¿Qué comer y qué no después de la cesárea?
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Después de la cesárea puede ser preciso evitar comer ciertos alimentos para ayudar a que los tejidos cicatricen de forma adecuada y mejorar tu recuperación. Ten en cuenta que la calidad de la dieta es fundamental para lograr un buen estado de salud y debe ser adaptada a las demandas propias de cada etapa de tu vida.
Antes de comenzar hay que destacar que cuando se atraviesa una cesárea, el cuerpo necesita un cierto tiempo para volver a alcanzar su estado previo al embarazo. Los tejidos tienen que regenerarse y esto puede ser relativamente costoso en términos energéticos. No obstante, hay algunos nutrientes que incrementan la velocidad de recuperación y te ayudan a lograr un resultado más satisfactorio.
Si acabas de dar a luz, este artículo puede ser para ti.
Primeros alimentos tras la cesárea
Lo principal tras una cirugía de cesárea es garantizar un buen estado de hidratación. Para ello, no hay nada mejor que el agua mineral natural, aunque los caldos limpios y las sopas pueden ser una opción a tener en cuenta.
Poco a poco se incluirán en la pauta las cremas ligeras, pues constituyen una buena fuente de vitamina C. Este elemento es esencial para estimular la síntesis de colágeno y favorecer a la cicatrización, tal como evidencia una investigación publicada en la revista Scientific Reports.
A medida que transcurren las horas, y según el nivel de tolerancia de cada mujer, se podrán consumir algunos sólidos. Lo mejor es empezar por las carnes a la plancha, pero es preciso evitar la de cerdo y los embutidos, por su alto contenido en grasas trans. Dichos lípidos han demostrado incrementar los niveles de inflamación en el medio interno, lo que podría dificultar los procesos de recuperación. Además, son realmente nocivos para el organismo. Por el contrario, los pescados azules y los huevos también son una buena opción, así como la patata cuando el apetito se incremente.
Además de las carnes, será importante garantizar la inclusión en la pauta de alimentos de fácil digestión para evitar el estreñimiento. De hecho, es frecuente que las deposiciones sean más irregulares tras el parto, al menos por unos días. Garantizar un buen estado de hidratación es muy relevante en este sentido.
Alimentos desaconsejados tras la cesárea
Después de una cesárea hay que evitar alimentos que puedan favorecer el desarrollo de infecciones o aquellos que fomenten la producción de gas en el intestino. De lo contrario, podrían experimentarse dolores e incomodidades. Entre ellos se encuentran las legumbres y algunas frutas, como las manzanas y las peras. Todos estos productos destacan por su contenido en fibra, una sustancia no digerible que aumenta la fermenta en el tubo digestivo.
Además de las legumbres, habrá que restringir las bebidas gaseosas y algunos vegetales, como las crucíferas. Tampoco se pueden consumir café o bebidas alcohólicas. De hecho, si la intención es ofrecer lactancia materna, será determinante mejorar la dieta con el objetivo de aportar nutrientes de calidad al bebé y evitar la ingesta de elementos nocivos para él.
Por último, es clave asegurar un buen balance de omega-3 y de omega-6 en la pauta de la nueva madre, para controlar así los mecanismos inflamatorios. Así, conviene priorizar el consumo de pescado azul tras la cesárea y evitar la ingesta de aceites refinados de mala calidad. En el caso de ingerir carnes, lo ideal será asegurar que provengan de reses que hayan sido alimentadas con pastos y criadas en libertad.
Optimiza la dieta después de una cesárea
Como has visto, existen una serie de alimentos que se deben evitar tras una cesárea. Otros, sin embargo, están recomendados para acelerar los procesos de recuperación y la cicatrización de los tejidos. También, habrá que probar la tolerancia previa a ciertos comestibles, ya que no a todas las mujeres les sientan de la misma forma.
Para terminar hemos de destacar que después del parto será determinante seguir cuidando la higiene alimentaria, igual que sucedía durante el embarazo. Al fin y al cabo, a través de la leche materna pueden transmitirse algunas sustancias nocivas para el bebé, por lo que se deben evitar. Existen unas guías de alimentación desarrolladas específicamente para facilitar esta labor. No obstante, si tienes dudas, lo mejor será consultar con un experto en nutrición.
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