Trastornos externalizantes en niños: lo que debes saber

Los trastornos externalizantes son propios de los niños desobedientes, impulsivos e irritables. Actuar lo antes posible es fundamental para evitar consecuencias a futuro. Te decimos cómo.
Trastornos externalizantes en niños: lo que debes saber
Elena Sanz Martín

Revisado y aprobado por la psicóloga Elena Sanz Martín.

Escrito por Elena Sanz Martín

Última actualización: 27 julio, 2022

Hay niños a los que catalogamos como difíciles, rebeldes, agresivos o desobedientes. Menores que traen de cabeza a sus padres y maestros y cuyos comportamientos causan conflicto y malestar en sus entornos habituales. Pese a que corregir su conducta puede resultar un desafío complejo y desesperante, es posible lograrlo si se aborda el problema a tiempo. Y es que estos trastornos externalizantes pueden hacerse crónicos y generar serios problemas a futuro.

Cabe mencionar que este tipo de actitudes y reacciones siempre han de analizarse a la luz de la psicología evolutiva. Es decir, que un cierto grado de desobediencia u oposición es natural y saludable en ciertas etapas del desarrollo, pues reflejan el proceso de afirmación de la individualidad. Sin embargo, cuando dichos comportamientos interfieren en la vida diaria o causan sufrimiento por su intensidad, no debemos pasarlos por alto.

A continuación, te contamos todo lo que debes saber al respecto y cómo actuar ante estos casos. ¡No dejes de leer!

¿Qué son los trastornos externalizantes?

Por lo general, podemos clasificar los problemas emocionales y de la conducta de niños y adolescentes en dos categorías:

  1. Trastornos internalizantes: hacen referencia a comportamientos ansiosos, depresivos, a síntomas somáticos o sentimientos de inferioridad.
  2. Trastornos externalizantes: se asocian con la agresividad, la falta de atención o la desobediencia. 

Se ha comprobado que estos últimos son más frecuentes en los varones, mientras que los internalizantes están más presentes en las niñas. Además, se sabe que si no se abordan a tiempo, pueden conducir a ciertas conductas de riesgo en la adolescencia o edad adulta, como el consumo de drogas o las conductas delictivas, entre otras.

Los problemas externalizantes son muy llamativos y disruptivos, molestan, preocupan e interfieren en el día a día de los niños, de los padres y de los profesores. Si bien son fáciles de detectar, pueden ser complicados de tratar y de corregir. Pero un primer paso para lograrlo es conocer qué tipo de trastornos se enmarcan en esta categoría y te los contamos a continuación.

Niño con TDAH en terapia junto a su madre para que les expliquen las diferencias de género.
El TDAH puede ser una de las causas que expliquen los problemas de comportamiento del niño y debe ser abordado por un equipo de profesionales capacitados en el área.

1. Trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH)

Se caracteriza por un patrón continuado de inatención, agitación psicomotora y tendencia a la impulsividad. Estos niños suelen ser desorganizados e inquietos, tienen dificultad para seguir directrices y para completar tareas, para concentrarse o para guardar el turno. Tienen un temperamento irascible y no toleran la frustración. Además, suelen presentar cambios de humor frecuentes.

2. Trastorno negativista desafiante (TND)

Por lo general, estos niños son protestones y desobedientes, no cooperan y suelen resistirse a la autoridad. Se irritan o enfadan fácilmente y tienden a perder los estribos. Es común que discutan con frecuencia o incluso, que molesten a los demás de forma intencional. Además, tienden a ser rencorosos y vengativos.

3. Trastorno explosivo intermitente (TEI)

Se caracteriza por explosiones súbitas e intensas de ira y agresividad, que surgen sin causa aparente y que resultan incontrolables.

Durante los arrebatos suele aparecer la violencia física o verbal y pueden agredir a otras personas o dañar objetos. En estas circunstancias también suelen experimentar una gran angustia y ciertos síntomas somáticos, como temblores u opresión en el pecho.

4. Trastornos de conducta

Los trastornos de conducta engloban a todos aquellos patrones de comportamiento disruptivos y problemáticos que impactan de manera importante y negativa en el entorno. Suelen acarrear irritabilidad, enfados y peleas frecuentes, desobediencia y faltas de respeto.

Los niños con trastornos de la conducta tienden a mentir, a romper las reglas y a no responsabilizarse de sus actos. Incluso, pueden participar de ciertos actos vandálicos o delictivos.

Tratamiento de los trastornos externalizantes

Como ves, pese a sus características distintivas, todos estos trastornos son bastante similares entre sí y sus consecuencias, tanto a corto como a largo plazo, son importantes. Por eso, es fundamental intervenir lo antes posible, bajo la guía de un profesional que implique a la familia en el tratamiento.

Vale recalcar que todos estos comportamientos suelen ser la manifestación de problemas emocionales subyacentes. El estilo de crianza que se aplica en el hogar está muy relacionado a estos y es fundamental que los progenitores se impliquen a la hora de efectuar los cambios. Permitir la expresión emocional, ofrecer un afecto suficiente y consistente y establecer límites apropiados son pautas básicas a seguir.

En cuanto a las opciones de tratamiento, la terapia cognitivo-conductual ha demostrado una gran eficacia. Con ella se busca informar y entrenar a los padres en la utilización de técnicas de modificación de conducta, que permitirán corregir los comportamientos indeseados y mejorar el vínculo con los hijos. Además, se enseña a los niños diversas habilidades sociales, como la gestión emocional, el control de los impulsos o la asertividad.

Los problemas de conducta de los niños no mejoran espontáneamente con el paso del tiempo, sino que pueden empeorar. Por eso, la familia debe involucrarse en el cambio y buscar ayuda en el equipo de salud.

Los problemas de conducta no mejoran con el tiempo

En definitiva, los trastornos externalizantes generan un gran malestar tanto para el niño como para su entorno cercano y tienden a empeorar con el tiempo si no se los trata. Por ello, si consideras que tu hijo puede presentar alguna de las condiciones mencionadas, no dudes en buscar asesoramiento profesional.


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