Estrategias para ganarse la confianza y respeto de nuestros niños

Desde el primer momento, lo que más desean los padres es poder tener una gran relación con sus hijos. Pues, la intención es que juntos se brinden tranquilidad, se apoyen en las adversidades y puedan evolucionar juntos.

A causa de ello, los padres deben empeñarse en ofrecer un amor incondicional. Esto debido a que desde los primeros días son las personas encargadas de proteger la seguridad y el bienestar de los seres que han llegado a iluminar su día.

Además, es indispensable que tengan claro que cuando los niños comienzan a crecer, es indispensable mantener el mismo apego positivo. Pues, esa es la fórmula ideal para brindarles un apoyo constante al que siempre pueden acudir.

Esto es esencial, pues para que padres e hijos tengan la mejor relación, tienen que fomentar la confianza y el respeto. De lo contrario, cada uno se distanciará del otro, esconderá sus emociones y se negará la oportunidad de tener un confidente en su vida.

Por esa razón, los padres deben ser consciente de que la confianza y el respeto son dos valores que se deben alimentar a diario. A continuación detallamos algunos aspectos claves para tener éxito en esa consecución.

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Las recomendaciones para fomentar la confianza y el respeto

En primer lugar, es primordial que los padres se dirijan a sus hijos con serenidad y paciencia, tanto en los aciertos como en los desaciertos. De lo contrario, los pequeños se sentirán agredidos, se acostumbrarán a verlos con miedo y les comenzarán a guardar un resentimiento que destruye al respeto.

Aparte del diálogo sano es indispensable escuchar a los niños con atención. Pues, solo de esa manera lograrán interpretar que sus padres se interesan por lo que les ocurre y se animarán a revelarles todas sus inquietudes.

Otro aspecto fundamental es saber corregirlos con decencia y con buenas palabras, para que los hijos entiendan que sus padres quieren lo mejor para ellos y que siempre están dispuestos a ayudarlos.

Por otro lado, es recomendable alejar a toda costa los castigos severos y preocuparse por entender el por qué de las acciones de los hijos.

Así se logra que el niño tenga claro que, a pesar del error cometido, sus padres estarán dispuestos a guiarlo por el mejor camino y a transmitirle las enseñanzas más enriquecedoras.

Asimismo, es necesario que los padres brinden un espacio para que los niños participen de algunas de las decisiones de la casa. Pues, es de ese modo como ellos sienten que sus puntos de vista son valorados y que pueden ser expresados sin ninguna limitación.

Por último, no se debe caer en el error de creer ciegamente en versiones las externas, sin antes escuchar los puntos de vista de los hijos. Pue esto hace que los niños entiendan de inmediato que los padres no confían en ellos y, por lo tanto, pierden las razones para abrir sus corazones con sinceridad.

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La clave está en que los padres ofrezcan seguridad

Si los padres se convierten en el refugio al que los niños pueden acudir ante cualquier circunstancia, conseguirán tener una relación basada en la confianza y en el respeto. Pues las dos partes tendrán claro que su única intención es actuar con amor para garantizar el beneficio del otro.

De igual manera, lograrán el resultado esperado al incentivar a los hijos a desahogarse cada vez que lo requieran. Y con ese acto, los niños entienden que pueden confiar en sus padres porque ellos no los juzgarán y sí se encargarán de cuidar su desarrollo emocional.

Por último, un gran recurso también es que los padres le cuenten sobre su vida a los hijos. De esa manera, les indican que la confianza es mutua y que los secretos no hacen parte de esa magnífica relación.