Legrado, ¿enemigo de un futuro embarazo?

Las mujeres que atravesaron un legrado tienen dudas sobre su fertilidad. Lo cierto es que pueden volver a quedar embarazadas.
Legrado, ¿enemigo de un futuro embarazo?
Raquel Aldana

Escrito y verificado por la psicóloga Raquel Aldana.

Última actualización: 15 junio, 2023

El legrado o curetaje es un procedimiento quirúrgico menor que se realiza con anestesia general o regional. No suele suponer ninguna complicación y se lleva a cabo cuando se necesita contribuir a eliminar la capa más interna del útero, que es el endometrio.

El objetivo del procedimiento es «limpiar» el útero, quitando tejido que no cumple ninguna función o que son restos de un aborto, por ejemplo. Y si bien el aborto incompleto es la causa más frecuente, hay otros motivos que justifican su realización. 

¿Cómo se realiza un legrado?

Durante el proceso, el canal vaginal se mantiene abierto mediante el empleo de instrumentos quirúrgicos que ayudan a dilatar la entrada al cuello del útero, como explica el American College of Obstetricians and Gynecologists. El uso de la anestesia disminuye las molestias.

En sí, es un procedimiento muy sencillo que no requiere gran preparación previa. Se calcula que en 15 minutos puede concretarse por completo.

En términos generales, se siguen los siguientes pasos, de acuerdo a los expertos de Johns Hopkins Medicine:

  1. Se coloca anestesia, general o regional. Si es la primera, habrá un estado de somnolencia sin dolor. En caso de optar por la segunda, la mujer estará despierta, pero sin sensibilidad de la cintura hacia abajo.
  2. Luego se acuesta a la mujer boca arriba con los pies en unos estribos especiales. Esta posición se conoce en el ámbito médico como «posición ginecológica».
  3. Se introduce el espéculo en la vagina, que será el encargado de dilatar la zona. Al ensancharse el canal, el profesional podrá observar el cuello uterino y acceder a él con los instrumentos para el legrado en sí.
  4. Después de visualizar el cuello uterino, se utiliza un dilatador para lograr la apertura de este cuello. Esta parte es más lenta, ya que se introducen varillas de grosor diferente para lograr la apertura necesaria.
  5. Finalmente, se introduce una cureta (es un instrumento con forma de cuchara con un borde cortante). La cureta es la herramienta para el raspado o legrado de la cara interna del útero. En algunos centros de salud se dispone de un succionador, que aspira el contenido del útero, en lugar de rasparlo.


¿Por qué hay que realizar un legrado?

La mayoría de las veces, la indicación de un legrado es un aborto que no se completó de manera natural. Entonces, el médico debe intervenir para quitar restos de tejido que quedaron en el útero.

Pero este no es el único motivo. A continuación, detallamos todas las razones más frecuentes para la práctica:

  • Aborto espontáneo: una pérdida involuntaria del embarazo puede ser incompleta. Es decir, que queden restos del embrión en el útero. El peligro es una infección y, por ello, se necesita hacer un legrado.
  • Aborto voluntario o terapéutico: en los lugares donde el aborto es legal, se puede usar el legrado para concretar el deseo de la mujer. También es posible que se indique un aborto para preservar la vida de la madre, ya que la misma correría riesgo a causa del embarazo (por ejemplo, una embarazada con hipertensión pulmonar grave o con síndrome HELLP).
  • Sangrados menstruales abundantes: ciertos trastornos de la menstruación pueden cursar con un sangrado abundante que se retenga dentro del útero. Esta retención aumenta los dolores y el riesgo de infección, por lo que es preferible hacer un legrado para retirar el endometrio, que esperar su salida espontánea.
  • Pólipos uterinos: no es la técnica de elección para extirparlos, pero el legrado podría requerirse para mujeres con pólipos que no pueden acceder a una operación más compleja.

De igual modo, se puede emplear para la extracción de un DIU retenido, para el diagnóstico de patologías endometriales (como hiperplasias) o para indagar en las posibles causas de infertilidad (según el caso).

¿El legrado afecta la fertilidad?

Existen muy pocos casos en los que un legrado uterino afecta la capacidad de las mujeres para quedar embarazadas en el futuro.

En general, cuando hay problemas de fertilidad luego de un aborto, las causas subyacentes son las culpables, pero no el legrado en sí. Lo que puede suceder es que se presenten complicaciones por el raspado uterino, como el síndrome de Asherman y la incompetencia cervical. Ambas podrían afectar una gesta posterior.

El síndrome de Asherman no es más que la aparición tejido cicatrizal en el útero. Se observa en forma de adherencias o sinequias dentro de la matriz, como comentan los autores Quile y Acosta (2022).

