«Bullying» social: ¿qué es y cómo identificarlo?

Es una responsabilidad compartida entre padres, escuelas y la sociedad en general involucrarse en los casos de «bullying», independientemente de la forma que tome. Descuidar esta responsabilidad puede tener impactos graves y duraderos.
«Bullying» social: ¿qué es y cómo identificarlo?
Maria Fátima Seppi Vinuales

Escrito y verificado por la psicóloga Maria Fátima Seppi Vinuales.

Última actualización: 22 agosto, 2023

Lo que para muchos niños y adolescentes representa una etapa memorable de construcción de sólidos lazos de amistad, como la escuela o compartir tiempo en el club, puede convertirse en una verdadera tortura para otros.

Este es el escenario que se presenta en los casos de bullying social, donde se excluye de manera explícita a alguien y se le hace sentir que no existe, que no tiene valor ni importancia. Este fenómeno es muy común y acarrea consecuencias severas tanto a nivel individual como en el ámbito familiar y social. A continuación, se aborda el tema del bullying social.

¿Qué es el bullying social?

El bullying social se refiere al aislamiento deliberado de un individuo por parte de su grupo, con la intención explícita de hacerlo. Esta definición sencilla abarca un fenómeno complejo.

Suele manifestarse con frecuencia en entornos escolares o en clubes deportivos y recreativos. Consiste en marginar, mostrar indiferencia, rechazar y separar a una persona, marcándola y señalándola para que el resto evite toda interacción con ella.

Este tipo de acoso es una de las múltiples formas en que se presenta el bullying, que también puede ser físico, verbal, ciberbullying o sexual. Indudablemente, estamos hablando de una forma de maltrato y violencia, de una marginación y discriminación que se desarrolla de manera gradual hasta llegar a la exclusión total.

¿Cómo identificar el bullying social?

En primer lugar, es crucial no minimizar una situación al atribuir la soledad de un niño solo a su timidez, asumiendo que no participa en los recreos por esa razón. En cambio, debemos mantenernos alerta ante indicios comunes como los siguientes:

  • Los padres notan que su hijo carece de amigos o que nadie lo saluda cuando sale de la escuela.
  • El niño muestra resistencia a asistir a la escuela, se queja de dolores de cabeza o de estómago cuando se acerca la hora de ir a clases.
  • Los docentes observan que siempre es el mismo niño quien se encuentra solo o aislado durante los recreos.

A veces, el bullying social puede pasar desapercibido, ya que no siempre implica agresiones físicas evidentes ni insultos directos. Incluso quienes lo perpetran pueden no sentir culpa debido a esta falta de evidencia. Sin embargo, es importante entender que excluir a alguien sigue siendo una forma de maltrato y violencia.

El bullying social no se limita a los entornos físicos, sino que también se manifiesta en el mundo digital a través del ciberbullying. Los jóvenes de hoy utilizan diversas plataformas y grupos en línea para compartir chistes y videos.

Por lo tanto, como adultos, también debemos prestar atención a lo que ocurre en estos espacios. Muchos niños son excluidos de las conversaciones en línea, que luego continúan en el entorno escolar o recreativo. Esto los deja fuera de los comentarios y chistes compartidos por el grupo.



Consecuencias del bullying social

Por supuesto, las consecuencias del bullying social no tardan en aparecer. La persona afectada experimenta angustia, soledad, se siente rechazada y siente que falla en algo. Por esto mismo, en ocasiones, intenta mostrarse complaciente o asumir una postura servil, en un intento por agradar. Sin embargo, todo resulta en vano.

A su vez, en casos más extremos, estos jóvenes viven tanto dolor que piensan en lesionarse o en quitarse la vida. Hacerlo es la única forma en que sienten que podrían aliviar su dolor. También puede suceder que, cuando la tensión se acumula, estos jóvenes decidan buscar «venganza», concretando planes para atacar.

