10 consejos para eliminar los mocos de tu hijo

Los mocos son normales en la niñez, ¡y en ocasiones muy molestos! Descubre a continuación qué puedes hacer al respecto para disminuirlos o eliminarlos.

Eliminar mocos en niños

Una de las preocupaciones que los padres tienen con respecto a sus hijos es que estos no se resfríen. Un síntoma típico de ello es la congestión nasal, aunque esta puede ocurrir también por episodios alérgicos. Dada la frecuencia con la cual los pequeños desarrollan estas afecciones, todos los padres deben saber cómo eliminar los mocos de su hijo de forma rápida y sencilla.

La eliminación de la mucosidad en la nariz de los niños no tiene, en principio, solo una función estética. En efecto, su exceso puede impedir que los pequeños respiren por la nariz e, incluso, comprometer su ingesta adecuada de alimento (esto último, en especial, en bebés que todavía amamantan o toman por biberón). Veamos qué debes tener en cuenta y cómo proceder.

¿Qué debes saber para eliminar los mocos de tu hijo?

En primer lugar, es importante que sepas que es habitual y normal que los bebés tengan tanto mocos como flemas, incluso si no están resfriados. Hay que tener en cuenta que las mucosidades son un eficaz mecanismo de defensa para su organismo, puesto que se encargan de limpiar las vías aéreas de gérmenes y evitan que proliferen.

Limpiar los mocos de la nariz de los niños
Para eliminar la mucosidad en la nariz del pequeño puedes recurrir a productos comerciales o terapias caseras.

Tal y como señala un trabajo publicado en Minerva Pediatrics, las causas más frecuentes de obstrucción nasal y secreción nasal en bebés y niños son las infecciones. En especial, aquellas que son de origen viral. Las alergias también son una explicación común y ambas pueden derivar en una producción elevada de mucosidad en su cavidad nasal.

Así pues, los síntomas derivados de un exceso de mucosidad o de flemas son los siguientes:

  • La acumulación de esta mucosidad en las vías respiratorias puede generar tos, estornudos, dificultad para oír y dificultad para respirar.
  • En el caso de las flemas que llegan a la garganta, pueden hacer que el bebé sufra arcadas y vómitos.
  • Si el episodio se ha desencadenado por una alergia, el pequeño puede presentar ojos llorosos y episodios inflamatorios.
  • Como es natural, el pequeño puede manifestar mal humor y problemas para dormir. Esto último puede acrecentar lo primero.

En lo referente a la tos, es necesario decir que funciona como un mecanismo de defensa del cuerpo. Sirve para movilizar la mucosidad de las vías respiratorias inferiores y expulsarla. Por ello, es bueno que el niño tosa y no se debe recurrir de forma inmediata a medicamentos que neutralicen la tos. Siempre es mejor consultar antes al médico de cabecera o a un profesional de la salud.

Consejos para eliminar los mocos en tu hijo que resultan efectivos

En el mercado actual existen productos para eliminar los mocos en los niños. A la par que puedes optar por estos, puedes de igual modo recurrir a terapias y remedios caseros. Atenderemos estos últimos en breve, aunque primero te dejamos con cuatro métodos que puedes usar para mejorar el bienestar del pequeño en caso de mucosidad excesiva.

1. Utiliza una jeringa de bulbo

Las jeringas de bulbo son una alternativa práctica, segura y útil para remover el exceso de mocos de la nariz de los infantes, según detallan los expertos del Hospital Nacional de Niños. Eso sí, procura desarrollar esta práctica después de alimentarle; en caso contrario, es posible que ocurran vómitos.

Opta siempre por las jeringas manuales, ya que durante los últimos años se han popularizado modelos mecánicos. Estos pueden ser muy potentes para algunos pequeños e irritar sus delicadas narices.

Si el moco es muy líquido, entonces no necesitarás de solución salina. En caso de que esté muy espeso, debes emplear este fluido para permitir que el moco se extraiga. Son fáciles de utilizar: con suavidad, coloca la punta de la jeringa en la nariz del pequeño y luego, suelta de manera lenta el bulbo para generar succión.

2. Usa un aerosol nasal

En general, los pediatras suelen prescribir con mayor frecuencia los aerosoles nasales, como bien recoge un estudio desarrollado por la Revista Italiana de Pediatría. Son más comunes para la población adulta, aunque en la actualidad también existen presentaciones pediátricas que son seguras. Por supuesto, su empleo debe ser moderado; ya que en exceso puede generar irritación en la cavidad nasal.

Debes seguir las indicaciones del prospecto o, en todo caso, consultar con el pediatra sobre la frecuencia y la dosis. De acuerdo con el Nationwide Children’s Hospital, la mayoría de los médicos no recomienda más de dos pulverizaciones e, incluso, puede ser una en función de la edad del hijo. Es importante que el pequeño no se suene la nariz de forma inmediata después de aplicar el aerosol.

3. Considera adquirir un aspirador nasal

Aspirador nasal para niños
Los aspiradores nasales se han popularizado los últimos años dentro de las opciones comerciales para eliminar el exceso de mocos en tu hijo.

La tercera alternativa que te proponemos para eliminar los mocos de tu hijo es un aspirador nasal. A diferencia de la jeringa de bulbo, esta vez la succión la haces con la boca a través de una boquilla que tiene un filtro. Se puede usar con o sin gotas nasales (todo depende de qué tan líquida sea la mucosidad). Evita succionar en exceso para no irritar las paredes nasales del infante.