Las mujeres con síndrome de Asherman tienen alteraciones del ciclo menstrual. Por fortuna, existen algunos tratamientos capaces de reducir la probabilidad de presentar esta alteración tras un legrado. Así lo advierte un trabajo publicado en International Journal of Women’s Health.

La incompetencia cervical, por su parte, hace referencia a la dilatación prematura del cuello uterino, dando como resultado la expulsión de un feto vivo en el segundo trimestre de embarazo. Una complicación del legrado puede ser la pérdida de la capacidad del cuello uterino para estar cerrado durante el embarazo. Si se detecta a tiempo, se ha demostrado que el cerclaje es una alternativa válida que puede ayudar a sostener la gesta.

Gracias a los avances en las técnicas quirúrgicas, la aparición de estas complicaciones ha disminuido de forma significativa.

Por otro lado, los investigadores han encontrado dos cuestiones que podrían ser más frecuentes en los embarazos posteriores de mujeres que recibieron un legrado antes:

  1. Mayor posibilidad de hemorragia posparto. Un estudio publicado en Ochsner Journal halló esta tendencia, aunque no encontró otras complicaciones en el grupo de mujeres que se analizó.
  2. Mayor posibilidad de un nacimiento pretérmino. La conclusión proviene de un metaanálisis divulgado en Human Reproduction. Sin embargo, los mismos autores aclaran que podrían existir otros factores asociados y que no descartan la presencia de causas concomitantes que no se registraron en el análisis.

El tiempo para volver a quedar embarazada

Tras un aborto, a veces es necesario practicar el legrado para limpiar el útero, como ya aclaramos. Esta es una dura experiencia, a partir de la que surgen numerosas dudas: ¿me podré quedar embarazada de nuevo? Y si lo hago, ¿tengo riesgo de un nuevo aborto?

En el aspecto físico, las secuelas de esta cirugía no suelen derivar en molestias mayores, más que dolor a nivel de la pelvis o la espalda. Además, las mujeres también pueden presentar sangrados leves en los días posteriores al procedimiento quirúrgico.

El dolor puede tratarse con analgésicos de uso común (recetados por el médico) y el sangrado tiende a desaparecer por sí solo. En este sentido, a excepción de que existan complicaciones severas, la mujer podrá volver a la vida normal casi de manera inmediata tras un legrado.

No obstante, en cuanto al interrogante sobre un nuevo embarazo, se recomienda esperar al menos unos 90 días para volver a mantener relaciones sexuales, ya que se podría promover la aparición de infecciones. También es recomendable que transcurran dos periodos menstruales regulares y completos, para volver a pensar en la posibilidad de embarazarse.

Dejar reposar el útero durante 3 meses es muy importante. Esto tiende a garantizar la cicatrización adecuada de los tejidos y la vuelta al equilibrio hormonal. Pasado este tiempo (o el que el médico aconseje en cada caso particular), una mujer tras un legrado tiene las mismas posibilidades de quedarse embarazada que otra que no tuvo un aborto. Así lo confirma un estudio del año 2017 publicado en European Journal of Obstetrics, Gynecology, and Reproductive Biology.

También hay que considerar las emociones tras un legrado

Si bien las heridas físicas curan con cierta rapidez, las emocionales necesitan de otro ritmo. Hay que valorar la realidad emotiva y psicológica, pues dado que no es algo visible, puede aparejar incomprensión por parte del entorno, así como impaciencia al querer un nuevo embarazo.

Algunas mujeres que atraviesan un legrado sienten que se quedan «vacías». Persiste la idea de que se ha perdido para siempre una oportunidad para ser feliz o para realizarse en la vida.



Los estudios científicos también coinciden en que 90 días es el tiempo promedio para la superación de este duelo. Después de 3 meses del legrado, la mayoría de las mujeres ya no presentan síntomas compatibles con depresión o ansiedad.

Ciertamente, nadie está preparado para perder un hijo, por lo que es muy importante que el duelo no se conduzca en soledad ni se trate de ocultar o minimizar. El legrado parece una expresión más visible y hasta «aparatosa» de lo que sucedió. La intervención de un médico, la internación para el procedimiento y el reposo posterior remarcan un hecho doloroso.

La experiencia de un legrado nunca es fácil de «digerir» y, aunque un nuevo embarazo sea posible desde lo físico, el aspecto psicológico está allí. Resulta de mucha ayuda el acompañamiento de profesionales en salud mental para atravesar esta nueva realidad y prepararse de cara a una gesta deseada en el futuro.


Todas las fuentes citadas fueron revisadas a profundidad por nuestro equipo, para asegurar su calidad, confiabilidad, vigencia y validez. La bibliografía de este artículo fue considerada confiable y de precisión académica o científica.



Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.