Dermatilomanía en niños: ¿en qué consiste?

La dermatilomanía es una afección mental vinculada con los trastornos obsesivo compulsivos que afectan a un porcentaje de los niños. Te contamos más al respecto.

dermatilomania

Si bien es común rascarse la piel de vez en cuando, algunos niños tiene el hábito de hacerlo y a esta condición se la conoce como dermatilomanía. El problema de la misma es que predispone a la aparición de lesiones irritativas e infecciosas e incluso, puede provocar que se generen otras nuevas.

Además de rascarse, los niños con este trastorno pueden también pellizcarse la piel por impulso o por hábito y las consecuencias son las mismas. ¿Te interesa saber más de esta condición? Entonces, no dejes de leer.

¿Qué es la dermatilomanía?

La dermatilomanía es el rascado recurrente de la piel, que conduce a la aparición de lesiones cutáneas, angustia o deterioro funcional del área involucrada. También se la conoce como excoriación psicógena o neurótica y pellizcado de la piel.

Esta patología puede presentarse a cualquier edad, pero en general comienza en la adolescencia, junto con el inicio de la pubertad. De acuerdo a una publicación de International OCD Foundation, las mujeres son más propensas a desarrollarla que los hombres.

Si bien se trata de una condición documentada desde hace tiempo, la dermatilomanía como patología psiquiátrica se ha incorporado hace poco al listado de trastornos obsesivo-compulsivos (TOC) y relacionados (OCRD) del DSM-V. No obstante, no todos los niños con TOC desarrollarán el trastorno de pellizcarse la piel, pero sí la mayoría de quienes tienen dermatilomanía experimentarán TOC.

Brazo de un hombre con eccema por dermatitis atópica.
El rascado de las zonas de piel expuestas conlleva algunas consecuencias indeseables, como la inflamación y la infección de los tejidos dérmicos profundos.

¿Cuáles son sus causas?

Los factores desencadenantes del rascado de la superficie cutánea pueden ser múltiples y variar entre los niños, pero los más representativos son los siguientes:

  • Estrés.
  • Ira.
  • Ansiedad.
  • Actividades sedentarias (mirar televisión y leer).
  • Cansancio.
  • Aburrimiento.

La dermatilomanía puede manifestarse en cualquier parte del cuerpo y, por lo general, aparece en diversos sitios expuestos: el rostro, las manos, los dedos, las piernas y los brazos.

Los niños con el trastorno de rascado de la piel pueden manipular los bultos, las costras, las espinillas u otras lesiones de la piel hasta que se inflaman o sangran. Incluso, en ocasiones, estos infantes dejan que las zonas rascadas se curen solas para volver a lastimarlas. Una vez que se asienta el hábito, resulta difícil de superar.

Manifestaciones de la dermatilomanía

La incapacidad para dejar de rascar a pesar de los reiterados esfuerzos para hacerlo son aspectos bastante comunes en esta condición. Incluso, puede generar vergüenza social, depresión, ansiedad y la evitación de ciertas actividades o situaciones en las que se puedan evidenciar las lesiones en la piel.

En general, las lesiones pueden ser poco notorias, pero también muy visibles. Por esto, algunos niños intentan cubrirlas con maquillaje, ropa o vendas.

Las probables secuelas clínicas de la dermatilomanía incluyen a las siguientes:

  • Infecciones.
  • Cicatrices.
  • Lesiones.
  • Desfiguraciones físicas graves.

Las consecuencias más comunes de esta afección son las infecciones en las áreas pellizcadas y de esto puede depender la gravedad de la patología que comentamos hoy.

Tratamiento de la dermatilomanía

Si bien hay pocos estudios referidos al manejo y al tratamiento de esta condición, una de las opciones terapéuticas propuestas se basa en el examen psiquiátrico completo, en la medicación, y en la terapia cognitivo-conductual (TCC) o la terapia de reversión de hábitos (TRH).

Aunque el tratamiento puedan ayudar a controlar los síntomas y a anular los comportamientos indeseables, también se pueden experimentar recaídas. Esto es especialmente relevante luego de períodos prolongados de interrupción del comportamiento.

Tratamientos no farmacológicos

Uno de los tratamientos no farmacológicos se basa en las intervenciones cognitivo-conductuales que implican una reestructuración cognitiva y a la psicoeducación. Además, en el énfasis sobre la prevención de recaídas por medio de la mejora de la autoeficacia.

A su vez, en el entrenamiento de respuesta competitiva, se le explica y enseña al niño como reemplazar el rascado de la piel por una acción incompatible. Por ejemplo, apretar el puño.

Niña insegura rascándose la cabeza.
En general, los niños que lo padecen pueden pasar varias horas al día considerando pellizcarse o rascarse.

Tratamientos con fármacos

Los antidepresivos pueden contribuir a aliviar los comportamientos de selección personal. De hecho, varios inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS) han demostrado mejorar el comportamiento de rascarse o de pellizcarse la piel. Incluso, la lamotrigina, un agente antiepiléptico, podría arrojar algunos beneficios en el tratamiento de dermatilomanía.

Si bien existe un interés creciente en el uso de agentes glutaminérgicos, aún no existe evidencia científica que respalde su eficacia.

La afección puede ser complicada de tratar, ya que el niño lo hace para calmarse y disipar otro tipo de sentimiento negativo.

La dermatilomanía es más que una enfermedad de la piel

En conclusión, la dermatilomanía es una alteración psicológica que tiene un impulso fuerte, nervioso y frecuente de querer rascarse, pellizcarse y arrancarse la piel.

Algunas de las razones para que no se busque ayuda son, entre otras, la vergüenza social y el hecho de considerar que la afección es un “mal hábito”, o que no tiene tratamiento. De hecho, quienes buscan una opción terapéutica suelen acudir a un dermatólogo o a un médico general antes de realizar la consulta con un psicólogo o psiquiatra.

Bibliografía

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