No es ninguna novedad que existan niños que crecen sin papá. De hecho, a lo largo de la historia humana, se ha evidenciado que el abandono del hogar por parte del padre se trata de una constante desde que el ser humano vive en sociedad.
A pesar de lo que se pueda creer, los niños que crecen sin papá no necesariamente tienen que estar en desventaja, desarrollar problemas de conducta o tener una vida llena de dificultades. Todo depende de las circunstancias y del caso. La generalización no permite visualizar todo lo que se encuentra dentro del espectro y, evidentemente, no facilita la comprensión de los distintos casos.
Niños que crecen sin papá, cada caso es diferente
La ausencia de la figura paterna en el hogar no tiene por qué ser un aspecto negativo en la vida de los niños. Hay muchos niños que crecen sin papá que son saludables a nivel emocional, tienen una buena vida y desarrollan buenas actitudes sociales. Sin embargo, durante mucho tiempo ha existido el prejuicio (infundado por el hábito de la generalización) de que los niños que crecen sin papá terminan siendo ”niños problemáticos”.
¿Por qué se creía que la figura del padre era tan importante como para determinar el ”buen encaminamiento” del niño? Muy simple. Porque se asociaba a la figura paterna con los códigos de conducta, designando así al padre como una especie de ”brújula” o guía moral para establecer y delimitar límites, normas y patrones de conducta social.
También se creía que la figura paterna proporcionaba toda la estabilidad necesaria para el buen desarrollo de un individuo.
Existen diversas causas para la ausencia de figura paterna en el hogar. Desde el fallecimiento del padre hasta el abandono. También hay padres que abandonan el núcleo familiar por diferencias irreconciliables con su expareja, o por abuso de sustancias ilícitas, entre otros tipos de problemas que puedan presentarse.
El hecho es que no todos los casos son iguales y por tanto, las circunstancias que rodean el crecimiento no pueden ser, ni de lejos, iguales.
No tiene por qué suponer un problema
Siempre y cuando el niño cuente con el apoyo de un familiar que le brinde estabilidad emocional, bienestar y salud, el pequeño podrá desarrollarse sin problemas. Lo importante es saber cubrir todos los aspectos necesarios para que el niño tenga un sostén sólido.
La ausencia del padre no es un factor determinante en la conducta de los niños como antiguamente se solía creer.
Por ejemplo, en los casos de divorcio en los cuales se produce abandono paternal y la madre obtiene la guardia y custodia de los hijos, ella es perfectamente capaz de cubrir las necesidades psicoemocionales de sus hijos, ser la guía moral que necesitan para comprender los mecanismos sociales, brindar el apoyo necesario a lo largo de su desarrollo y por supuesto, ser el sostén económico del hogar.
Si bien es cierto que hay muchos niños que al crecer sin papá, desarrollan problemas de conducta y resultan emocionalmente inestables, no siempre es así. Además, cada día se realizan más esfuerzos por evitar este tipo de situaciones, aunque por supuesto, no todo el tiempo es posible.
Por fortuna, existen numerosos programas de apoyo familiar para ayudar a las familias que lo necesitan. Del mismo modo, los familiares que solicitan formación adicional para poder fungir como pilares estables para los niños, pueden encontrar las herramientas necesarias gracias a la terapia familiar.
El papel de la madre, así como de cualquier otro familiar que decida involucrarse activamente, puede ser tan o incluso más significativo que el padre.
Recordemos que en la sociedad actual cada vez existen más y más familias monoparentales, o bien porque el matrimonio llega a su fin o bien por causa del fallecimiento del padre, entre otros.
La familia monoparental en el caso de la mujer
Para el año 2017, más del 80 % de las familias monoparentales estaba conformada por la madre con sus hijos. La madre era viuda en un 40 % de los casos o divorciada o separada en un 39,3 %. El 77 % de estas madres contaba con 35 años o más.
