Aún en el siglo XXI, la sexualidad es un tema del que mucha gente se siente incomoda al hablar. Incluso, algunos progenitores evaden el abordaje del tema con sus hijos pequeños porque sostienen que hasta la adolescencia no tiene sentido hablar de sexo. Pero hay que remarcar que la sexualidad va mucho más allá que un acto y que empieza a desarrollarse desde el nacimiento.
Durante la infancia, los niños empiezan a explorar sus cuerpos, a reconocer las sensaciones que les produce tocarse, descubren sus gustos y sus necesidades. Esto lleva a muchos adultos al dilema, por no saber bien cómo reaccionar cuando sus hijos se tocan los genitales.
De este tema no se suele hablar de forma abierta y clara porque está rodeado de desconocimiento y de varios mitos que nos incomodan. Por esta razón, los adultos no siempre reaccionan de una manera sana y apropiada. Sin embargo, con información podremos reaccionar de forma constructiva y tener los recursos para diferenciar una conducta normal de una que no lo es.
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¿Por qué los pequeños se tocan los genitales?
La masturbación, incluso en la edad infantil, no es otra cosa que la estimulación de las zonas de nuestro cuerpo que nos dan placer o zonas erógenas. A medida que los niños crecen, empiezan a descubrir y a explorar su propio cuerpo y así, pueden desarrollar cierta predilección por tocarse aquellas partes que les resultan más agradables, como los genitales.
Este tipo de comportamiento inicia en los primeros meses de vida, pero se acentúa al momento de la retirada del pañal, ya que los órganos genitales quedan más accesibles. La autoestimulación a esta edad es totalmente normal y no hay que perder de vista que los niños no tienen ninguna conciencia de lo que hacen ni le dan el mismo significado que un adulto. Por lo tanto, el pequeño no es capaz de juzgar cuándo su conducta es apropiada y cuándo no. Esto lo aprenderá progresivamente, a medida que aumenta su edad.
Lo esperable es que a partir de los 6 años los niños sean capaces de entender que no deben estimularse en público. Pero para eso, sus padres los deberán haber guiado previamente.
Algunos niños seguirán estimulándose en la intimidad y otros dejarán de hacerlo por diferentes motivos. Aunque no se lo piense, estas conductas exploratorias son cruciales en el desarrollo normal de los infantes. La forma en la que se adquiera este aprendizaje influirá en la autoestima y en la salud sexual del niño en la edad adulta.
¿Cómo debemos reaccionar ante este comportamiento?
Algunos padres creen que estas conductas de exploración de los niños son malas, sucias o insanas, pero la realidad es que no lo son. Por el contrario, constituyen un beneficio para la salud y el bienestar de los niños, que en un futuro serán adultos.
En este sentido, la educación sexual juega un papel clave y debemos tener claro cómo reaccionar ante estos comportamientos que forman parte del desarrollo y del aprendizaje de todas las personas. A continuación, te damos algunas recomendaciones.
Mantener la calma
No debemos olvidar que la autoexploración es un comportamiento normal del niño y un aprendizaje. Por ende, debemos reaccionar con naturalidad y tranquilidad, pues no es nada malo ni un peligro para él.
Así, evitaremos que asocie el sexo como un asunto negativo y además, nuestras acciones le reforzarán la confianza para que pueda recurrir a nosotros cuando lo necesite.
No prestarle mucha atención
Todos sabemos que a los niños les gusta que les riamos las gracias y que les prestemos plena atención. Por eso, a veces pueden utilizar este acto como una forma de enfadar o de llamar la atención de los adultos.
Si el niño corrobora que cada vez que lo hace, alguien le presta atención o lo regaña, es posible que lo haga con más frecuencia.
No reñirle ni castigarlo
El castigo nunca es la manera más eficaz de cambiar un comportamiento. Son mucho más efectivas otras alternativas, como distraerles con otra actividad o explicarles que, aunque su conducta no sea mala, no debe replicarla en ese lugar.
Si reñimos al niño, vamos a lograr que asocien su sexualidad y su cuerpo con emociones negativas, como la culpa o vergüenza. A la larga, esto puede dar lugar a un daño emocional enorme.
Hablar con naturalidad sobre el sexo con tu hijo
Eso sí, siempre de manera paulatina y con un lenguaje adaptado a su nivel de comprensión y a su edad, dándole aquella información que nos pida o aclarando las dudas que le surjan (de lo que oye o ve en el colegio).
No referirse al sexo como algo sucio
Si tenemos que explicarle al niño por qué su conducta no es apropiada en ese momento o lugar, es importante que no nos refiramos a sus genitales como algo sucio. Si lo hacemos, le haremos sentir culpa o vergüenza por lo que hace y esto no sería positivo para su desarrollo.
Estar en comunicación con los profesores y otros familiares
Si estos comportamientos de exploración los niños los realizan en público o en situaciones en las que no estemos presentes, es importante hablar con el maestro o con los familiares sobre cómo estamos abordando dicha cuestión. Lo que debemos asegurarnos es que, tantos unos como otros, reaccionen de una forma natural y sana, sin avergonzar o ridiculizar al menor.
No espiar
Como padres y madres es normal que queramos estar al día de todo lo que hacen nuestros hijos. Aunque, a medida que estos se hacen mayores, necesitan de su espacio y de su intimidad. Es bueno compartir momentos juntos y comunicarnos de forma abierta, pero debemos no intentar “pillarlo”, pues lo va a notar y le va a afectar.
Sobre cómo reaccionar si tu hijo se toca los genitales diremos que…
Ahora ya sabes cómo debes reaccionar cuando tu hijo se toca los genitales. No hay que olvidar que la sexualidad comienza desde los primeros meses de vida y forma parte del desarrollo normal del menor.
Por todo esto, es importante una buena educación sexual en la que no se demonice el sexo y que nos permita ser quienes somos. Eso sí, sin perder de vista la edad y el grado de entendimiento de los niños.
Bibliografía
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