Otro escenario posible es que el joven conserve recuerdos negativos de su experiencia escolar. Cuadros de ansiedad, episodios depresivos e incluso estrés postraumático son realidades para muchos de los afectados. Sin importar la situación, ninguna de estas “soluciones” resulta en algo positivo, afectando a todas las partes involucradas.

¿Qué pueden hacer los padres y la escuela frente al bullying social?

El bullying social puede comenzar desde edades tempranas. Por ejemplo, cuando todos los miembros de un grupo se ponen de acuerdo para no asistir al cumpleaños de un compañero. En este sentido, la detección oportuna de estas situaciones es esencial para frenar la violencia que implica.

El papel de la familia y las autoridades escolares (o de la institución correspondiente) es crucial, ya que son quienes pueden tomar medidas concretas para promover un mejor ambiente de convivencia.

También pueden transmitir mensajes claros en cuanto a la intolerancia hacia cualquier forma de violencia o acoso. Algunas de las recomendaciones para prevenir y actuar frente al bullying social son las siguientes:

1. Involucrarse

No se trata solo de un problema entre niños. Por ejemplo, desde tempranas edades, es común que los adultos formen grupos en redes sociales o WhatsApp para compartir noticias de la escuela, asignaciones de tareas, enviar invitaciones de cumpleaños y más.

Pueden llegar a acuerdos para asegurarse de que todos los niños sean invitados a los cumpleaños y para asegurar su asistencia, evitando así la exclusión de alguno.

2. Tener cuidado con las palabras empleadas

Muchas veces, los adultos hablan de otros niños con el uso de etiquetas. Por ejemplo, «el bullicioso», «el que siempre tiene conflictos», entre otros. Poco a poco, estos discursos van dejando su huella en los niños.

Al llegar a determinada edad —como la adolescencia— y empezar a tomar sus decisiones sobre con quienes juntarse, pueden guiarse sobre eso mismo que escucharon desde temprana edad.

3. Fomentar y educar en la empatía

Habla con tu hijo y anímalo a imaginar cómo se sentiría si sus amigos lo excluyeran, no lo invitaran a jugar o decidieran no asistir a su fiesta de cumpleaños. Conversar con los niños, incluso desde edades tempranas, ayuda a crear conciencia sobre la importancia de ser responsables con los demás. Les enseña que un pequeño gesto puede ser afectuoso o destructivo.

Por ejemplo, invitar a alguien que está solo puede generar un gran apoyo. Por otro lado, ser cómplice de su aislamiento puede causar una gran tristeza en la vida de ese compañero.

4. Promover un uso responsable de las redes sociales

Durante la infancia, es más común que los niños sigan el ejemplo de sus compañeros en las redes sociales. Sin embargo, en la adolescencia experimentan mayor libertad.

Por esta razón, es fundamental fomentar conductas empáticas y responsables desde temprana edad. Enseñar a los niños a no utilizar las redes ni los grupos para hablar mal de otros compañeros, difundir rumores falsos o burlarse de ellos es esencial.



Vivir en una sociedad más tolerante es asunto de todos

En muchas ocasiones, el impacto del bullying tiende a ser minimizado y se limita a un ámbito individual. No obstante, es esencial reconocer que lo que ocurre en la escuela o en el club deportivo representa tan solo una pequeña faceta de lo que puede acontecer en otros espacios sociales.

En este sentido, es valioso crear una conciencia sobre el impacto del bullying social, no solo en términos de las víctimas y los agresores, sino también en un contexto social más amplio. La comunidad en su conjunto experimenta el impacto y las consecuencias cuando un niño o un joven se enfrentan al acoso o la indiferencia.

Incluso en situaciones más extremas, la sociedad entera se conmueve y resiente cuando los medios de comunicación informan sobre ataques en escuelas o casos de suicidio y autolesiones. Por lo tanto, la promoción de la tolerancia, la aceptación y una convivencia mejorada exigen un despertar de la conciencia colectiva y la acción unificada.


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