6 claves para ayudar a un niño con TDAH a controlar sus impulsos

Los niños con TDAH tienen dificultades para controlar sus impulsos; sin embargo, pueden aprender estrategias y técnicas para lograrlo. Te compartimos algunas de ellas.
6 claves para ayudar a un niño con TDAH a controlar sus impulsos
Elena Sanz Martín

Revisado y aprobado por la psicóloga Elena Sanz Martín.

Escrito por Elena Sanz Martín

Última actualización: 30 mayo, 2022

La impulsividad es uno de los principales síntomas con los que lidian los niños con trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH). Esta les lleva a tener problemas en diversos ámbitos de su vida, ya sea escolar, social, familiar o laboral.

Sin embargo, no se trata de una conducta que se mantengan por capricho, sino que ocurre como consecuencia de un mal funcionamiento de un área cerebral. Aún así, con algunas claves útiles es posible ayudar a un niño con TDAH  a controlar sus impulsos.

La labor de los progenitores resulta fundamental, tanto como guía y como apoyo del niño en su proceso de aprendizaje. Con paciencia y perseverancia pueden enseñarle y transmitirle trucos y actitudes para mantener la calma y lograr el autocontrol que tanto se le dificulta. Si tu hijo se encuentra en esta situación, te invitamos a seguir leyendo para aprender a ayudarlo.

¿Por qué debe aprender un niño con TDAH a controlar sus impulsos?

En primer lugar, conviene clarificar a qué nos referimos cuando hablamos de TDAH. Cabe destacar que es un trastorno del neurodesarrollo, que inicia en la infancia y que se caracteriza por una tríada de manifestaciones típicas:

  1. Déficit de atención.
  2. Hiperactividad.
  3. Impulsividad.

Aunque cada niño es diferente, estos dos últimos síntomas suelen estar más presentes en varones y parecen derivar de un mismo problema: la dificultad para inhibir la conducta. 

Así, estos niños tienen problemas para regular su activación (la cual les desborda con frecuencia), para controlarse y para manejar sus impulsos. Algunas de las manifestaciones más comunes de esta impulsividad son las siguientes:

  • Tendencia a interrumpir e incapacidad para guardar el turno.
  • Dificultad para tolerar la frustración y demorar la gratificación. No logran regular su conducta en función de las recompensas a largo plazo.
  • Falta de reflexividad y de previsión de las consecuencias. Les cuesta analizar previamente las situaciones.
  • Problemas para atender a enunciados largos o a instrucciones compuestas, por quedarse únicamente con las órdenes iniciales.
  • Tendencia a asumir riesgos y a ser imprudentes.
  • Dicen o hacen lo que pasa por su mente, pese a que sea incorrecto o desafortunado.
Tratamiento del TDAH en niños.
El TDAH tiene una base neurobiológica y sus síntomas inician desde la infancia. No obstante, las manifestaciones cambian conforme el niño crece, aunque no dejan de interferir en sus actividades cotidianas.

¿Cómo ayudar a un niño con TDAH a controlar sus impulsos?

Si las anteriores descripciones se ajustan a la realidad de tu hijo, te proponemos algunas pautas que puedes seguir para ayudarle a lograr el autocontrol.

1. Establece normas concretas y claras

Ofrécele a tu hijo normas e instrucciones concretas, que pueda comprender fácilmente y que describan con claridad lo que se espera de él en cada situación.

Procura utilizar frases cortas y concisas, sin dobles sentidos y evita emitir muchos enunciados al mismo tiempo. Así, podrás asegurarte de que tu hijo ha escuchado y ha comprendido el pedido. No obstante, es recomendable que le solicites que te repita él mismo la norma para afianzarla.

En la medida de lo posible, establece las directrices en positivo. Por ejemplo, “recoge tus juguetes” es preferible antes que “no lo dejes todo tirado”. Además, marca unas consecuencias claras que tendrán lugar si las normas se incumplen. Tu hijo debe conocer estas consecuencias previamente y has de asegurarte de que se cumplan siempre que corresponda. Ten presente que la consistencia es fundamental.

