Huevo huero o embarazo anembrionario: cuando la gestación es fallida

El huevo huero es una de las principales causas de aborto espontáneo y se caracteriza por la ausencia del embrión dentro del saco gestacional. Conoce de qué se trata.
Huevo huero o embarazo anembrionario: cuando la gestación es fallida
Leidy Mora Molina

Revisado y aprobado por la enfermera Leidy Mora Molina.

Escrito por Leidy Mora Molina

Última actualización: 12 agosto, 2023

El huevo huero o embarazo anembrionario es aquella condición en la cual el bebé no se desarrolla, a pesar de que sí se ha formado el saco destinado a albergarlo. Por esta razón, es normal que la prueba de embarazo sea positiva, aunque no haya embrión.

Según la Asociación Americana del Embarazo, este tipo de gestación es responsable del 50 % de los abortos en el primer trimestre y en general, ocurre entre la semana 7 y 12 de gestación. Pero si sucede antes, la pérdida puede confundirse con la menstruación habitual.

¿Por qué pasa y cómo se trata? Veámoslo a continuación.

¿Qué es el huevo huero o el embarazo anembrionario?

Como se señaló, el huevo huero o el embarazo anembrionario es aquel en el que se implanta un saco gestacional vacío en el útero materno. Es decir, que el embrión no se desarrolla dentro de él o que deja de hacerlo de manera muy precoz.

A raíz de esto, la madre puede tener los síntomas típicos del embarazo, e incluso ver el saco en la primera ecografía, pero sin un bebé dentro. Como consecuencia de este fenómeno, la gestación no prospera y, muchas veces, se produce el aborto natural.

Causas del embarazo anembrionario

Son varias las causas de un embarazo anembrionario. L a principal se vincula a ciertos problemas cromosómicos del embrión que le impiden desarrollarse de manera correcta. Así lo detalla una investigación publicada en la Revista de Reproducción Asistida y Genética, donde se analizaron células del tejido fetal de abortos espontáneos.

Se detectó un 65 % de cariotipos anormales en todos los abortos espontáneos. En los casos de gestaciones anembrionarias, las tasas de cariotipos anormales fueron del 58 % y 68 %. El problema en estos embarazos ocurre desde el momento de la fecundación. Se relaciona con problemas en el óvulo o en el espermatozoide y es de carácter irreversible. Para entender un poco, cuando el óvulo y el espermatozoide se unen, se dirigen al útero para continuar su proceso de división celular.

Cada grupo de células de esta unión tiene una función específica. Unas formarán el saco gestacional y luego la placenta, y otras, formarán al feto. En los embarazos anembrionarios, el proceso de división celular es anormal y las células que formarán el feto no se desarrollan, o dejan de hacerlo desde el inicio.



Factores de riesgo

Aunque se desconoce de manera exacta qué puede originar un embarazo anembrionario, existen algunas condiciones que pueden aumentar el riesgo de padecerlo. Destacamos algunas:

  • Edad materna avanzada (mujeres mayores de 40 años).
  • Obesidad.
  • Problemas anatómicos del útero, como útero didelfo, bicorne y tabicado.
  • Enfermedades maternas, como enfermedades inmunológicas, trastornos de coagulación, entre otras.
  • Problemas hormonales, como ovarios poliquísticos o niveles bajos de progesterona.
  • Consumo de alcohol y drogas.

Del mismo modo, el embarazo anembrionario se ha relacionado con déficits nutricionales. Un estudio publicado en la Revista del Colegio Americano de Nutrición, detalla que niveles bajos de ácido fólico y vitamina B o K en la mujer aumenta el riesgo de padecer este tipo de condición.

Por otro lado, una investigación publicada en la Revista Internacional de Medicina Molecular y Celular (IJMCM), estudió los cromosomas de parejas con antecedentes de abortos espontáneos recurrentes.  Se encontró que los matrimonios consanguíneos tienen mayor probabilidad de tener un embarazo anembrionario que las parejas no consanguíneas.

Síntomas de un embarazo anembrionario

En los primeros días, posconcepción aumenta la hormona del embarazo gonadotropina coriónica humana (hCG), la cual se secreta de las células del saco gestacional.

El aumento de dicha hormona en la sangre hace que la mujer experimente los síntomas propios del embarazo, como las náuseas, el cansancio y la sensibilidad mamaria. A su vez, esta hormona puede ser detectada en la sangre y en la orina, lo que hace que la prueba de embarazo sea positiva.

De todos modos, con el pasar de los días, los niveles de esta sustancia tienden a desaparecer, al igual que los síntomas descritos. Y al final, se produce el aborto espontáneo.

El huevo huero o embarazo anembrionario se diagnostica solo mediante una ecografía transvaginal, la cual se realiza a partir de la sexta semana de gestación. A través de este estudio, el ecógrafo puede detectar la presencia de un saco gestacional rodeado de trofoblasto, pero sin un embrión dentro.

Ante esta situación, y si se presentan dudas acerca de la fecha de la última regla, es probable que el médico indique repetir la ecografía al cabo de 7 a 10 días. Esto permite corroborar si se trata en realidad de un embarazo anembrionario, o si la no visualización del bebé fue producto de un error en el cálculo de la edad gestacional.



¿Cómo se trata este embarazo?

Tal como hemos dicho, este tipo de embarazo no es viable y evoluciona de manera natural hacia el aborto, que se caracteriza por un sangrado vaginal y cierto dolor pelviano. Sin embargo, en muchos casos el embarazo anembrionario no evoluciona hacia la expulsión de los restos. Ante esto, el especialista puede indicar algunas medidas para inducirlo.

Lo habitual es que indique un tratamiento farmacológico si se detecta un embarazo anembrionario antes de la semana 7.  Si se detecta luego de este lapso, puede ser necesario realizar un legrado uterino.

¿Afecta el huevo huero a la fertilidad?

Si una mujer ha experimentado un embarazo anembrionario, esto no quiere decir que no pueda tener una gestación normal a futuro. De hecho, en la mayoría de los casos los siguientes embarazos son exitosos.

Eso sí, es preciso tomar en cuenta la opinión del médico cuando se decide iniciar de nuevo la búsqueda de un bebé. Expertos de la Asociación Americana del Embarazo consideran esperar al menos 2 o 3 ciclos menstruales, basados en el aspecto fisiológico de la concepción. En ocasiones, es necesario aguardar un lapso mínimo de 6 meses entre embarazos, con el fin de recuperarse emocionalmente de la pérdida.

A pesar de haber experimentado esta condición en el pasado, la gran mayoría de mujeres puede llevar un embarazo saludable en lo posterior. No obstante, es conveniente que el especialista evalúe el caso para intentar determinar las posibles causas y tomar las medidas preconcepcionales adecuadas. Por ejemplo, mantener una dieta adecuada, iniciar la profilaxis con ácido fólico y abandonar las adicciones, entre otros aspectos relevantes.

El huevo huero o embarazo anembrionario es una condición donde se forma el saco gestacional, pero no el bebé. Es la causa principal de los abortos espontáneos y suele ser resultado de problemas genéticos. Esta alteración no afecta la fertilidad, sin embargo, lo ideal es llevar un control médico para lograr completar un embarazo pleno.


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