas son cortas y frecuentes, en general son un total de 3 a 5, con una duración promedio de 30 minutos a 2 horas cada una.
En esos primeros meses, el cerebro del bebé no tiene la capacidad de diferenciar entre el día y la noche. Debido a que el sueño en esta etapa es variable y se distribuye de manera más uniforme a lo largo de toda la jornada, no existe una recomendación estándar sobre cuánto tiempo debe durar la siesta de los niños de esta edad.
Los pequeños simplemente dormirán, se despertarán para comer, harán sus necesidades y volverán a dormir. Los adultos deben estar atentos a estos patrones y responder con un ambiente tranquilo y seguro que facilite su descanso.
Los bebés de esta edad deberían dormir entre 14 a 18 horas por día.
El tiempo de la siesta en los niños de 6 meses a 1 año de edad
A medida que los bebés crecen, comienzan a distinguir entre el día y la noche, en ese sentido, adoptan un ritmo de sueño más regular. A esta edad, es habitual que los pequeños duerman entre 6 y 8 horas durante la noche, además de un segundo período de sueño más corto. El resto del tiempo de sueño se completa con siestas durante el día.
Dado que descansan mejor de noche, es probable que los niños de esta edad reduzcan la cantidad de siestas durante el día, y que estas sean un poco más largas. Aunque el tiempo y la cantidad depende de cada niño, en general se recomienda que tengan entre 2 a 3 siestas al día con una duración de 1 a 3 horas cada una.
Desde esta etapa, los padres pueden fomentar un horario de sueño más consistente. Por ejemplo, para un bebé que está por cumplir su primer año, lo ideal es incluir una siesta por la mañana y otra por la tarde. La rutina de sueño se completa acostando al pequeño entre las 7 y las 8 de la noche, aunque esto puede variar, según las necesidades y hábitos individuales y familiares.
Siempre que el bebé esté sano, feliz y cumpla con la cantidad total de horas de descanso recomendadas, la variabilidad en la cantidad y duración de las siestas no debe ser motivo de preocupación.
Se recomienda un total de 12 a 16 horas de sueño por día, incluidas las siestas.
Las siestas de los niños de 1 y 3 años
A esta edad, los pequeños pueden permanecer despiertos por tramos de alrededor de 6 horas antes de sentir la necesidad de volver a descansar. Por esta razón, se recomienda que duerman una o dos siestas durante el día.
En general, se aconseja que las siestas sean por la tarde, con una duración ideal de 1 a 3 horas. Es importante que estas no se realicen demasiado cerca de la noche, ya que podrían dificultar conciliar el sueño.
Este corte a mitad del día ayuda a los pequeños a reponer su energía y promover su bienestar. Además, favorece el desarrollo cognitivo, el aprendizaje de nuevo vocabulario, mejora la memoria, la atención y el procesamiento de las emociones.
En cuanto al horario de acostarse, los pequeños de esta edad se benefician de irse a la cama temprano, alrededor de las 7 u 8 de la tarde. De todos modos, este horario puede variar según las necesidades individuales de cada niño y la hora en que se despierten por la mañana.
Se recomienda que los niños de 1 a 3 años duerman un total de 11 a 14 horas diarias, incluidas las siestas.
Entérate: La siesta es necesaria hasta los 3 años
Las siestas en la etapa preescolar: de 3 a 5 años
Durante la etapa preescolar, que abarca desde los 3 hasta los 5 años de edad, los niños suelen dormir un promedio de entre 11 y 12 horas por la noche, y es común que realicen una siesta por la tarde. Sin embargo, al final de esta etapa, muchos pequeños ya no necesitan descansar a mitad del día, sobre todo si duermen lo suficiente durante la noche, pues ya pueden permanecer despiertos en tramos de entre 6 y 8 horas.
A medida que los niños crecen, es posible que experimenten una transición gradual hacia un patrón de sueño enfocado en la noche. De esta manera, las siestas se vuelvan menos frecuentes. Durante esta transición, algunos niños pueden tomar siestas en días alternos o incluso abandonarlas por completo. Sin embargo, si a esta edad tu hijo ya no duerme la siesta, es recomendable ofrecerle un momento de tranquilidad por la tarde para que pueda relajarse y recargar energías.
También, se recomienda ajustar el horario de acostarse para asegurar la cantidad adecuada de sueño total. Al adelantar un poco la hora de ir a la cama, puedes compensar la pérdida de las siestas diurnas y garantizar que tu niño esté descansado y preparado para afrontar el día siguiente.
La duración recomendada de sueño para niños de 3 a 5 años es de 10 a 13 horas en total, incluyendo la posibilidad de una siesta.