2. Inculca el hábito de la reflexión deliberada

Los niños con TDAH tienen grandes dificultades para reflexionar antes de hablar o de actuar. Igualmente, les cuesta percibir las consecuencias de sus actos. Así, es importante ayudarles y entrenarles en esta habilidad.

Para ello, cada vez que tu hijo haya perdido el control, dedica un tiempo a sentarte con él y a hablar de lo ocurrido. Pídele que piense, que analice y que te cuente qué sintió, por qué hizo lo que hizo y qué consecuencias tuvieron sus acciones. Por último, anímale a reflexionar sobre otras formas en las que podría haber actuado y cómo puede hacerlo mejor la próxima vez.

Este proceso es más costoso que simplemente regañarle o decirle cómo debe comportarse. Sin embargo, al hacerle partícipe, al instarle a llegar a estas conclusiones por sí mismo, es más probable que las interiorice y que las implemente en situaciones futuras.

3. Ensaya con el role-playing

De forma contraria al caso anterior, también puede resultar positivo analizar las situaciones antes de que sucedan. Esta reflexión previa le permitirá al niño tener una idea de lo que va a ocurrir y de cómo puede actuar.

Así, antes de algún evento (por ejemplo, acudir a un cumpleaños), hablad sobre qué pasará allí y qué situaciones pueden darse en ese lugar. Esto lo ayudará a anticipar algunas cuestiones que puedan alterarlo o hacerle perder el control y encontrar estrategias para evitar este desenlace.

Además, podéis realizar ensayos en casa sobre diferentes situaciones cotidianas y las formas en que debería actuarse en cada una de ellas. Los títeres son una buena opción para representar dicho ensayo, pero también podéis realizar juegos de rol y representar cada uno los papeles.

4. Dale relevancia a la educación emocional en tu hogar

La impulsividad es una incapacidad para regular la activación interna y por ello, el niño necesita aprender a relacionarse con sus emociones, percibirlas, entenderlas y gestionarlas. A este respecto, una herramienta muy útil para lograr la autorregulación es el termómetro emocional. Este elemento fantasioso le permite al niño medir el grado de intensidad de la emoción que siente y decidir cómo actuar en cada caso.

Por ejemplo, si la emoción llega al amarillo deberá reflexionar sobre la mejor opción antes de actuar y si alcanza el rojo, debe parar de inmediato y calmarse.

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Las técnicas de meditación y de relajación son buenas estrategias para favorecer al control de los impulsos en los niños con TDAH y sin él. Impleméntalas en la rutina diaria y compruébalo tú misma.

5. Opta por técnicas de relajación

Las técnicas de relajación son una excelente herramienta para ayudar a un niño con TDAH a controlar sus impulsos. Existen variantes adaptadas a la infancia que resultan sencillas y divertidas y que el niño puede usar cuando sienta que el impulso o la activación le desborda. 

Además, si las practica con regularidad, cada día notará que se encuentra mucho más calmado y que le resulta más fácil percibir los momentos en los que las emociones crecen en intensidad.

6. Supervisa y refuerza a tu niño con TDAH para ayudarlo a controlar sus impulsos

Más allá de todo lo anterior, es muy importante que los padres puedan supervisar la conducta del niño y ofrecerle una retroalimentación y una guía en cada momento. Hasta que aprenda a manejarse de forma autónoma, necesitará que se le recuerden las normas y que se le inste a reflexionar o a calmarse. Ser pacientes y perseverantes es fundamental.

Por último, recuerda reforzar cada logro y avance de tu hijo. Ten en cuenta que a estos pequeños les cuesta centrarse en el largo plazo, así que encuentra submetas que pueda ir cumpliendo y por las que puedarecibir aliento y halagos antes de dominar la conducta final. Con tu ayuda podrá adquirir las herramientas adecuadas y manejar mucho mejor la impulsividad.


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