¿Cómo actuar cuando el niño rechaza a uno de sus padres?

Son varias las causas que pueden hacer que un niño rechace a alguno de sus padres. Te contamos por qué sucede y cómo puedes actuar al respecto.

Padre hablando con su hijo en el parque porque el niño rechaza a uno de sus padres.

Por suerte o por desgracia, los niños más pequeños son transparentes con sus intenciones y preferencias, ya que no entienden aún de normas sociales. Sin embargo, cuando el niño rechaza a uno de sus padres, pueden sentirse heridos, confusos o preocupados.

En realidad, no es poco frecuente que, a lo largo de su desarrollo, el pequeño muestre ciertas preferencias entre sus progenitores por diversos motivos. Y, en muchas ocasiones, se trata de algo normal.

Si conocemos las distintas etapas evolutivas por las que atraviesan bebés y niños, podremos comprender mejor este tipo de comportamientos. No obstante, cuando el rechazo es intenso y persistente, puede que haya de fondo razones de peso que no debemos ignorar. Por ello vamos a profundizar más en este asunto en las siguientes líneas.

¿Qué es el vínculo de apego?

El apego es un sistema de regulación emocional neurobiológica que se desarrolla entre los cuidadores y el bebé, el cual co-regula los afectos positivos y negativos desde que el niño nace y que funcionará como prototipo de futuras relaciones.

Estudios como este que exploran el cuidado parental en el primer año, señalan que la madre se percibe como la principal encargada del cuidado de los hijos, mientras que el padre siempre se representa compartiendo el rol con la madre o la esposa, nunca como el cuidador principal, salvo en casos excepcionales.

Para el pequeño, el vínculo de apego es vital, no solo porque depende de personas adultas para su supervivencia, sino porque la falta de este vínculo repercute en estrés y ansiedad hasta llegar incluso a poner en peligro la vida. Así lo refiere un artículo sobre el apego seguro publicado por la Revista Pediatría Atención Primaria.

¿Por qué el niño rechaza a uno de sus padres?

Padre hablando con su hija sobre cómo afrontar la pérdida de un amigo.

En el apego seguro, el infante percibe la disponibilidad del cuidador para prodigarle protección y consuelo, demostrando una apropiada conducta de exploración del entorno. Sin embargo, es frecuente que el niño rechace a alguno de sus padres cuando estos no han establecido con él un apego seguro.

Esto es, si no han sido capaces de satisfacer las demandas físicas y emocionales del bebé impidiendo así el desarrollo de la confianza. Entre las causas que pueden alterar los mecanismos de apego y activar conductas de rechazo a uno de los padres, se encuentran:

La llegada de un hermano

El rechazo también puede dirigirse hacia la madre, en especial tras el nacimiento de un segundo hijo. El primogénito puede sentirse desplazado por las atenciones que la madre (lógicamente) presta al bebé.

Así, puede reaccionar pidiendo la presencia y los cuidados del padre y mostrando cierto recelo y reticencia hacia la madre. Al igual que en el caso anterior, a medida que el pequeño crezca, esta conducta irá disminuyendo y retornará a la buena relación con la madre.

Las dinámicas familiares

En otros casos, los adultos sí que somos responsables cuando el niño rechaza a uno de sus padres. Es común que esto suceda en aquellas familias en las que uno de los padres se ocupa casi por completo del pequeño y el otro está ausente, física o emocionalmente. El vínculo desarrollado con el primero es fuerte e intenso, mientras que con el segundo es casi nulo. Por ello, no es de extrañar que el niño prefiera estar con aquel progenitor que le dedica tiempo y afecto.

También puede ocurrir al contrario. En ocasiones, uno de los padres pasa todo el día fuera trabajando y, cuando llega, solo desea jugar y disfrutar con sus hijos. Así, delega toda la responsabilidad de imponer límites y disciplina en el otro, quien se convierte, a los ojos del niño, en el «poli malo». Puede suceder que, por este motivo, el infante desarrolle cierta preferencia por quien nunca le regaña.

El momento evolutivo

Desde que el niño nace hasta que cumple, aproximadamente, dos años de edad, se establece el vínculo de apego con su principal figura de referencia, por lo general, la madre. Ella es su cuidadora principal, quien le provee de alimento, afecto y protección. A eso se refiere un artículo que explora la importancia del vínculo del apego y su repercusión a lo largo de la vida.

Como ya lo señalaba John Bowlby (1969/1982) quien definía el apego como un «imperativo biológico», los comportamientos de base segura dispensan protección al infante en momentos de peligro y garantizan su supervivencia, como lo leemos en esta «Aproximación evolutiva y neurobiológica a la teoría del vínculo», publicado por la Revista de Psiquiatría Infanto Juvenil.

Por ello, es común que el bebé tienda a sentirse ansioso si lo separan de su mamá y que suela rechazar a otras personas, incluso al propio padre. Este comportamiento es más frecuente a partir de los ocho meses y es algo esperable que no supone un problema. Con el tiempo, el bebé ganará en seguridad e independencia, y este comportamiento desaparecerá.

Padres llenado de afecto a sus hijos en el sofá de casa.

¿Cómo actuar cuando el niño rechaza a uno de sus padres?

En primer lugar, será necesario determinar cuál es la causa del rechazo. Si se trata de un problema de apego o de dinámicas familiares, es conveniente que los padres hagan los cambios necesarios para solventarlo. Así, es importante que ambos desarrollen un apego seguro con el niño y que trabajen como equipo, es decir, que ambos compartan tanto las responsabilidades como los juegos.

Si el origen se encuentra en una de las dos primeras causas que hemos mencionado, no es necesario alarmarse. Se trata de una parte más del proceso evolutivo del niño y solo será necesario proporcionarle tiempo.

Pueden probar, por ejemplo, si es con la madre con quien siente mayor apego, a que esta salga de su radar cuando el padre vuelva del trabajo. Hacerse menos visible por un rato para promover con sutileza el encuentro entre ellos.

Sin embargo, es importante que el padre «rechazado» sea comprensivo y no tome el rechazo del niño como algo personal. Es vital que no reaccione enfadándose o retirando su cariño al pequeño, sino que sea capaz de actuar como siempre y restar importancia a esta conducta infantil, colme de amor al pequeño, como siempre ha hecho.

Bibliografía

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