Cómo criar hijos en una familia monoparental

La familia monoparental es un reto. Su aumento indica que las definiciones corrientes de familia están en desuso y que nuevas sensibilidades para criar a los hijos rediseñan formas de unión y cooperación.

Criar a los hijos dentro de una familia monoparental tiene muchos desafíos, pues se trata de una situación en la cual las responsabilidades recaen sobre la misma persona. Puede resultar tan difícil para una madre soltera, como para un padre, pero no existe un manual para actuar en estos casos.


Es frecuente en estos tiempos que este tipo de familia haya sido premeditada de esta manera, tal es el caso de las mujeres que desean tener a sus hijos siendo solteras. Pero también se da en otros casos por elección, por ejemplo con motivo de un divorcio.

En todo caso, la crianza de los hijos por sí misma es complicada, por lo tanto en el caso de una madre o un padre solos, la labor resulta aún más compleja. No obstante, no es imposible criar de manera correcta a los niños sin ayuda de la otra figura paterna.

Consejos para favorecer la buena crianza en una familia monoparental

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La educación que se inicia en casa es la más importante, por eso no se debe descuidar aun cuando estemos solos en esta labor. Muchas veces disciplinar a un hijo requiere de la intervención de dos padres; también es importante que los niños se sientan dentro de una familia estable que le puede ofrecer toda la tranquilidad.

Pese a que no existe una receta para criar a los hijos, se puede aprovechar algunos consejos que han funcionado a otras familias y que seguro son aprobados por los expertos. Para continuar este difícil proceso, podemos atender a las siguientes recomendaciones.

  • Procuremos que exista armonía y buena comunicación en el grupo, esto con el propósito de que sea más fácil canalizar los requerimientos comunes. Ello también contribuye a que se pueda manejar la información necesaria sobre lo que sucede en casa, puesto que tocará resolverlos a nosotros solos.

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  • Analicemos con cuidado nuestras decisiones, pues la responsabilidad que implica no tener a otra persona para consultar nos puede llevar a equivocarnos con más frecuencia si no pensamos mejor las cosas.
  • Dediquemos tiempo a los hijos. Es normal que un padre que está solo deba encargarse de más cosas a la vez, es posible que tenga que trabajar más de la cuenta y que su tiempo libre lo dedique a otras obligaciones. No obstante, es imprescindible que saquemos un tiempo especial para compartir en familia.
  • Intentemos ser tolerantes y pacientes con la situación. Estar todo el tiempo bajo el mismo estrés puede llegar a hacernos perder el control, esto podría llevarnos a trasladar nuestra frustración a los niños. No saber cómo actuar en estos casos, muchas veces lleva a que la ira se apodere de nosotros; pero antes de cualquier acción debemos recordar que los niños no tienen la culpa y que no cuentan con nadie a quien recurrir si nosotros los maltratamos.
  • No tengamos miedo de pedir ayuda. Es probable que hasta el momento no hayamos sentido el apoyo de nadie más, pero seguramente habrá alguien dispuesto a prestarnos algún auxilio. Si el problema es económico, existen ayudas gubernamentales que pueden aliviar esta situación.
  • Si en cambio se trata de un problema psicológico o algún malestar físico, procuremos la buena acción de un familiar o personal especializado que contribuya a restablecer el control sobre la situación.
  • Establezcamos reglas claras. Quizá por el hecho de que los niños no cuentan con la intervención de otra persona, aprovechen de manipular nuestros sentimientos a su favor. Esto termina en un control más o menos consciente de los niños hacia el padre, lo cual debe evitarse con constancia y firmeza.
  • Para conseguir que la disciplina y el respeto prevalezcan, es preciso que se creen reglas claras de convivencia, de manera que los niños sientan que existe un control en el hogar.
  • Tomemos un tiempo para cuidar de nosotros. Sabemos que los niños van a requerir gran parte de nuestra atención, pero siempre habrá lugar para nosotros mismos. Buscar un momento para relajarnos y cuidar nuestra salud es imperante para lograr un desenvolvimiento correcto de las emociones y de la relación en la familia monoparental.

La familia monoparental, una tendencia en alza

El número de las familias monoparentales son una tendencia en expansión, como sigue siendo también mayoritaria, que estén encabezadas por mujeres. Otra aracterística asociada a este tipo de familia es la estrechez económica, derivada de un modelo de sociedad en la que los ingresos suficientes vienen dados por la suma de los aportes en pareja.

De los casi dos millones de hogares en España en 2020 monoparentales (el 5,4 % de los hogares), 1.006.000, acogían algún hijo menor de 25 años. Y la mayoría de estos hogares, el 81,1 %, están bajo la responsabilidad de la madre. De modo que, las dificultades están a la orden día, en área tan sensibles como:

  • Empleo: La madre se enfrenta a dificultades para acceder a empleo y cuando lo logra, es en condiciones de precariedad. Predominan las jornada parciales y los contratos temporales, lo cual supone más bajos ingresos.
  • Familia. En consecuencia, tienen más problemas para conciliar vida laboral, familiar y personal, situación de la que sale adelante con el apoyo de familiares y amigos. Los hijos pueden presentar episodios de tristeza, aislamiento, agresividad, y en general, problemas de comportamiento y rendimiento en el ámbito escolar.
  • Economía. Se dificultad llegar a fin de mes, el pago de los servicios y afrontar imprevistos.
  • Vivienda. Con frecuencia la opción es la vivienda alquilada, con pobreza energética, en condiciones de vulnerabilidad legal por impago.
  • Salud. Los trastornos más comunes en ese momento son depresión, estrés y ansiedad. También tristeza, miedo, ira, inseguridad y soledad.

La familia monoparental en la pandemia

La pandemia supuso un aumento en la carga del progenitor. En especial sobre los hombros de la madre, que atendió las necesidades personales, a los hijos y a los familiares afectados por el virus.
Destacan las dobles jornadas entre las mujeres, por el aumento del trabajo no remunerado en el hogar, con un incremento inusitado debido al tiempo dedicado a las tareas domésticas y al cuidado de los menores.

Un informe puso de manifiesto que el malestar psicológico aumentó entre las mujeres y más en aquellas que, por edad, sexo, estructura familiar, nivel educativo, origen étnico y situación o condición física y/o mental, son más vulnerables, como las madres de familias monoparentales.

Tener presentes estas consideraciones ayudaría a aliviar pesos y angustias, en pro de hijos y adolescentes más alegres y sanos emocionalmente.

Bibliografía

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