Luces, sonidos, voces, aplicaciones con mensajes, aromas, texturas. El día a día de las personas se ve expuesto a todas estas experiencias en simultáneo. Quizás parezca «normal» y la mayoría se haya habituado a ello. Sin embargo, esta sobrecarga sensorial o sobreestimulación no pasa inadvertida para nuestro cerebro e impacta en nuestra salud.
En ocasiones, se siente difícil de controlar, como si todo estallara. A continuación, podrás conocer qué es la sobrecarga sensorial y estrategias para hacerle frente.
¿Qué es la sobrecarga sensorial?
Nuestros sentidos son los encargados de captar las señales o estímulos del entorno a través de receptores ubicados en nuestro cuerpo. Estos transmiten el mensaje al cerebro, quien analiza e interpreta la información para que podamos comprender la experiencia.
La sobrecarga sensorial se refiere a un exceso de información, a partir de uno o varios sentidos. Se vive como una «invasión», como múltiples mensajes tratando de llamar la atención al mismo tiempo. Este fenómeno se presenta con mayor frecuencia en las personas que tienen alguna dificultad o trastorno del procesamiento sensorial (TPS).
En general, la percepción de sobrecarga es más frecuente en personas con trastorno por déficit de atención (TDAH) y trastornos del espectro autista (TEA). Sin embargo, también ocurre en otros casos. Por ejemplo, en personas que tienen fibromialgia y en personas altamente sensibles (PAS).
También se habla de una sobrecarga sensorial en los primeros años de maternidad. Las madres que pasan mucho tiempo cuidando a sus hijos, expuestas a sonidos, juegos, luces, contacto y más, suelen referir esa sobrecarga, sumada al estrés y al cansancio.
A partir de esta sensación, las nuevas madres manifiestan dificultades para la toma de decisiones, para la concentración, para la gestión de emociones, entre otras situaciones.
¿Cuándo puedes sentir sobrecarga sensorial?
- En una situación de cansancio extremo. Cualquier estímulo puede volverse más significativo o abrumador.
- En una habitación donde hay muchos estímulos presentes en simultáneo. Se asocian a un solo sentido (por ejemplo, muchas luces en movimiento al mismo tiempo) o ser estímulos percibidos por varios sentidos (luces, gente muy próxima y sonido muy alto). Sin dudas, el contexto ejerce gran influencia en la «saturación» de los sentidos, así lo explica el artículo publicado en la revista The American Journal of Occupational Therapy.
Algunos de los síntomas que pueden presentarse son los siguientes
- Irritabilidad.
- Evitación del contacto visual.
- Cambios en los niveles de actividad: hiperactividad o hipoactividad.
- Inquietud, nerviosismo.
- Molestias por el ruido, por el tacto, entre otros.
Como consecuencia, tu hijo puede sentir angustia, ansiedad y estrés. También implica el aislamiento, ya que siente que la situación lo supera y por ello, decide estar solo.
Asimismo, según Bellefeuille (2006), en muchos casos, los trastornos del procesamiento sensorial no suelen estar bien diagnosticados, porque sus señales son sutiles y suelen coincidir con otras dificultades o trastornos.
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Recomendaciones si tu hijo experimenta una sobrecarga sensorial
Algunos consejos a tener en cuenta para tu actuar frente a la sobrecarga sensorial.
Enséñale a identificar las señales de alerta
De esta manera, podrá aprender a retirarse antes de ciertas situaciones. En aquellos casos en los que es imposible evitar la situación y sabes que habrá estímulos intensos, puedes explicarle qué encontrará al llegar a determinado lugar. De esta manera, lo ayudas a prepararse.
Indícale algunas estrategias para encontrar tranquilidad
Por ejemplo, si se siente abrumado, intentará retirarse del sitio. También puede concentrarse en ejercicios de respiración. En algunos casos, también resulta útil proponer realizar alguna actividad. Por ejemplo, pintar mandalas.
