¿En qué consiste la educación incidental?

La educación incidental tiene como finalidad aprovechar y fomentar aprendizajes producidos en actividades y situaciones de la vida cotidiana. En ámbitos familiares como escolares, una educación incidental, implica el uso de situaciones diarias para que los niños, pequeños y en edades más avanzadas, aprendan conceptos y conductas.

El aprendizaje incidental

Existen discrepancias respecto de las diferenciaciones entre aprendizaje informal y aprendizaje incidental. Tal y como platea JoséLuis Illera en el artículo “Educación Informal, Vida Cotidiana y Aprendizaje Tácito“, “las subdivisiones entre formas del aprendizaje informal son difíciles por ser poco claras”.  Y se remarca que en ambas formas de aprendizaje, tanto informal como incidental, se aprende, incluso en ocasiones, a la par que en la educación formal.

Además, el autor plantea que se aprende de manera explícita e implícita simultáneamente, tanto en la escuela como en la vida cotidiana. Solo que la diferencia de los resultados de aprendizaje, integrado en formas de conocimiento, tienen distinta consideración social.

En esta línea de desarrollo se remarca la importancia de los aprendizajes informales o incidentales. Dichos aprendizajes se dan de manera no consciente y en su gran mayoría no pueden ser verbalizados.

Sin embargo, son aprendizajes que constituyen verdaderos conocimientos. Conocimientos que, si bien son  adquiridos de manera informal o incidental, influyen y cambian esquemas cognitivos y sociales de percepción y de acción.

Características del aprendizaje incidental

• Se trata de un aprendizaje producido a diario, día a día, en momentos, situaciones y contextos familiares y laborales.
• Es un aprendizaje relacionado o conectado a actividades, experiencias o situaciones que en principio no guardan relación.
• Se adquiere a partir de la observación, experimentación, contacto y relación con los ambientes y las personas.
• Es un aprendizaje no intencionado, no planificado, sin objetivos ni tiempos concretos marcados.
• Puede producirse también a partir del contacto y la interacción con los medios de comunicación.
• La base del aprendizaje incidental es la exploración no estructurada.
• Potencia la curiosidad.

La educación incidental

En un contexto escolar una educación incidental supondría una intervención intencionada. Aunque, teniendo en cuenta las características y la no intencionalidad del aprendizaje incidental, ello pueda sonar paradójico.

Este tipo de enseñanza supone una relativa planificación  de objetivos y la organización de los recursos y el espacio. Es decir, planificar una enseñanza dirigida a aprovechar actividades y rutinas del día a día dentro del aula, de forma que los niños aprendan conductas y habilidades casi sin darse cuenta, es decir, de manera casi automática, y entretenidos.

Así, la educación incidental debe tener como objetivo valerse de lo incidental. Es decir, aprovechar aquellos aprendizajes ligados a situaciones más informales, flexibles, lúdicas y divertidas. O, en todo caso, la enseñanza escolar debería integrar ambos procesos de enseñanza-aprendizaje, tanto el formal y reglado como el más informal e incidental.

Para lo cual, ello supondría poner en práctica actividades que despierten el interés de los alumnos y los motive a vivir experiencias dentro del aula. En este sentido, es interesante el diseño e implementación de actividades educativas como asambleas, trabajos por proyectos o rincones de trabajo. O, en el caso de niños más mayores, poner en práctica, por ejemplo, dinámicas de grupo como el roleplay.

Características de una educación incidental

• Está dirigida a lograr aprendizajes en situaciones informales dentro del aula.
• Fomenta la participación activa y el entretenimiento durante la adquisición de conocimientos y comportamientos.
• Promueve la interacción entre los niños y entre estos y un entorno flexible y divertido.
• Estimula en sus procesos de aprendizaje el interés de los niños por descubrir y experimentar.
• Es una educación desafiante y motivadora.

Una educación incidental para ayudar a desarrollar conductas y habilidades

A medida que las personas, tanto adultos como niños, experimentan su día a día, aprenden. La cotidianeidad enseña conductas y habilidades, avanzadas en el caso de las personas mayores y básicas en el caso de los niños, pero que serán necesarias y la base de otras más complejas cuando crezcan.

Los niños se van involucrando en aprendizajes incidentales a medida que desarrollan sus habilidades. Habilidades para hablar, moverse e interactuar se potencian a través del juego y la interacción con los otros en las situaciones menos pensadas. Los más pequeños aprenden en los recreos, en las entradas y salidas al colegio e incluso en los momentos más divertidos o en los de más tensión.

Con lo cual, es importante que padres y maestros aprovechen momentos cotidianos para enseñar habilidades y comportamientos. Los adultos deben valerse de la vida misma para enseñar a los niños conductas sencillas como saludar, dar las gracias y pedir por favor. Hasta conductas y habilidades más avanzadas como la cooperación y la empatía y la reflexión sobre las situaciones de la vida.

En definitiva, una educación incidental debe tener como finalidad poner en evidencia contenidos tácitos e implícitos que están involucrados en situaciones diarias y simples. Se trata de conocimientos que, de forma incidental, tanto en niños como en adultos, moldean esquemas de pensamiento y de conducta.