Es normal sentir preocupación cuando nuestros niños están inapetentes. Por ello, comenzamos a buscar miles de formas para que coman, muchas veces con resultados fallidos. Por suerte, existen algunas estrategias que, aunque no son nuevas, son poco conocidas. Una de ellas es usar colores en la alimentación de los niños para despertar el apetito y enseñarles a comer.
¿En qué se fundamenta?, ¿cómo funciona esta técnica?, ¿cuál es su ventaja en la alimentación de los niños? Todos esos interrogantes serán algunos de los puntos de referencia en este artículo. Quédate a leer y verás cómo el color rojo, el verde o el amarillo pueden afectar la aceptación o no de un alimento. Sobre todo en los más pequeños de la casa.
Colores de los alimentos, sensaciones y emociones
Cuando se consume un alimento, miles de sensaciones son percibidas a través de los sentidos. El sabor, la textura, la apariencia, el olor y el color, en conjunto, producen una serie de emociones que condicionan su aceptación o su rechazo.
Pero de todos los estímulos, el color es el que tiene más efecto sobre la emoción e influencia sobre otras percepciones. Es capaz de estimular o deprimir, alegrar o entristecer. Algunos despiertan sensaciones activas y otros pasivas, pero al final afectan la percepción hacia el alimento.
Por ejemplo, se estudió cómo la visión afecta de manera directa el gusto y el olfato. Así lo apunta un artículo en la revista Brain and Cognition. Este artículo dice que «comemos con nuestros ojos» y todos los elementos visuales, incluyendo el color, influyen en la apreciación del sabor. Por ese motivo, también afectan el apetito.
Asimismo, la revista Appetite muestra un trabajo desarrollado por Piqueras y Spence donde también resaltan que el color de la comida y la bebida es la característica visual más importante relacionada con el sabor y el apetito.
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¿Cuáles son los colores que estimulan el hambre y cuáles no?
Un artículo publicado en la revista Just Agriculture en el año 2022, que trata sobre la psicología de los colores en los alimentos, explica que nuestro cerebro tiende a reaccionar de manera diferente a los colores. Incluso, el color le da la señal al cerebro de cómo sabe determinado alimento.
También, comentan que la percepción visual del gusto comienza en la niñez y va aumentando a medida que crecemos. Lo cierto es que, cada color tiene su propia psicología, que influirá en la selección o no de determinados alimentos o productos alimenticios. Veamos cuál es el significado de cada uno de ellos:
- Rojo: es uno de los colores más llamativos en los alimentos, al verlo estimula las papilas gustativas y el apetito.
- Azul: inspira frescura, limpieza, y relajación. Sin embargo, no es un color que provoque apetito.
- Verde: es el color de la naturaleza. Se asocia a la frescura del alimento, lo natural y saludable. Estimula el apetito.
- Amarillo: es el color de la felicidad y del positivismo. Estimula el apetito.
- Naranja: por ser una mezcla del rojo y el amarillo, también estimula el apetito.
- Negro: este color reduce el apetito debido a que se asocia con lo amargo.
- Marrón: es un estimulante del apetito, ya que se relaciona a lo saludable y a la calidez.
- Púrpura: es un color que provoca emociones similares a las del color azul, es decir, no evoca apetito.
Como hemos visto, el color es una característica integrada al sabor y al olor de los alimentos. Por eso, tiene una influencia marcada en el apetito. En función del color, ¿cuáles serían los alimentos que estimulan el apetito y los que no? Veamos a continuación.
Colores en la alimentación de los niños que estimulan el apetito
En este grupo encontramos los rojos, como las cerezas, tomates, sandías y pimentón rojo. Los amarillos y anaranjados, como la calabaza, la zanahoria, el zapallo, la naranja, la piña, la mandarina, el mango, el durazno y el plátano también lo integran.
Otros alimentos que pueden estimular el apetito son las hortalizas verdes, como lechuga, espinacas, coles, acelgas y los espárragos. Los alimentos y preparaciones como el pan horneado, pasteles, gratinados y galletas, se destacan por un color marrón típico del horneado que estimulan el apetito.
Alimentos que no estimulan el apetito
Los alimentos azulados o púrpuras caen dentro de esta categoría. Tal es el caso de la berenjena, los arándanos, las uvas moradas, higos frescos y secos, blackberries y el tomate azul.
Las uvas pasas, frijoles negros, arroz negro, cacao o chocolate oscuro y la aceituna negra, tiene un color ennegrecido que puede causar rechazo en su consumo. Para combinar todos estos alimentos y que tu pequeño pueda disfrutar de su comida, puedes realizar un juego.