Lo dicho advierte las dificultades económicas crecientes, sobre la base de que el modelo económico presupone la existencia de dos personas adultas sustentadoras de cada familia.
Sin embargo, la mujer no pocas veces debe asumir a diario la tensión entre atender a sus hijos y aportar lo necesario para el mantenimiento de la familia, dificultando la inserción plena en el mercado de trabajo y el desarrollo de sus capacidades profesionales. Esto deriva en problemas de salud por estrés o falta de tiempo para el cuidado personal.
Todo esto ha influido en la decisión cada vez más tardía de ser madre. Lo que sumado a la prolongación de la esperanza de vida, incide en que la mujer con hogar monoparental es la cuidadora principal de sus padres.
Hablamos de la así nombrada “generación sandwich“, integrada por los “padrhijos” que cuidan de sus padres y de sus hijos. La mujer, en específico, tiene la presión de cuidar (por arriba) a sus padres y mantener a los hijos (por abajo). “En general, la mujer cuida de los dependientes en una proporción hasta cuatro veces superior a los varones”.
En otra investigación, se afirma que en Europa el 80 % de las cuidadoras no formales son mujeres y el sistema tradicional de cuidados también es femenino y no formal/no profesional.
¿Cómo incide la ausencia del padre en los niños?
En el caso de que no se brinde el apoyo adecuado al niño, pueden presentarse los siguientes problemas como consecuencia de la ausencia de la figura paterna en el núcleo familiar:
- Ira.
- Ansiedad.
- Depresión.
- Aislamiento.
- Sentimiento de culpa.
- Sensación de abandono.
- Deterioro de la autoestima.
- Relaciones sociales pobres.
- Dificultad para tolerar el estrés.
- Desinterés escolar y/o bajo rendimiento académico.
- Desobediencia, entre otros problemas de conducta.
Lo mejor que se puede hacer en estos casos, es lograr que el niño se sienta amado y escuchado. Si bien no se trata de un proceso de recuperación instantánea, mientras más importancia y seguimiento le demos a la terapia, mejor le irá al pequeño, y por ende, a nosotras.
¿Cómo incide la ausencia del padre en la vida adulta?
Llegada la adultez, la ausencia del padre provocaría en algunos casos desapego afectivo, manifestando inseguridad al establecer relaciones, desconfianza, miedo de proyectar afecto, temor a ser traicionado, e incluso ignorado.
Todo ello, más el temor al abandono y la necesidad de complacer al otro, hace que el adulto haga a un lado sus propios intereses y preferencias.
En general, la ausencia del padre puede incrementar las dificultades para adaptarse a los nuevos escenarios o situaciones y el manejo de las emociones. Aumenta el apego a las cosas materiales lo cual llega a esconder un trastorno psicológico o una inclinación a las adicciones.
“Un trabajo de investigación basado en un seguimiento de niños y jóvenes durante 26 años reveló que el mejor predictor de empatía en el adulto es haber tenido un padre involucrado”.
–Dr. Ricardo Chouhy–
En otra investigación se alega que la ausencia del padre interfiere en el sentido de la ley y “la diferencia sexual y de la realidad corren riesgo de dejar de tener significado”.
Te puede interesar: Familias monoparentales: los desafíos
Recomendaciones si los niños crecen sin papá
La crianza es muy exigente y se necesita apoyo, sobre todo de la red familiar. Procura su acercamiento y crea las condiciones para que te asistan. Por otro lado, si lo crees necesario, busca ayuda profesional, bien para el niño o para ti misma.
En la complejidad de la vida no sumes culpas y, en especial, no descargues los problemas o las frustraciones en la figura del padre ausente. Eso repercutirá de manera negativa en la construcción de la personalidad del niño.
Es importante evitar comparar tu familia con otras más consolidadas. Tienes la oportunidad de ser según tu personalidad de modo que organiza el día a día con determinación y entusiasmo. Tu vida está en tus manos. Plantéate proyectos para salir adelante.
