¿Debo dejar que mi hijo elija su estilo de cabello?

Tatuajes, piercings, tintes, cortes de cabello de moda… estas son algunas de las demandas que empiezan a aparecer en la adolescencia cuando tienes hijos. Sin dudas, algunos planteos son más sencillos de resolver. En cambio, otros deseos pueden presentar ciertos interrogantes.

Entonces viene la duda, acaso como padres: ¿se lo permitimos?, ¿estará seguro o luego se arrepentirá?, ¿es un anhelo genuino o solo sigue «la corriente» a sus amigos? A continuación, algunas recomendaciones a tener en cuenta si tu hijo quiere un cambio de estilo con su cabello.

Sobre la adolescencia y los cambios

La adolescencia es una etapa de cambios, búsqueda de identidad y experimentación. Los jóvenes suelen expresar esta exploración a través de su imagen corporal, es decir, en su estilo y apariencia. Muchos de ellos adoptan el look de algún personaje de su interés (de una serie, un influencer, de su banda de música favorita…). Otros se rigen por lo que hacen sus amistades.

Como sea, más de una vez, como padre te encontrarás con el deseo de cambio de tu hijo (¡cuando no te encuentres con el cambio ya hecho!). En lugar de negarte, quizás puedes asumir un rol más comprensivo e informativo respecto a esas nuevas formas de representarse en el mundo.

En definitiva, se trata de acompañarlos y de apoyarlos en la toma de decisiones. Así como desligarse uno mismo, como padre, del rol de la sobreprotección. De esta manera, permites que tu hijo descubra quién es y cómo desea ser, además de ayudarle a desarrollar su propia personalidad.

¿Qué tener en cuenta si tu hijo quiere cambiar su estilo de cabello?

A continuación, te presentamos algunas recomendaciones para conversar con tu hijo cuando te plantea que busca un cambio de estilo de cabello.

Acepta que sus gustos no son los tuyos

Quizás ese corte de pelo que quiere tu hijo te parezca desaliñado o espantoso. No importa, permítele ser y elegir. En esta edad, el corte de cabello es mucho más que un simple corte: es la posibilidad de ejercitar su autonomía, de tomar sus primeras decisiones y responsabilizarse por las consecuencias.

Pídele que investigue sobre el cambio de estilo que desea

Si tu hijo quiere un cambio de estilo, escucha las razones que tiene para ofrecerte. Luego, sugiérele que busque información. De esta manera, también lo ayudas a dar un primer paso responsable: que investigue y tome sus decisiones basadas en el conocimiento. Es también una forma de comprometerlo con el cambio que desea y no un ligero: «vamos a hacerlo y ¡qué más da!».

Por otro lado, escuchar los motivos por los cuales desea insistir en un cambio de look, no solo te permite conocer cuáles son sus intereses, sino también advertir alguna situación de potencial riesgo.

En ocasiones, los adolescentes quieren tomar ciertas decisiones por la influencia de factores socioculturales que están presentes de manera constante en la vida de los menores, como el colegio, los lugares a los que frecuentan, consumo de productos culturales, etc.

Ofrece información al respecto

Si el cambio de aspecto requiere de algunas intervenciones «más complejas», por ejemplo, un corte de cabello y la aplicación de una tintura en cierto sector, es importante que ambos puedan consultar en qué consiste el procedimiento, qué productos hay que aplicar, cómo cuidar el cabello, su mantenimiento y más.

En el caso de que tu hijo quiera tener el cabello largo, es positivo que le adviertas del tiempo que requiere su cuidado. No es lo mismo salir del baño y acomodarse el cabello una sola vez, que tener que peinarlo varias veces para desenredarlo.

Si hace algún deporte, debe procurar tener un lazo para sujetarlo. Quizás también tenga que lavarse el cabello más seguido. No se trata de obstáculos difíciles de sortear, ni nada que tu hijo no sepa resolver. No obstante, sí son hábitos o costumbres a desarrollar.

En el caso de los tintes, muchas veces se busca lograr un nuevo color de cabello. Al salir de la peluquería, el resultado final luce maravilloso, pero tras dos lavados, la cabellera puede empezar a verse opaca o reseca. Es bueno advertir cuáles son las desventajas y beneficios de realizar el cambio para evitar frustraciones o incomodidades en el futuro.

Realizar alguna prueba previa para evitar los cambios muy abruptos

Quizás una buena idea, si el cambio de estilo es muy extremo, es intentar una primera aproximación hacia ese cambio que desea tu hijo.

Por ejemplo, si quiere hacerse un estilo de cabello moderno, como esos en donde se rapan algún sector de la cabeza, a lo mejor puedes proponer un primer corte moderado o el rapado en un sitio no muy visible.

Esto dependerá también del tipo de personalidad de tu hijo. Hay jóvenes que son muy seguros y no se arrepienten, pero hay otros que son más dubitativos o que se decepcionan fácil.

También en el caso de aplicar algún tinte, es recomendable hacer una prueba antes. Así te aseguras que tu hijo no es alérgico. O también puede empezar con un tinte lavable. De este modo, tiene una prueba piloto antes de un cambio tan abrupto.

Es cuestión de aprender a adaptarse

«Transformación» puede ser una de las palabras que mejor define a la adolescencia. Cambios físicos y corporales, psicológicos, sociales, por mencionar algunos. Ese niño que vivía contigo empieza a transitar otro camino, con mayores libertades, con deseos de aprender y seguir descubriendo.

En este contexto, los padres también son parte de esa transformación y, por lo tanto, deben ser flexibles al cambio y a adaptarse. En ocasiones, hay una primera negativa por prejuicios y temores propios o bien por desinformación. Es importante poder mostrarse abiertos y dialogar.

Lo cierto es que la adolescencia puede representarse a través de una cierta rebeldía, y aunque te niegues, tu hijo acabará concretando ese cambio buscado. Por eso, intenta comprenderlo, escucharlo y ofrecer la mejor información para orientarlo a tomar una decisión correcta.

En caso de que consideres que su deseo es riesgoso, entonces es mejor que lo decida en una edad más avanzada, lo recomendable es ofrecer argumentos sólidos y sencillos. También evita refugiarte en el clásico «porque soy tu padre y punto». No subestimes su capacidad de comprenderte.