Busca un sitio tranquilo en tu hogar en donde tu hijo pueda relajarse cuando lo necesite
Procura adecuar ciertos espacios del hogar, con luces tenues, sonido ambiental, colores suaves. De esta manera, tu hijo se sentirá a gusto y menos «expuesto» por el entorno. Juntos, también pueden deshacerse de algunos objetos que estén «demás» en su habitación. El minimalismo ayuda bastante, ya que estaría en un lugar más tranquilo y con pocos o ningún estímulo.
Por otro lado, el contacto con la naturaleza también es recomendable. Incluso avisa en la escuela sobre esta dificultad para que no se convierta en un obstáculo para el aprendizaje. De esta manera, el profesorado colaborará en la búsqueda de estrategias para evitar exponer a tu hijo a la sobreestimulación.
Elige junto a tu hijo un solo estímulo en el cual concentrarse
En un entorno altamente invasivo, puedes sugerirle que use los auriculares y escuche música. De esta manera, podrá focalizar en el sonido, en lugar de estar hipersensibilizado con otros estímulos presentes.
Reserva «micro» momentos de silencio durante el día
Intenta pausas de 5 minutos, lo importante es que durante distintos momentos del día tu hijo pueda «apagar» todo lo que sucede alrededor y concederse un espacio para el silencio.
Ten en cuenta que todas estas recomendaciones para combatir la sobrecarga sensorial también pueden ser aplicadas en personas que se sientan exhaustas y sobrecargadas. No se reducen a aquellos casos en los que existan dificultades en el procesamiento sensorial.
Programa momentos de inactividad durante el día
Hoy en día, muchos pequeños son «niños de agenda completa»: del colegio al club, del club a la clase de idioma, luego la visita a los abuelos y así sucesivamente. Es importante no planificar tantas actividades y permitir que los chicos tengan algún tiempo libre en el que no estén obligados a cumplir con consignas u obligaciones.
Evita o limita el uso de objetos que causen sobrecarga sensorial
Por ejemplo, un auto que tiene luces de colores, se mueve y además hace sonidos. No quiere decir que tu hijo no pueda usarlo, pero quizás sería mejor idea reservarlo para algunos minutos de juego. También hay que tener en cuenta la ropa, evitar ciertas telas y texturas.
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Evitar la sobrecarga sensorial puede ser todo un desafío
Si bien la sobrecarga sensorial es más frecuente en los casos citados, vale la pena detenerse a pensar en las condiciones de la vida cotidiana. Una escena sencilla puede ayudar y evidenciar a lo que estamos expuestos de manera permanente.
Sales de tu casa en el coche y empiezas a conducir por una calle principal. Tienes de frente numerosos vehículos a los que prestar atención, también una pantalla que anuncia las mejores ofertas del día en un supermercado. Llevas la radio encendida y además, al detenerte por la luz roja, se para junto a ti un vehículo con la música a gran volumen. En el asiento de atrás, tu hijo con los videojuegos…
Esta escena, aún reducida en estímulos, es la diaria de miles y miles de personas que, además, conviven con sus pensamientos, preocupaciones y emociones. Entonces, ¿cómo desconectarse en un mundo que de manera constante invita y «obliga» a un ritmo vertiginoso y superestimulado?
Quizás sea hora de pensar en estrategias para encontrar la calma en medio de la tormenta sensorial en la que vive la sociedad.
Bibliografía
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- Alba, B. G., & Ariza, D. R. (2021). Hipersensibilidad sensorial en el entorno escolar. La experiencia escolar de Isabel y Emmit. Revista de Educación Inclusiva, 14(2), 121-136.
- Bellefeuille, I. B. (2006). Un trastorno en el procesamiento sensorial es frecuentemente la causa de problemas de aprendizaje, conducta y coordinación motriz en niños. Bol Pediatr, 46, 200-203. https://www.researchgate.net/publication/267994298_UN_TRASTORNO_EN_EL_PROCESAMIENTO_SENSORIAL_ES_FRECUENTEMENTE_LA_CAUSA_DE_PROBLEMAS_DE_REGULACION_EN_LOS_NINOS
- Brown NB, Dunn W. Relationship between context and sensory processing in children with autism. Am J Occup Ther. 2010 May-Jun;64(3):474-83. doi: 10.5014/ajot.2010.09077. PMID: 20608278.