El síndrome de los niños adoptados

Frente a todo proceso de adopción, es preciso poder brindar paciencia, tiempo y mucho respeto por los tiempos de cada niño.
El síndrome de los niños adoptados
Maria Fátima Seppi Vinuales

Revisado y aprobado por la psicóloga Maria Fátima Seppi Vinuales.

Última actualización: 06 septiembre, 2022

Todo proceso de adopción plantea desafíos a la familia. Este requiere de gran sensibilidad y entendimiento para poder acompañar y entender la historia familiar que acompaña a los niños adoptados. Ellos, en la mayoría de los casos, han visto vulnerados sus derechos y sus cuidados básicos.

A una gran alegría de ver cumplidos muchos sueños y la expectativa de integrar a este nuevo miembro, también le siguen otras emociones. La incertidumbre, las dudas y la frustración son típicas de todo proceso de crianza y llevan el matiz propio del síndrome de los niños adoptados. ¿Lo estoy haciendo bien? ¡Nadie nos ha preparado para esto! ¡No imaginé que sería tan difícil! Es esperable que esto suceda, por eso todo proceso de adopción requiere de tiempo y paciencia. Veamos un poco más para prepararnos para afrontar este momento.



Características del síndrome de los niños adoptados

En muchos casos, los niños adoptados han vivido situaciones complejas. Esto puede haber impactado en el establecimiento del apego con figuras de referencia. El apego es necesario para el desarrollo en todos los niveles: psicológico, físico, social y emocional.

De allí que pueden presentarse algunas de las siguientes emociones o situaciones, que forman parte de lo que especialistas han llamado “el síndrome del niño adoptado”.

  • Temor o inseguridad de ser abandonado.
  • Baja autoestima, sentimiento de no ser suficiente y de ser poco valioso.
  • Ansiedad, angustia y nerviosismo.
  • Rechazo hacia la familia o la conducta opuesta de complacencia, ya que necesita ser aceptado como sea.
  • Puede haber ciertos atrasos en el desarrollo motor o en la adquisición del lenguaje.
  • Conductas de regresión. Ciertos logros adquiridos pueden volver a estadios anteriores, como el control de esfínteres.
  • Es posible que parezca que su desarrollo marcha lento en comparación con otros pares o que no avanza en lo absoluto, pero luego lo hace de golpe.
  • En la adolescencia, pueden manifestarse conductas de oposición, de desafío o de rechazo hacia la familia. A veces, son formas de poner a prueba el apoyo y el afecto.
  • Episodios de agresión y violencia.
  • Escenas de angustia o flashback. Muchas de ellas son producto del estrés postraumático.
El niño adoptado suele tener episodios de enojo, de angustia y de nerviosismo. Muchas veces estas reacciones surgen a raíz del temor de ser abandonados y, en otras ocasiones, para poner a prueba el apoyo o el afecto.

Conocer su historia previa es clave para saber sus necesidades

El síndrome de los niños adoptados debe ser tomado con cuidado. La presencia o ausencia de algunos indicadores como los mencionados o la complejidad de la situación depende mucho de su historia previa. Algunos vivieron maltrato, mientras que otros estuvieron expuestos a situaciones abusivas. Es decir, su desarrollo y lo que necesiten dependerá de cada caso en particular, pero si hay un denominador común es que todos necesitan apoyo, afecto y reconocimiento de sus derechos.



Cómo abordar el síndrome de los niños adoptados

Algunos de los consejos para facilitar la adaptación de los niños adoptados y su bienestar se presentan a continuación:

  • Cada vivencia vinculada a la adopción es única. Es decir, no existe una regla universal que vaya a cumplirse ni un destino irrevocable. Es muy importante tenerlo en cuenta porque cada niño necesita algo diferente.
  • No es correcto y no se aconseja ocultarles su propia historia. Que los niños adoptados conozcan sus orígenes es un derecho. Ahora bien, es importante poder prepararse, saber que pueden surgir preguntas y despertarse ciertas emociones que luego no pueden quedar sueltas. Es preciso mostrarse disponible y ofrecer ayuda.
  • Hablar de la diversidad de familias que existen. Por ejemplo, existen hogares en donde hay un solo progenitor o donde la pareja está constituida por personas homosexuales. Validar las múltiples formas de ser familia y enfatizar la importancia del amor, el respeto y el cuidado mutuo es clave.
  • Cualquier proceso de adaptación requiere de tiempo y paciencia, tanto para el niño en cuestión como de la familia y de sus otros miembros. Es necesario el acompañamiento. Incluso, en algunos casos, los progenitores pueden tener dudas y requieren de contar con asesoramiento profesional.
  • Es necesario acompañar en la gestión de las emociones, ya que pueden fluctuar sin explicación aparente. Por ejemplo, pueden pasar del llanto a la risa de un momento a otro.
  • También se debe considerar que la edad de adopción es una variable a tener presente. No es lo mismo que la misma suceda en los primeros meses de vida a que el niño llegue a su nueva familia. Otro punto a considerar es que hay casos de menores que provienen de otros países. Esto implica que quizás fueron socializados en otro idioma y bajo otras costumbres. En este caso, no se debe dar por sentado que comprenden todo lo que hacemos o sucede.
Contarle al niño que hay múltiples formas de conformar una familia es importante. De saber que más allá de los lazos sanguíneos, lo que debe primar es el amor, el respeto y el cuidado mutuo.

No estereotipemos la adopción

Para poder dar apoyo y contención, es necesario tener en cuenta a quien tenemos en frente. Hay que evitar estereotipar a los niños que fueron adoptados para evitar prejuicios o estigmas. A veces, esos prejuicios se instalan desde afuera y resultan sumamente contraproducentes.

Poner una etiqueta puede funcionar como un destino inevitable. Esto solo hará más difícil la confianza y el establecimiento de un vínculo de seguridad. Incluso, puede parecer que la adopción consiste en algo malo y se bloquea la posibilidad de salir adelante. Debemos abandonar la idea de la adopción desde el déficit y lo negativo y apostar por facilitar todas aquellas condiciones que son necesarias para un desarrollo saludable. Hay familias que están dispuestas a ello, con gran interés en dar una nueva oportunidad y un nuevo comienzo a los niños.


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