¿Por qué los niños deben dormir temprano?

Los niños deben dormir temprano porque el cerebro necesita descansar lo suficiente para poder acompañar su proceso de desarrollo.
¿Por qué los niños deben dormir temprano?
Maria Fátima Seppi Vinuales

Revisado y aprobado por la psicóloga Maria Fátima Seppi Vinuales.

Última actualización: 20 diciembre, 2022

Dormir la siesta o dormir temprano: dos de los momentos más detestados por los niños del hogar. No hace falta que nadie te lo cuente, pues seguramente te resulte conocida la tensión que se vive en la previa de la hora de dormir.

¿A quién no le gustaría jugar todo el día sin parar? Sin embargo, el buen descanso es tan importante como el juego diurno y esto aplica para todas las edades.

Durante el sueño reponemos energías y permitimos que el cerebro lleve adelante diferentes procesos fundamentales para el desarrollo y el aprendizaje. De allí la importancia de que tus hijos se duerman temprano y descansen una buena cantidad de horas.

¿Por qué es conveniente que los niños se duerman temprano?

Asegurar un buen descanso y lograr un sueño de calidad son dos objetivos fundamentales para cuidar de nuestra salud y la de nuestros hijos. A continuación, te detallaremos lo que acontece durante el reposo nocturno:

  • El cerebro descansa y repone energías.
  • Se consolidan los aprendizajes diurnos y se fortalece la memoria, el razonamiento y las habilidad de atención y concentración.
  • El sistema inmune se refuerza.
  • Mejora el estado emocional y del ánimo.
  • Se producen los cambios hormonales necesarios para garantizar el crecimiento, la regulación de la presión arterial y otros mecanismos para favorecer la homeostasis (equilibrio del organismo).
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Claves para ayudar a tu hijo a dormir temprano

Como hemos visto, los beneficios del buen descanso son numerosos. Por lo tanto, es importante revisar algunos hábitos del hogar a fin de mejorar la higiene del sueño.

1. Adecúa las horas de sueño a la edad de tu hijo

En primer lugar, es importante tener en cuenta que el sueño es un aspecto madurativo que cambia a lo largo de la vida. En este sentido, las necesidades de descanso varían de una etapa a la otra y es necesario conocer las características de cada una para realizar las intervenciones apropiadas.

Por ejemplo, alrededor de los 2 años aparecen los terrores nocturnos y eso puede generar dificultades para lograr que los niños accedan a irse a la cama. A su vez, este fenómeno puede justificar el incremento de despertares nocturnos con respecto a los meses previos.

Además de lo antedicho, la American Academy of Sleep Medicine recomienda asegurar una determinada cantidad de horas de descanso al día, la cual está determinada por la edad del pequeño:

    • 4 a 12 meses: 12 a 16 horas.
    • 1 a 2 años: 11 a 14 horas.
    • 3 a 5 años: 10 a 13 horas.
    • 6 a 12 años: 9 a 12 horas.
    • 13 a 18 años: 8 a 10 horas.

2. Procura ofrecer un ambiente placentero antes de dormir

Si el momento de ir a la cama suele dar problemas, se puede proponer una rutina tranquila para anticipar el momento.

Por ejemplo, incorporar algún ritual relajante como un baño caliente, llevarse algún objeto a la cama, leer un cuento breve u ofrecer algún tipo de caricia. Todo esto suele ayudar a llevar adelante esta transición de una manera más amena.

También es importante propiciar un ambiente agradable, que nos reconcilie con la idea de dormir: luces tenues, un clima templado, sonidos suaves y sin pantallas.

3. Calma la ansiedad de la noche

Los niños rechazan la hora de ir a dormir por muchos motivos. Algunas veces es por miedo y otras, por la necesidad de seguir con algo que los tiene muy compenetrados. Sea cual sea el motivo, la ansiedad que se genera es la enemiga del sueño.

Una buena propuesta es pensar juntos los planes para el día siguiente, para animar a nuestros hijos a descansar y a reponer energías para concretarlos.

Por último, es importante crear un entorno seguro y evitar engañarlos. Se desaconseja irse de la casa cuando se duermen porque en caso de despertarse, pueden sentirse abandonados e incrementar su ansiedad nocturna.

Mamá leyendo un cuento a sus hijos en la cama antes de dormir.

No existen leyes universales, excepto las del cuidado

Para la mayoría de las familias la hora del sueño puede presentarse con algunas dificultades y lograr que los niños se acuesten temprano puede parece una utopía.

Existen miles de recomendaciones para conseguir este objetivo, pero no hay una receta infalible para ello. Es cuestión de adaptar todo lo que se pueda a nuestra realidad.

A lo que sí debemos oponernos es a la consigna de dejar llorar a los niños para lograr que se duerman. Más allá de los resultados, estos métodos provocan mucha angustia en los pequeños y les refuerzan la idea de que no pueden contar con sus figuras de apego cuando más las necesitan.

Por último, es fundamental tener en cuenta que las decisiones familiares en torno a la crianza deben tomarse desde un lugar que respete y cuide las infancias.


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