Todo sobre la motricidad fina y gruesa

La motricidad es el conjunto de movimientos voluntarios de una persona, coordinados a través de la corteza cerebral y las estructuras secundarias que lo modulan. 
Todo sobre la motricidad fina y gruesa
María José Roldán

Reviewed and approved by la psicopedagoga María José Roldán.

Written by Gladys González

Last update: 16 abril, 2020

La motricidad se desarrolla a través de dos procesos importantes: las experiencias y el aprendizaje. ¿Y qué podemos hacer al respecto? Para empezar, podemos facilitarles a nuestros hijos las experiencias necesarias para que desarrollen las habilidades importantes.

A medida que avanza el tiempo, nuestro hijo interactúa cada vez más con su entorno y los distintos elementos en él. Razón por la cual nos sorprende ver cómo se desarrolla y despliega todo su potencial. La motricidad o movimiento  se trata de la capacidad que tenemos todos los seres humanos para dominar nuestro propio cuerpo.

Diferencias entre la motricidad fina y gruesa

Se entiende por motricidad gruesa la capacidad que tiene el cuerpo para hacer movimientos grandes. Por ejemplo: gatear, saltar, caminar o correr. En los bebés se desarrolla primero la motricidad gruesa. En este caso, el niño adquiere progresivamente la habilidad para mover de forma armoniosa su cuerpo, aumenta su agilidad, fuerza y velocidad en cada uno de sus movimientos.

La evolución de cada una de estas capacidades varía, no todos los niños son iguales, influye la carga genética, los estímulos que recibe y su temperamento. Generalmente, van en esta dirección: cuello, tronco, cadera y por último, piernas. Por otra parte, la motricidad fina se define a través de los pequeños y precisos movimientos que ejecuta nuestro hijo con los dedos de manos y pies, además de su rostro.

En este sentido, cuando tu pequeño es capaz de realizar actividades en las que requiere dosificar de forma óptima su fuerza como dibujar, escribir, hacer nudos, recortar, hacer muecas o incluso tocar un instrumento, es porque ha desarrollado la motricidad fina.

Después de superada la etapa de lactancia, es cuando tu hijo comenzará a desarrollar este tipo de habilidades. La primera etapa de su vida le servirá como base y trampolín para desplegar cada una de acciones físicas que requieren de mayor minuciosidad y detalle.

¿Cómo potenciar la motricidad gruesa en tu hijo?

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  • Bailad juntos. Procura buscar un espacio para bailar junto a tu hijo. Invítalo a moverse al ritmo de la música. ¡Atrévete a disfrutar de diversos géneros y ritmos!
  • Enséñale a identificar las partes del cuerpo humano. Ayúdale a conocer cada parte de sí mismo. Crea un juego para que reconozca y señale su cabeza, nariz, ojos, boca, barriga…
  • Llévale al parque. En estos espacios hay múltiples actividades que puede hacer, desde correr y saltar hasta relacionarse con niños de su edad.
  • Jugad a lanzar una pelota. Lo más idóneo es que no sea tan pesado, lo mejor sería un globo. Prueben a lanzarlo y moverse para atraparlo.
  • Imitad sonidos de animales. Tratad de imitar lo que hace el perro, la vaca o el gato, practica con él estos sonidos en diversos tonos, bajos y altos.
  • Subir y bajar escaleras. Esto le permitirá coordinar mejor sus movimientos y a ser más independiente.
  • Prohibido pisar las rayas. Mientras van caminando juntos pídele que intente no pisar las rayas que encontramos en algunos pisos y cerámicas.

Actividades para fortalecer la motricidad fina

A continuación, vas a conocer algunas actividades para fortalecer la motricidad fina de los niños son las siguientes:

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  • Manos en la masa. Cuando estés en la cocina pídele que intervenga y realice alguna tarea con las manos como amasar, u organiza una tarde galletas y que sea tu hijo quien realice la tarea de amasado.
  • Construid algo juntos. Una casa con bloques de juguetes o una torre, prueben a ver quién puede construir la estructura más alta.
  • Comer solo. Proporciónale un juego de cubiertos para que pueda sentarse a comer solo, al principio podrá parecer un desastre pero poco a poco lo logrará con mayor soltura.
  • Vestirse solo. Es posible que necesite tu ayuda al inicio, saca la camisa de sus brazos y deja que haga el resto.
  • Dibujar y colorear. Proporciónale lápices y papel, con el tiempo aprenderá la mejor forma de tomarlos entre sus manos.
  • Juegos interactivos. Permítele que manipule con objetos con los que pueda interactuar y practicar actividades como rellenar, abotonar y pegar.
  • Pintura con los pies. Además de resultar divertido, pintar con los dedos de sus pies fortalecerá sus extremidades inferiores.

Por último, pero no menos importante, la motricidad juega un papel importante en la vida de tu hijo, fortalecer sus habilidades contribuirá a que se desenvuelva mejor tanto emocional como socialmente. Cada quien se desarrolla a su propio ritmo, dale tiempo y muévete junto a él. 

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