Juego de colores para enseñar a comer a los niños
Durante los primeros años de edad, los niños descubren su entorno activando sus sentidos. Así que, puedes sacar ventaja de esta condición y enseñarlos a comer a través de ello. El juego de los colores del arcoíris es una buena alternativa.
Por ejemplo, los alimentos más difíciles de introducir en ellos son las verduras, las hortalizas y las frutas. Como poseen una amplia gama de pigmentos con colores brillantes, lo que debes hacer es separarlos de acuerdo a los colores del arcoíris.
Al agrupar a los alimentos por colores, les enseñas a tus hijos a relacionar el color con el poder que estos poseen para nutrirlos, ¡tal como si fueran unos superhéroes! De esta forma, pueden motivarse a comerlos.
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Conoce algunos ejemplos de los grupos de alimentos de acuerdo al color y sus poderes nutritivos.
Rojo
El tomate, la fresa, el pimentón, la sandía, la remolacha, la cereza, la granada y otros, están en este grupo. Ellos aportan antocianinas, que protegen el cuerpo de la oxidación, y licopeno, que les ayudan a tener un corazón saludable.
Naranja y amarillo
En este grupo incluimos la zanahoria, la naranja, la mandarina, la piña, el mango, la calabaza, el maíz, el cambur, entre otros. Contienen vitamina A que les da poderes a su vista para ver mejor, y vitamina C, que aumenta sus defensas para combatir las enfermedades.
Verde
Aquí encontramos las acelgas, las espinacas, el brócoli, el calabacín, los espárragos, los guisantes, el repollo, la lechuga, entre otros. Contienen vitamina A y C que funcionan como antioxidantes y potencian las defensas del cuerpo, además de vitamina K que ayuda a fortalecer sus huesos. Así mismo, la fibra presente en ellos les permite digerir mejor los alimentos.
Azul y morado
La berenjena, el arándano, la mora, la cebolla morada, la uva, el repollo morado, la ciruela, entre otros, tienen antioxidantes que los mantendrán jóvenes por más tiempo, además de que favorecerán a la salud de su corazón.
Blanco
Aunque no forma parte del arcoíris, hay que resaltar que la cebolla, los champiñones, la papa, la pera, el coliflor y el puerro, entre otros, tienen fibra y esto los ayuda a mantener su estómago saludable.
Percepción de los colores en la alimentación de los niños
Un estudio que aparece en la revista Food Quality and Preference publicado en el año 2018, acordó que entre más colores tenga la dieta de los niños, mayor será la aceptación de la comida. Sin embargo, no solo los alimentos influyen en su percepción, sino también la presentación de los mismos, incluyendo los platos en los que se sirven.
Se encontró que los niños menores de 10 años eligieron los platos con los colores más atractivos, como el amarillo, el verde, el rojo o el azul. Mientras que los mayores de 10 años se inclinaron más por los platos blancos o negros.
Otro dato interesante es que la comida servida en platos de colores aumentó la aceptación del sabor de nuevos alimentos en los niños pequeños.
Más trabajos en esta área, como el que señala la revista International Journal of Retail & Distribution Management en el año 2019, indica que los colores más brillantes y saturados fueron más efectivos en los niños para la aceptación del sabor y la preferencia de un alimento u otro.
Podemos anunciar como una buena noticia para los padres, madres y cuidadores que el uso de los colores en la alimentación de los niños y la presentación de comida en platos coloridos es una estrategia efectiva para aumentar el apetito y la aceptación de nuevos sabores. Además, evita que sufran del trastorno de alimentación selectiva.
El truco está en hacer de la alimentación un arcoíris de colores y sabores
Como resultado, el uso de los colores en la alimentación de los niños es una estrategia potente para aumentar el apetito y la aceptación del sabor en las nuevas preparaciones de nuestros hijos.
Una forma efectiva es combinar colores intensos y brillantes, como el rojo, naranja y violeta, con otros que quizás no sean tan atractivos. Por ejemplo, mezclar en una ensalada uvas pasas de color oscuro con fresas, moras y arándanos, mejorará su aceptación.
Otra opción es elaborar bebidas de colores llamativos, como el jugo de zanahoria, y agregarle algunos alimentos que son fuente de los nutrientes que necesitamos suplementar. Por ejemplo, agregar chía o linaza, como fuente de omega-3.
¡Y, si servimos la comida en platos coloridos tendremos un mayor éxito!
Bibliografía
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