Descubre el impacto psicológico de la obesidad en los niños

La obesidad infantil representa un factor de riesgo en problemáticas de salud mental, como la baja autoestima y la ansiedad. Conoce su influencia psicológica y cómo atenuar sus efectos.
Descubre el impacto psicológico de la obesidad en los niños
Sharon Capeluto

Escrito y verificado por la psicóloga Sharon Capeluto.

Última actualización: 02 septiembre, 2023

Si bien gran parte de la atención se ha centrado en los riesgos físicos asociados con la obesidad en niños, es igual de importante reconocer y abordar el impacto psicológico que esta condición puede tener en su bienestar emocional y mental.

En este artículo, exploramos algunas de las consecuencias psicológicas que pueden surgir en el contexto de la obesidad infantil, como los problemas de autoestima y el aislamiento social. Además, ofrecemos consejos prácticos sobre cómo los padres y cuidadores pueden ayudar a contrarrestar este impacto y promover un ambiente de apoyo y aceptación para los niños afectados.

Implicaciones psicológicas de la obesidad infantil: más allá de lo físico

De acuerdo con los últimos datos proporcionados por la Organización Mundial de la Salud (OMS), más de 340 millones de personas entre 5 y 19 años padecen sobrepeso u obesidad.

La lucha contra la obesidad en niños va más allá de los números en una balanza. Los pequeños que enfrentan esta condición deben superar desafíos que se derivan de una sociedad arraigada en creencias, valores y actitudes que favorecen la delgadez. A continuación, enumeramos algunas de las consecuencias en la esfera psicológica.

Problemas de autoestima

Como lo señala una investigación publicada en la Revista Médica Herediana, los niños que padecen obesidad tienden a tener una baja autovaloración. Las comparaciones con sus compañeros y los estándares convencionales de belleza pueden llevarlos a experimentar sentimientos de insuficiencia y una percepción negativa de sí mismos.



Aislamiento social

Otro impacto psicológico que afecta a los niños con obesidad está relacionado con la discriminación y el aislamiento social. Es importante destacar que no todos los jóvenes con sobrepeso son víctimas de acoso. Sin embargo, un estudio realizado en Argentina ha evidenciado que esta población es más propensa a sufrir bullying en entornos escolares.

Las experiencias de rechazo o burla, junto con la exclusión de actividades, pueden generar una intensa sensación de soledad, llevando a los niños a evitar situaciones sociales por temor a la vergüenza y la humillación.

Vergüenza y sentimiento de culpa

En la sociedad actual, persiste un estigma en torno a la obesidad que puede tener un impacto significativo en los niños. Este ambiente de desaprobación puede llevar a los niños a sentir vergüenza y culpabilidad respecto a su apariencia.

Además, investigaciones realizadas por psicólogos de la Universidad de Barcelona en España han revelado una relación bidireccional entre la obesidad y la ansiedad. Estos hallazgos sugieren que la obesidad podría aumentar la susceptibilidad a la ansiedad, y viceversa, creando un ciclo complejo que afecta tanto el bienestar físico como emocional de los niños afectados.



Desarrollo de trastornos de la conducta alimentaria (TCA)

Por otro lado, la obesidad infantil puede llevar al desarrollo de problemáticas relacionadas con la conducta alimentaria, como la bulimia o la anorexia. Un estudio llevado a cabo por la Universitat de Barcelona explora cómo los trastornos de la conducta alimentaria pueden surgir como una respuesta a presiones emocionales.

Este ciclo complejo revela una interacción mutua entre la obesidad y los trastornos de la conducta alimentaria, donde ambos elementos se influyen recíprocamente.

¿Cómo ayudar a contrarrestar el impacto psicológico de la obesidad en los niños?

Sin lugar a dudas, la obesidad infantil puede tener repercusiones emocionales significativas y perturbar la calidad de vida de los niños. Sin embargo, es alentador saber que existen estrategias efectivas para atenuar estos impactos y promover un bienestar psicológico saludable. A continuación, vamos a explorar algunas de estas estrategias clave.

1. Fomentar la autoaceptación

Promover la autoaceptación implica transmitir la idea de que el valor de una persona no está determinado por su tamaño corporal. Ni la valía ni la belleza dependen de su apariencia física. En este sentido, es crucial explicar a los niños que no existe un tipo de cuerpo «adecuado» y que cada persona es valiosa tal y como es.

2. Enfatizar sus cualidades y logros

Es necesario proteger su autoestima. Por lo tanto, es fundamental centrar la atención en las cualidades y logros de los más pequeños. Reconocer y celebrar sus fortalezas personales puede contribuir a construir una base sólida para un autoconcepto positivo.

3. Promover hábitos saludables de manera positiva

En lugar de centrarse en la restricción alimentaria o la pérdida de peso, resulta más efectivo promover hábitos saludables desde un enfoque positivo. Fomentar una alimentación equilibrada, sin críticas ni castigos, puede ayudar a los niños a adoptar comportamientos saludables de manera sostenible.

Además, es esencial educar a través del ejemplo. Cuando los niños están rodeados de adultos comprometidos con su propia salud, tienden a replicar esos mismos patrones.

4. Habilitar el diálogo y acompañar los desafíos sociales

Abrir un espacio de comunicación libre de juicios permite a los pequeños expresar sus emociones y pensamientos sin temor. Esto genera un sentido de apoyo y los hace sentir cómodos compartiendo situaciones de acoso y desafíos interpersonales, si es necesario.

Es imprescindible acompañar estas situaciones sociales con empatía y sensibilidad. Se debe tomar en serio cualquier relato que los niños compartan y abordar el problema de manera responsable.



El impacto psicológico de la obesidad en niños puede requerir de acompañamiento profesional

Los efectos emocionales y sociales de la obesidad pueden ser significativos y diversos, afectando la autoestima, las relaciones interpersonales y la salud mental en general. Por este motivo, es recomendable considerar la búsqueda de ayuda profesional, como la orientación de psicólogos especializados en el cuidado infantil.

Además, es crucial comprender que abordar la obesidad infantil va más allá de la mera reducción de peso. Se trata de cultivar una relación positiva con la alimentación y el cuerpo desde una edad temprana. Educar sobre elecciones saludables, fomentar la actividad física y crear un entorno de apoyo son pasos esenciales hacia el bienestar integral de los niños.


Todas las fuentes citadas fueron revisadas a profundidad por nuestro equipo, para asegurar su calidad, confiabilidad, vigencia y validez. La bibliografía de este artículo fue considerada confiable y de precisión académica o científica.



Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.