7 claves para recuperar la autoridad con tus hijos

Tener autoridad con tus hijos no es lo mismo que ejercitar el autoritarismo. Por el contrario, se trata de poner límites, que son necesarios para la construcción de vínculos saludables.
7 claves para recuperar la autoridad con tus hijos
Maria Fátima Seppi Vinuales

Escrito y verificado por la psicóloga Maria Fátima Seppi Vinuales.

Última actualización: 04 enero, 2023

Ser una figura de referencia para un menor puede ser todo un desafío. ¿Cómo construir autoridad sin caer en la imposición? ¿Cómo darle espacio sin que eso se vuelva en contra? Es posible que estas preguntas te ronden de manera continua. En este artículo, podrás encontrar algunas claves para recuperar la autoridad con tus hijos.

¿Qué piensas sobre la autoridad?

Un buen punto de partida es empezar por preguntarte qué crees que es la autoridad. Por ejemplo, en métodos más tradicionales de crianza, la autoridad es igual a tener más edad: quien es mayor se posiciona con el derecho a decidir y establecer las normas. Una buena síntesis de esta concepción es «porque yo lo digo y punto». Si crees que autoridad es sinónimo de autoritarismo, entonces tu forma de educar será cerrada y rígida.

Ahora bien, también hay otras concepciones más flexibles que no deben confundirse con libertinaje o con falta de límites. Se trata de la autoridad basada en el respeto mutuo que propone la búsqueda de un equilibrio: ni sumisión ni abuso de poder. Los límites son la base de una relación sana. Sin dudas, la idea que tengas de autoridad influye en el modo en que educas y te desenvuelves en tus vínculos.

Conoce estas claves para recuperar la autoridad con tus hijos

Algunas claves para recuperar la autoridad con tus hijos son las siguientes:

1. Muéstrate consistente

Es importante que mantengas la coherencia en tus decisiones y normas. Así, se evita la ambivalencia de «un día si, otro día no» que suele generar confusión en los jóvenes, además de convertirte en poco creíble y predecible.

2. Sé claro

Ser claro y conciso es fundamental a la hora de comunicar. En este sentido, señala cuáles son las conductas esperadas y las reglas. No esperes a que los demás las interpreten, ya que cada quien podría darles un sentido diferente.

La negociación con tus hijos es la clave a la hora de decidir las reglas y poner límites. Además, es importante que las mismas sean claras y que no den lugar a interpretaciones.

3. Elige las reglas

La autoridad también se desgasta cuando todo se convierte en un ‘no’. Si bien es importante que cuides a tus hijos, es necesario que les permitas ejercitar su libertad a través de la toma de decisiones. Aquellas reglas que de no obedecer los ponen en peligro, son inquebrantables. Por ejemplo, no podrán usar la moto sin casco. Sin embargo, hay otras normas que se pueden conversar y que pueden variar a medida que los chicos crecen.

4. Actúa con firmeza y coherencia

Tanto para los aciertos como para los errores, es necesario que cumplas con tu palabra. La autoridad no tiene nada que ver con la rigidez, sino todo lo contrario.

5. No emplees la violencia

La autoridad basada en la violencia, en realidad, se construye en torno al miedo y no con base en el respeto u otros valores. Entonces, si quieres que te respeten, también debes ser capaz de tratar con respeto a tus hijos.

6. Habla con tu hijo y cuéntale cómo te sientes

No construyas una fachada de «todopoderoso», como si lo que ocurriera no te afectara. Más bien, expresa tus emociones para que tu hijo empatice y sea consciente de que sus actos también tienen consecuencias sobre las personas.

7. Procura escuchar su punto de vista

Habla con tu hijo y pídele que te explique por qué actúa de la manera en que lo hace. De esta forma, podrás comprenderlo y buscar la mejor solución al problema.



La autoridad no se trata únicamente de implementar las reglas y que los niños obedezcan. También, es importante escuchar su punto de vista, ser flexible y negociar.

Cómo saber si has perdido autoridad con tus hijos

La autoridad tiene que tener un equilibrio: no todo puede ser un «no» rotundo, pero tampoco todo puede ser un permitido. A continuación, te brindamos algunos ejemplos que pueden mostrarte que hay una ausencia de límites y de pérdida de autoridad:

  • Hay faltas de respeto, insultos y burlas cuando les das una orden.
  • La desobediencia es constante.
  • No predicas con el ejemplo. Tus hechos y palabras se contradicen.
  • Hay situaciones de complacencia hacia el niño o adolescente. Por ejemplo, si tienes culpa porque no compartes tiempo con tu hijo, terminarás por decirle que sí a todo. Con el tiempo, la falta de autoridad trae consecuencias negativas, tanto en la convivencia como en las relaciones que tenga tu hijo con su entorno.

Por último, vale la pena destacar que la autoridad merece mucho más que un análisis unidireccional. Es decir, no se trata únicamente de que tu hijo desobedece, sino también de comportamientos propios que son contradictorios. Por ejemplo, le dices que no es correcto el maltrato, pero le gritas cuando tienes que corregirlo.



Acepta que eres una persona y te equivocas

Sin dudas, la aceptación se merece un apartado especial. Sobre todo porque, muchas veces, crees que si te muestras con dudas o admites los errores a tus hijos, perderás la autoridad. Sin embargo, esto es erróneo. La aceptación es el primer punto de partida para reducir la presión y mostrarse abierto al diálogo y a la construcción conjunta.

De esta manera, eres consciente de que al tomar decisiones puedes equivocarte y que no hay nada de malo en ello. En definitiva, la autoridad no tiene que ver con que tu hijo acate ciegamente las normas, sino que comprenda cuál es el resultado de hacerlo. Equivocarte y reparar tu error no atenta contra la autoridad, sino que, por el contrario, te fortalece.


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