En general la burla afecta a cualquier persona, en especial a los niños, por eso es ineludible tener cierto grado de tolerancia y seguridad en nosotros mismos para poder sortear esta situación si se llegase a presentar. Sin embargo, cuando se trata de la burla de los padres hacia los hijos la afección puede ser más grave, pues existe un vínculo afectivo más fuerte.
Los niños pueden verse seriamente afectados por la burla de los padres, en particular porque están siendo señalados por la persona en la que más confían, la que es responsable de su bienestar y encargada de defenderlo. En este sentido, un niño que recibe burlas por parte de sus seres queridos, puede ser aquejado por una fuerte sensación de inseguridad, miedo y desamparo.
Cada niño es diferente, razón por la cual algunos pueden ser más sensibles que otros. Está en nosotros como adultos enseñarlos a apreciar y reforzar cada una de sus virtudes y aceptar sus defectos. Una manera de enseñarlos es siendo respetuosos con ellos, ayudarlo a aceptar sus defectos y controlar sus emociones; también es preciso tomarlos en serio cuando intentan expresarse.
Un grave error, la burla de los padres
Sabemos que un toque de humor en la crianza nunca está de más, pero una cosa es juzgarnos sanamente entre nosotros y otra muy distinta es hacerlo en tono de burla. A veces nos sentimos en confianza de hacer comentarios sobre la personalidad o el aspecto de otros, pero no siempre estamos seguros de cómo lo va a tomar esa persona; si se trata de niños es más conveniente la prudencia, porque hay cosas que ellos todavía no comprenden.
Los niños pueden llegar a tomarse en serio las palabras de sus padres, por eso debemos ser muy cuidadosos con lo que les decimos. Resulta aún más complejo si nuestro hijo ha manifestado con anterioridad que se siente inconforme con el elemento que usamos como burla; por ejemplo, sabemos que se siente inseguro sobre su peso o presenta un claro trastorno del habla.
Colocar un apodo a manera de broma suele suceder con frecuencia, lo que sería normal si no fuera una designación burlona, pues podría llegar a confundirlos y perturbar su auto concepto.
Hacer alarde en público de algún defecto que pueda tener un niño, también constituye una manera de burla hacia él, descalificarlo en el primer intento, no prestarle atención o muy poca, pueden representar para el niño, una burla.
Cuando hacemos comparaciones también podemos incurrir en la burla y cometemos un grave error cuando lo volvemos una costumbre. Es posible que al comparar pongamos en evidencia que estamos subestimando sus capacidades en referencia a las de alguien de su entorno, cada quien necesita su tiempo para hacer algo en específico, aceptar y respetar esto, forma parte de la formación de su autoestima.
Efectos de la burla de los padres en los niños
Un niño cuyo padre se burla de él puede verse afectado de muchas maneras, quizá sea un disgusto pasajero, pero también puede llegar a ocasionar secuelas permanentes en su autoestima. Entre los principales efectos de la burla de los padres en los niños tenemos los siguientes.
- El niño puede sentir vergüenza, consigo mismo y con los demás, dependiendo del contexto en que se genere la burla. Se trata de una sensación desagradable que puede perdurar en el tiempo.
- Contribuye a desarrollar un alto nivel de inseguridad; se puede volver un niño poco participativo, le cuesta concentrarse y actúa con torpeza.
- Afecta su autoestima, pues el pequeño deja de valorar sus capacidades, puede sentirse poco apreciado, descalificado y con pocas probabilidades de éxito.
- Los niños que sufren este problema son más propensos al aislamiento, prefieren hacer las cosas por sí mismos, forman sus propios grupos de juego o tareas, les cuesta trabajar en equipo por miedo al rechazo o a no poder cumplir con las expectativas.
- El hecho de ser subestimados constantemente provoca que el niño se sienta confundido en cuanto a los sentimientos que lo unen con su familia, es posible que se sienta desolado, porque sus padres no lo ayudan con su problema sino que lo empeoran.
- Genera casos de depresión, donde de manera casi imperceptible nos encontramos frente a niños desanimados, con déficit de atención, bajas calificaciones, sentimientos de culpa y pensamientos negativos.
Es conveniente que ayudemos a nuestros hijos a formar un autoconcepto saludable, que sean capaces de reconocerse a sí mismos como personas valiosas y con muchas cualidades. Es también importante ayudarlos a trabajar en sus deficiencias o defectos, evitando usar un lenguaje descalificativo y frases que incluyan la mención de debilidades sean ciertas o no.
Bibliografía
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