Acrocordones durante el embarazo: lo que debes saber

Los acrocordones son vegetaciones no contagiosas y benignas, por lo que su tratamiento suele ser por razones estéticas. En este artículo, te contamos todo lo que debes saber sobre ellos.

La presencia de acrocordones durante el embarazo es una de las manifestaciones cutáneas más frecuentes. Asimismo, son lesiones benignas que no son contagiosas y que aparecen en el segundo trimestre de la gestación. Si bien no son motivo de preocupación ni provocan un riesgo para la salud, los fibromas blandos suelen ser una gran molestia. ¿Te interesa saber más al respecto? A continuación, te contamos en detalle.

¿Qué son los acrocordones durante el embarazo?

Los acrocordones son crecimientos cutáneos benignos y pequeños que se desarrollan en las áreas de pliegues de la piel, como las axilas, el cuello o por debajo de los pechos. Incluso, la American Osteophatic College of Dermatology describe que alrededor de la mitad de los adultos tienen al menos un acrocordón.

Las proliferaciones están conectadas a la superficie cutánea por un tallo delgado y pequeño denominado pedúnculo. A su vez, la mayoría son diminutas, por lo general de menos de 2 milímetros de tamaño y son suaves al tacto. Incluso, pueden ser redondas y lisas o asimétricas y arrugadas.

Causas de la aparición de acrocordones

No existe evidencia concreta que compruebe la causa de aparición de acrocordones o fibromas blandos. Se trata de vegetaciones formadas por colágeno y vasos sanguíneos rodeados por una capa externa de piel. Sin embargo, algunas de las causas podrían ser las que se detallan a continuación.

Aumento de peso corporal

Su aparición se debe a la constante fricción del área, por lo que pueden ocurrir con bastante frecuencia en las regiones de aumento de peso. Sin embargo, estas zonas pueden variar, ya que todas las mujeres aumentan de peso de forma diferente. Para esto, The American College of Obstetricians and Gynecologists recomienda aumentar entre 5 y 18 kilos de acuerdo al peso anterior al embarazo.

Los cambios hormonales en el organismo y el aumento de peso durante el embarazo podrían favorecer la aparición de acrocordones.

Cambios hormonales

Los acrocordones también pueden desarrollarse durante el embarazo por las alteraciones hormonales del organismo. Un estudio de Open Access Macedonian Journal of Medical Sciences describió una gran correlación positiva entre la cantidad de acrocordones y los niveles de la hormona leptina.

La leptina promueve el crecimiento y la diferenciación de las células de la piel. El encargado de secretar leptina es el tejido graso del feto y de la embarazada. Incluso, los niveles elevados de estrógeno durante el embarazo podrían conducir al desarrollo de estas lesiones de la piel.

Resistencia a la insulina

La resistencia a la insulina, que puede generar prediabetes y diabetes tipo 2, también puede desempeñar un papel importante en la generación de fibromas blandos. De hecho, las personas con resistencia a la insulina tienen dificultades para absorber la glucosa del torrente sanguíneo.

Un estudio de Anais Brasileiros de Dermatologia afirma que la presencia de múltiples fibromas blandos se asocia con un índice de masa corporal alto, resistencia a la insulina y triglicéridos altos.

¿Son graves los acrocordones durante el embarazo?

En general, los acrocordones no representan un problema de salud, a menos que se enganchen o se lastimen. De hecho, esto puede suceder con determinadas prendas de vestir o joyas, lo que desencadena dolor e irritación. Estas lesiones no son sensibles ni dolorosas, pero pueden ser molestas e incómodas. Además, tienen un riesgo muy bajo o nulo de malignidad.

Opciones terapéuticas de los acrocordones

Si bien la gran mayoría de los acrocordones puede desaparecer luego del parto, no es alarmante si permanecen en la piel. De todos modos, se puede recurrir a diferentes opciones de tratamiento para eliminarlas de forma segura.

Escisión con bisturí

Este tipo de procedimiento requiere de una consulta médica para ser llevada a cabo por un profesional especializado. En el consultorio, se corta desde la base de la lesión con un bisturí o una tijera. Previamente, se aplica anestesia en caso de ser necesario. Si los acrocordones son grandes, es posible que requieran puntos de sutura para ayudar con su cicatrización.

El tratamiento de acrocordones se realiza, principalmente, por motivos estéticos. Este se debe llevar a cabo por un profesional especializado, quien puede utilizar la técnica de cauterización o extraer con bisturí.

Cauterización

La cauterización de la lesión involucra altos niveles de energía eléctrica o calor para quemarla. A su vez, la infiltración de lidocaína local puede mitigar la molestia del procedimiento. Luego, las indicaciones médicas incluyen curaciones diarias con ungüentos antisépticos para favorecer la resolución.

Criocirugía

La criocirugía es un procedimiento que actúa de manera muy similar a la electrocauterización, pero utiliza nitrógeno líquido para eliminar los acrocordones. Durante el embarazo, es esencial evitar los tratamientos con productos químicos o que sean agresivos, ya que pueden provocar complicaciones.

Cuidados posteriores a los procedimientos

No son frecuentes las complicaciones o infecciones luego de la eliminación de las proliferaciones cutáneas. Además, algunas mujeres pueden desarrollar una leve cicatriz luego de la extracción. Lo ideal, es aplicar una crema antibiótica en la región tratada como una medida de prevención, ya que disminuye el riesgo de infecciones. Incluso, las indicaciones del médico actuante incluirán las siguientes:

  • Mantener la herida seca durante al menos dos días.
  • Enjuagar el área con jabón y agua.
  • Dejar al descubierto la región.

Los acrocordones en el embarazo son solo una cuestión estética

En conclusión, los acrocordones son proliferaciones benignas y relativamente indoloras. No obstante, si se infectan o se tornan dolorosas, es aconsejable concurrir a la consulta médica. Por ende, si estás preocupada por estas lesiones de la piel, debes consultar con el dermatólogo u obstetra.

Bibliografía

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