Las cremas para las infecciones de la piel

Las infecciones en la piel son una de las patologías cutáneas más habituales. Incluso, el tratamiento con cremas específicas es una de las primeras opciones terapéuticas.
Las cremas para las infecciones de la piel
Maria del Carmen Hernandez

Escrito y verificado por la dermatóloga Maria del Carmen Hernandez.

Última actualización: 30 diciembre, 2020

Las infecciones bacterianas en la piel son afecciones bastante comunes en adultos e infantes. Las cremas para las infecciones de la piel suelen ser un tratamiento efectivo y suficiente para estas manifestaciones cutáneas.

Las opciones terapéuticas pueden ir desde agentes antibióticos locales, como ácido fusídico y mupirocina, hasta antisépticos, como alcohol o clorhexidina.

La estructura de la piel sana

La piel cumple una diversidad de funciones en lo que respecta al organismo. Algunas de ellas son sensación, protección, termorregulación, funciones metabólicas o bioquímicas e inmunológicas.

Es la primera línea de defensa contra los agentes agresivos y dañinos del medioambiente. Cuando la piel sufre algún daño, pueden ingresar microbios externos o proliferar los propios de la superficie cutánea y generar una infección de la piel o de los tejidos blandos.

Mujer con pico porque tiene infecciones en la piel.

Cremas para las infecciones de la piel

Las infecciones de la piel pueden generar picazón, quemazón y algunas veces dolor. Incluso, sus manifestaciones son variadas, de acuerdo al agente causal que desencadenó el cuadro infeccioso.

Las infecciones de la piel son generadas por hongos, bacterias o virus. Sin embargo, las más frecuentes son las de causa bacteriana. Así pues, existen diferentes tipos de tratamientos, uno de ellos es el uso de medicación tópica en presentaciones de geles, cremas, ungüentos o lociones.

Mupirocina

La mupirocina se utiliza solo como agente tópico, ya sea en crema o en pomadas. En la actualidad, los principales usos clínicos de la mupirocina son infecciones de la piel estafilocócicas menores y la descolonización nasal de Staphylococcus Aureus.

La mupirocina tiene un amplio rango de actividad antibacteriana que cubre todos los estafilococos (incluidos los SAMR, es decir, Staphylococcus aureus resistente a la meticilina), la mayoría de los estreptococos (con la excepción de Streptococcus bovis) y varias bacterias Gram negativas:

  • Haemophilus influenzae.
  • Neisseria gonorrhoeae.
  • Neisseria meningitidis.
  • Moraxella catarrhalis.

La mupirocina también se utiliza para la prevención de infecciones estafilocócicas que puedan desarrollarse en la piel.

Ácido fusídico para las infecciones de la piel

El ácido fusídico es un antibiótico esteroideo derivado de un hongo. De hecho, una de las características distintivas de este tipo de medicación es su versatilidad para administrarse por vía oral, intravenosa o tópica.

Incluso, las diferentes presentaciones pueden ser las siguientes:

  • Pomadas.
  • Cremas.
  • Lociones.
  • Formas de gel.

De igual modo que la mupirocina, las indicaciones de el ácido fusídico son para infecciones de la piel de la capa superficial y para la erradicación del portador nasal de Staphylococcus Aureus.

Se recomienda la aplicación de la crema alrededor de 4 veces por día en las zonas de la infección.  A su vez, aquellas en pomada permanecen más tiempo en la zona afectada en comparación con la crema.

Existe bastante evidencia de la generación de resistencia por uso indiscriminado del ácido fusídico en lesiones que no la requieren o uso prolongado.

Neomicina

La neomicina comprende tres grupos químicos relacionados, neomicina A, neomicina B y neomicina C. Se suele utilizar con mayor frecuencia de manera tópica por su gran toxicidad cuando se la administra vía sistémica.

Las preparaciones tópicas se encuentran en diferentes formulaciones como geles, soluciones, gotas para los ojos y gotas para los oídos.

La neomicina actúa ante estafilococos y la mayoría de las bacterias Gram negativas aerobias. Sin embargo, los estreptococos y los bacilos Gram positivos son resistentes.

De acuerdo a una revisión publicada en The Cochrane, las formulaciones con neomicina son menos efectivas que la mupirocina y el ácido fusídico para el tratamiento de infecciones de la piel comunes, como el impétigo.

Niño con impétigo, una de las infecciones de la piel.

Bacitracina

La bacitracina esta aprobada por la Administración de Medicamentos y Alimentos (FDA) para su uso en adultos para el tratamiento de infecciones cutáneas bacterianas superficiales. De hecho, es activa contra patógenos Gram positivos, Staphylococcus Aureus y Streptococcus pyogenes.

Sin embargo, las bacterias Gram negativas son resistentes, aunque las especies patógenas de Neisseria y Haemophilus Influenzae suelen ser susceptibles.

Solo se utiliza de manera tópica por la gran toxicidad sistémica que presenta (nefrotoxicidad y tromboflebitis). Incluso, se la puede combinar con otros agentes antimicrobianos como neomicina y polimixina B.

Cremas combinadas

Otra de las opciones terapéuticas para las infecciones en la superficie de la piel son las conocidas cremas trivalentes. En consecuencia, son llamadas así por su composición con un antibacteriano, antimicótico y un corticoesteroide.

Por esto, poseen alta eficacia en la obtención de resultados favorables. Sin embargo, suelen considerarse “milagrosas” y emplearse indiscriminadamente, sin tener conocimiento de los efectos adversos que generan los corticoesteroides.

Gentamicina

Este tipo de antibiótico tópico es utilizado en niños mayores de 12 meses y adultos en infecciones cutáneas provocadas por determinadas bacterias.

Sus presentaciones más habituales son en crema y en ungüento. Además, al igual que el resto de las cremas antibióticas, se indica aplicación de 3 a 4 veces por día.

Las cremas para infecciones en la piel y su uso indiscriminado

El uso generalizado y sin reparo de las cremas tópicas, en su mayoría ácido fusídico y mupirocina, ha ido contribuyendo a la aparición de la resistencia bacteriana. Algunos antisépticos se pueden utilizar como alternativa al uso indiscriminado de los agentes antimicrobianos. Sin embargo, no se conocen con certeza datos sólidos de la eficacia clínica.


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