De hecho, como afirma la antropóloga Loreto Rebolledo “a mayor control de la madre de las decisiones sobre los hijos y sobre las actividades que implica su crianza, aumenta la marginalidad del padre y la distancia de éste con los hijos”.
Dedícale a tu hijo todo el tiempo que puedas y acepta que habrá dificultades, que a fin de cuentas son retos y oportunidades.
¿Qué tan distintos son los niños que crecen sin papá?
Aquellos niños que cuentan con un pariente activamente involucrado en su crianza, suelen desenvolverse mejor que aquellos que no tuvieron la posibilidad de poseer una figura sólida y presente. En este sentido, los especialistas afirman incluso que los niños que crecen sin una figura-pilar (padre, madre, o cualquier otra que forme parte del ámbito familiar), por lo general, desarrollan trastornos de conducta.
A partir del sentimiento de abandono, la tristeza, la ira, la desconfianza y la inmensa inseguridad que sienten estos niños, se propician casos de trastorno escolar, adicción a sustancias ilícitas, y en líneas generales, problemas para convivir en sociedad.
Se trata de que a estos niños les cuesta controlar sus impulsos; es decir, no saben autorregularse ya que no contaron con una figura de ejemplo que les ayudase a entender esto.
Entonces ¿qué tan distintos son los niños que crecen sin papá respecto a aquellos que sí lo tuvieron? La respuesta dependerá del caso, ya que existen niños que incluso habiendo contado con sus padres durante su crecimiento, se han desarrollado con dificultades y/o problemas de diferentes tipos.
Bibliografía
Todas las fuentes citadas fueron revisadas a profundidad por nuestro equipo, para asegurar su calidad, confiabilidad, vigencia y validez. La bibliografía de este artículo fue considerada confiable y de precisión académica o científica.
- Abellán, A. (2002). Longevidad y estado de salud. Envejecer en España, II Asamblea Mundial sobre el envejecimiento en España, 27-34. https://digital.csic.es/bitstream/10261/245003/1/Longevidad_y_estado_de_salud.pdf
- Anatrella, T. (2008). La figura del padre en la modernidad. Humanitas, 13(50), 352.
- Bugarín, A. A., Moar, M. D. C. G., & Facal, D. (2021). Cuidados y género, una perspectiva educativa. La esperanza le pertenece a la vida, es la vida misma defendiéndose, 8, 52. https://www.neurama.es/articulos/neuramavol8_2.pdf#page=52
- Carmona, N. D. M., & Lever, J. P. (2017). Factores familiares y psicosociales asociados al consumo de drogas en adolescentes. Revista Interamericana de Psicología/Interamerican Journal of Psychology, 51(2), 141-151.
- Dakduk, S. (2010). Enjevececer en casa: el rol de la mujer como cuidadora de familiares mayores dependientes. Revista venezolana de estudios de la mujer, 15(35), 73-90. https://ve.scielo.org/scielo.php?pid=S1316-37012010000200005&script=sci_arttext
- Fortea, A. S., & Galindo, M. V. (2019). Mujeres al frente de familias monoparentales en Zaragoza. Un estudio cualitativo. Women in charge of single-parent families in Zaragoza. A qualitative study.
- Graciela Malgesini Rey. (2021) ESTUDIO sobre las FAMILIAS Monoparentales perceptoras DE RENTAS MÍNIMAS. Coordina: Secretaría técnica de EAPN-ES Colabora: Grupo de trabajo de Género y Desigualdad (EAPN-ES) Grupos focales y apoyo en el trabajo de campo: Aitana Alguacil Denche y Ana Isabel Vega Rodríguez. https://www.eapn.es/ARCHIVO/documentos/documentos/1568715475_estudio-familias-monoparentales.pdf
- Rebolledo, L. (2008). Del padre ausente al padre próximo. Emergencia de nuevas formas de paternidad en el Chile actual. Estudios sobre sexualidades en América Latina, 123-140.