Los niños con autismo, en ocasiones, realizan conductas repetitivas y sin propósito que resultan bastante llamativas. Son las denominadas estereotipias, las cuales pueden ir desde aletear con las manos a balancearse o emitir sonidos guturales. Estas conductas les ayudan a regularse y pueden proporcionarles alivio y placer. Sin embargo, es posible que sea necesario reducirlas, eliminarlas o sustituirlas en ciertos casos.
Las estereotipias no son manifestaciones únicas del autismo. También pueden aparecer en niños con TDAH o incluso en aquellos que no presentan problema específico alguno. No obstante, en el autismo, estas son también denominadas autoestimulaciones y guardan relación con el procesamiento sensorial de estos niños. Si quieres saber más al respecto, te invitamos a seguir leyendo.
Las estereotipias en el autismo
Las estereotipias, como su nombre indica, son movimientos estereotipados, repetitivos y no propositivos. Es decir, que aparentemente no tienen sentido, propósito ni una finalidad concreta. Además, tienen una duración variable y, aunque pueden cesar si se distrae al niño, son recurrentes. Además, solo se presentan durante el estado de vigilia, ya que mientras el pequeño duerme no aparecen.
En cada niño pueden manifestarse de una forma diferente, pero estos son algunos de los ejemplos más comunes:
- Aleteo de manos.
- Balanceo del cuerpo adelante y atrás.
- Movimientos peculiares de manos y dedos.
- Movimientos repetitivos con las piernas.
- Saltar.
- Dar palmadas.
- Apretar la mandíbula.
- Gritar.
- Repetir palabras o sílabas.
¿Por qué se producen las estereotipias?
Es necesario entender que estas conductas repetitivas obedecen a una causa. Las estereotipias o autoestimulaciones surgen, principalmente, por los motivos que desarrollamos a continuación.
Exceso de estimulación
En algunos ambientes, los niños están expuestos a un exceso de estímulos sensoriales que sobrepasan su umbral de tolerancia. Las luces brillantes, los ruidos fuertes o las aglomeraciones de personas son demasiado para procesar. Así, estos menores encuentran en las estereotipias una forma de recuperar el equilibrio.
Falta de estimulación
En otras ocasiones sucede al contrario. Cuando los niños no reciben una estimulación suficiente, se aburren y, por ello, recurren a la autoestimulación. Esto puede ocurrir, por ejemplo, en situaciones de espera.
Desborde emocional
Las situaciones novedosas, especialmente las sociales, pueden resultar estresantes para los niños con autismo. Así, si se encuentran en un entorno desconocido que les desborda o que perciben como amenazante, utilizan las estereotipias para calmarse y reducir su ansiedad.
Pero estas también son empleadas como una forma de expresión emocional o como un modo de exteriorizar o comunicar el miedo, el enfado, el dolor o la alegría. Entonces, no siempre están relacionadas con las emociones negativas.
Sobreexigencia
Por último, también es común que aparezcan en aquellas situaciones en las que el niño siente que se le exige demasiado, que no entiende o que lo que le piden es muy complicado. Si la demanda del ambiente sobrepasa las capacidades o habilidades disponibles en el momento, puede recurrir a las estereotipias.
¿Hay que corregir las estereotipias?
Antes de hablar sobre cómo abordar estas autoestimulaciones, es importante recalcar que existe un debate abierto al respecto. Muchos adultos con autismo, así como varios autores, investigadores y expertos, defienden el derecho de estas personas a mantener las estereotipias. Se entiende que estas son valiosos recursos en tanto que ayudan a la autogestión y a la autorregulación y que no causan daño.
En ocasiones, las personas neurotípicas no comprenden la realidad de quienes tienen autismo y buscan amoldarlos a la norma sin respetar sus particularidades. Pero, como vemos, estas estereotipias son una forma de expresión emocional y una ayuda para el manejo de la ansiedad. Por tanto, y si no causan malestar, dificultades e interferencias, no existe obligación de eliminarlas.
Cuando eliminar las estereotipias
Ahora bien, hay situaciones en que sí pueden constituir un problema. Por ejemplo, cuando el niño al autoestimularse entra en un bucle de retroalimentación que le lleva a aislarse del entorno y a ensimismarse en exceso. Pero, ante todo, es importante abordar los déficits de habilidades que llevan a que las estereotipias sean necesarias.
Así, para intervenir, lo primordial será entender en qué momentos ocurren, ante qué tipo de estímulos o ambientes y por qué. A partir de aquí, pueden realizarse los ajustes necesarios:
- Reducir el nivel de exigencia.
- Ofrecer estímulos para evitar el aburrimiento.
- Si el entorno es demasiado excitante, apartar de él al niño y ofrecerle un estímulo compensatorio (como caricias).
- Enseñar habilidades sociales y estrategias comunicativas.
- Entrenar en técnicas de relajación y en expresión emocional.
Determinar si la estereotipia ayuda o perjudica al niño
Si se desea incidir específicamente en reducir o eliminar las estereotipias, pueden emplearse técnicas conductuales. Reforzar las conductas incompatibles con la estereotipia o aplicar técnicas de corrección son algunos de los métodos más usados y eficaces. En cualquier caso, siempre debemos considerar si la autoestimulación ayuda o limita al niño y cuáles son los déficits subyacentes.
Bibliografía
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