4. Ayúdale a sonarse para eliminar los mocos

Para ello, tendrás que limpiarle los mocos con un pañuelo muy suave y lavarle con suero fisiológico nasal. Para aplicárselo, lo mejor será que lo tumbes de lado, así evitarás que no se trague las mucosidades. En ese momento tendrás que poner el suero en una de las fosas nasales y presionar la otra con suavidad.

Es imprescindible que hagas esto siempre sin aplicar mucha presión, ya que esta puede irritarle la nariz e, incluso, perjudicar el tímpano, tal y como sugiere el especialista Patrick C. Barth. Educa al pequeño, en caso de que tenga la edad suficiente, para que no se suene la nariz con una fuerza desmedida.

Otras cosas que puedes hacer para eliminar los mocos en tu hijo

Las opciones anteriores son las más prácticas al momento de remover el exceso de mucosidad del pequeño. Se tratan de intervenciones directas, pero existen otras que pueden incidir en su duración, reincidencia y en el bienestar de tu hijo. Te dejamos con algunas ideas.

5. Incrementa su ingesta de líquidos

El agua puede ser uno de los mejores aliados si el bebé tiene mocos. Intenta que beba con frecuencia porque el líquido ayudará a disolver la mucosidad, como bien respalda un trabajo desarrollado en la Universidad Técnica de Babahoyo en 2019.

Si bien este hecho no eliminará los mocos en sí, hará que los mismos sean menos espesos y que no causen problemas para respirar en el bebé. Además, también se recomienda la ingesta de frutas enteras o de sopas.

6. Mantén el hogar limpio

El polvo y la suciedad son nocivos para la salud tanto de los adultos como de los más pequeños de la casa. Estas partículas pueden ingresar a través de las fosas nasales, irritar las vías aéreas y aumentar la producción de moco en tu hijo.

En este sentido, una buena opción para reducir la mucosidad es mantener el hogar limpio y libre de polvo. Lo ideal es que uses un paño humedecido para evitar levantar el polvo en el ambiente donde se encuentra el bebé. A su vez, se recomienda que evites el uso de escobas, aspiradores o plumones si el infante se encuentra cerca.

7. Utiliza un humidificador

Limpiar nariz a bebés
Por fortuna, la mayoría de los episodios de exceso de mucosidad son transitorios y leves.

Los humidificadores permiten controlar el nivel de humedad en el ambiente. Si el pequeño es alérgico, su utilización en espacios cerrados puede reducir las probabilidades de desarrollar un episodio. Tal y como advierte la American Academy of Allergy, Asthma, and Immunology, debes limpiar y cambiar su filtro de forma regular para evitar el crecimiento de moho. Además, es imprescindible servirse de agua desmineralizada.

8. Dale un baño de vapor

Los baños de vapor pueden ayudar, aunque de forma limitada, a despejar la cavidad nasal. Su impacto es modesto y debe emplearse con cuidado para evitar causar quemaduras. Puedes hacer vaporizaciones con ayuda de una toalla y un recipiente, pero la National Library of Medicine recomienda vaporizar la ducha del baño y llevar al pequeño allí antes de acostarse.

9. Levanta la cabecera de la cama

Como se ha señalado al inicio, el exceso de mucosidad puede generar problemas para dormir. Elevar la altura de la cabeza puede contribuir de forma moderada a obtener cierto nivel de bienestar con respecto a la congestión de la nariz. Usa almohadas o mantas para ascender un poco la cabecera de la cama.

10. No lo fuerces a comer

Es importante que no lo fuerces a comer. Tanto la congestión nasal como las flemas pueden causar inapetencia, náuseas y vómitos. Así que ten paciencia y que coma cuando le apetezca. Si le obligas a ingerir alimentos, acabará por vomitar.

Si hace falta, es preferible que coma más veces al día, pero menos cantidad. Así le costará menos esfuerzo acabarse sus raciones y no experimentará la sensación de ahogo durante la ingestión.

Tratamiento médico para eliminar los mocos

Si tu hijo es muy pequeño, no recurras a un tratamiento médico tan rápido. Ten presente que los pediatras no son partidarios de recetar mucolíticos a los bebés. Aunque sí disuelven la mucosidad y favorecen su expulsión, incrementan la secreción de moco.

Esto, al final, lo que hace es que se establezca una especie de círculo vicioso del que no es fácil salir. Aunque no lo creas, medicar al bebé cada vez que tenga mocos o flemas puede ser más nocivo para él que el hecho de que tenga mucosidad en sí, como bien sugiere la Dra. S. Martín Aragón.

  • Muchos de los episodios se desencadenan por infecciones virales, de manera que el uso de antibióticos en estos contextos es inoportuno e ineficaz.
  • En cuanto a los antialérgicos, su empleo debe estar avalado por un profesional y reservarse para los casos en los que los mocos se deban a alergias.
  • En ambos casos (infecciones y alergias), los medicamentos no se consideran una terapia de primera línea. Se deben considerar, así, alternativas menos invasivas.

Aunque no vayas a poder evitar que tu hijo contraiga un resfriado al menos una vez al año, es bueno que pongas en práctica las medidas antes descritas para que las molestias afecten lo menos posible. Si tienes dudas, no dudes en consultar con el pediatra.

Bibliografía

Todas las fuentes citadas fueron revisadas a profundidad por nuestro equipo, para asegurar su calidad, confiabilidad, vigencia y validez. La bibliografía de este artículo fue considerada confiable y de precisión académica o científica.

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