El tiempo de siesta en los niños de 6 a 12 años
Cuando los niños comienzan a asistir a la escuela, una de sus principales tareas es aprender. Dormir lo suficiente contribuye a mantener su interés y atención durante las clases. Por el contrario, la falta de sueño puede afectar de forma negativa su capacidad para concentrarse y comportarse en la escuela, lo que puede llevar a un rendimiento académico inferior y dificultades en actividades extracurriculares.
Además, un descanso inadecuado, según una revisión de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, se asocia con un mayor riesgo de obesidad, diabetes, lesiones y mala salud mental.
A medida que los niños crecen, suelen cubrir las horas de sueño que necesitan durante la noche. Entonces, es posible que ya no requieran realizar siestas durante el día. De todos modos, es importante que los adultos propicien un horario de descanso adecuado para que los pequeños logren descansar el tiempo necesario. Muchas veces habrá que enviarlos a la cama más temprano por la noche para compensar la falta de descanso durante el día.
Durante la etapa escolar, que abarca desde los 6 hasta los 12 años de edad, los niños necesitan dormir entre 9 y 12 horas en total.
¿Qué ocurre si tu hijo no duerme suficientes siestas?
Si tu hijo no duerme lo suficiente durante el día, es probable que comiences a notar cambios en su comportamiento y estado de ánimo. Puede volverse irritable, molesto o llorar sin una causa aparente. También puede mostrar signos de hiperactividad.
Si estás preocupado por el descanso de tu hijo, aquí hay algunas preguntas que pueden orientarte:
- ¿Le cuesta mucho levantarse por la mañana?
- ¿Tu hijo parece estar cansado durante el día?
- ¿Se vuelve nervioso, inquieto e irritable al final de la tarde?
- ¿Está tu hijo desconcentrado, impaciente, hiperactivo o agresivo?
- ¿Tiene dificultades para concentrarse en las tareas escolares u otras actividades?
Si respondiste que sí a alguna de estas preguntas, puede ser necesario realizar ajustes en el horario de sueño de tu hijo. Esto puede implicar:
- Ajustar la duración de las siestas.
- Crear un ambiente propicio para dormir.
- Establecer horarios de descanso más regulares.
Será oportuno dialogar al respecto con el pediatra para que te asesore al respecto.
¿Cómo crear una rutina para la siesta de tu hijo?
Establecer una rutina para la siesta de los niños puede ser fundamental para ayudarlos a descansar el tiempo y las veces que necesitan. Aquí tienes algunos consejos para crear un hábito de sueño efectivo.
- Crea un ambiente propicio para dormir: asegúrate de que el lugar donde duerma tu hijo sea tranquilo, oscuro, fresco y cómodo.
- Sé consistente: trata de sostener la rutina de la siesta todos los días, incluso los fines de semana, para mantener el ritmo de sueño de tu hijo.
- No fuerces la siesta: si tu pequeño se resiste a dormir, déjalo que en cambio tenga un momento de tranquilidad para que juegue solo en su habitación.
- Mantén un horario regular: intenta que la siesta se realice a la misma hora y tenga la misma duración todos los días para establecer un ritmo circadiano saludable.
- Fíjate en las señales de sueño: observa las señales que indican que tu hijo está cansado, como ponerse inquieto o frotarse los ojos, y acuéstalo cuando parezca tener sueño.
- Evita las siestas tardías: si es posible, trata de que la siesta no se aproxime a la hora de ir a la cama de la noche. Deberían transcurrir al menos cuatro horas entre la última siesta y el descanso nocturno.
- Implementa actividades relajantes: realiza actividades tranquilas antes de la siesta, como leer un cuento, cantar canciones de cuna, hacerle masajes o escuchar ruido blanco o música suave para ayudar a tu hijo a relajarse.
- Deja que tu pequeño se despierte solo: lo ideal es permitir que los niños se despierten de la siesta de manera natural para que puedan tener el descanso completo que necesitan. Sin embargo, si debes despertarlo antes, hazlo con suavidad y de forma gradual y tranquila.
Puede llevar tiempo encontrar la rutina de siesta perfecta que funcione para tu hijo. Sé paciente y sigue probando diferentes enfoques hasta encontrar lo que funcione mejor para él.
Entender las siestas de los niños
Las siestas en los niños son necesarias; pero cada infante es único, tiene sus propias necesidades de sueño y no existe una edad en la que se deban reducir o eliminar los momentos de descanso. Las señales de tu hijo te ayudarán a comprender qué es lo que necesita para que lo acompañes mejor.
Establecer una rutina consistente y adaptada a las necesidades de los niños puede facilitar que duerman el tiempo de siesta que necesitan. Esta práctica no solo promueve un sueño más reparador, sino que también contribuye al bienestar de los más pequeños.
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