El término mindfulness o conciencia plena es el estado de total concentración centrado en pensamientos, emociones y percepciones concretas. Sin duda, se ha vuelto cada vez más popular. Casi todos hemos oído hablar de mindfulness y hemos leído algo al respecto. De esta forma, hoy nos vamos a centrar en cómo empezar a practicar mindfulness en el aula.
Pero antes, podemos definir el mindfulness como un concepto psicológico que trata sobre la atención plena, basado en la meditación budista y la conciencia total del aquí y el ahora. Aunque sus raíces estén en el budismo, es un concepto que se practica y enseña sin ningún tipo de componente oriental. Dicho esto, empezamos.
¿Por qué es importante practicar mindfulness en los colegios?
Los expertos han señalado todos los beneficios que adquieren los pequeños al realizar esta práctica en las aulas. Entre ellos, destacan los resultados de la siguiente investigación publicada por la Revista Inclusiva de Educación Infantil, que señala que el mindfulness es capaz de:
- Reducir los niveles de estrés, depresión y ansiedad.
- Regular las emociones y conocerlas.
- Aumentar el rendimiento académico.
- Crear un espíritu de superación.
- Mejorar el nivel de concentración.
7 tips para empezar a practicar mindfulness en el aula que servirán de apoyo para los docentes
Aprender a convivir con el mindfulness es ser consciente de la vida. Si pones atención real en todo lo que te rodea, tu forma de ver la vida cambia por completo. Tu día a día se transforma. Bajo esta premisa, los niños también pueden empezar a trabajar el mindfulness aprendiendo a concentrase, trabajando la atención y relajando el cuerpo.
Como bien demuestra el siguiente estudio publicado en 2017 por la Universitat Juame I, la empatía hacia los demás también se desarrolla con la atención plena a través de esta actividad. Por eso, te invitamos a descubrir los mejores consejos para empezar a practicar mindfulness en el aula.
1. Ambiente de quietud en clase
Para empezar a practicar mindfulness en el aula es fundamental empezar por encontrar un momento o lugar en el que profesor y alumnos puedan hacer una pausa por unos momentos y desarrollar el sentido de familiaridad con el silencio.
Se trata de observar cómo podemos tomar conciencia de las cosas que hay a nuestro alrededor y en nosotros de una forma nueva y diferente.
Si no es posible encontrar un lugar para los alumnos para trabajar el mindfulness, podemos utilizar ruido blanco con alguna aplicación para enmascarar el ruido de fondo, esto incluso llega a calmar a los alumnos más activos. Podemos leer y escribir con este ruido blanco de fondo en el aula.
2. Atención plena en el ambiente del aula
Vamos a animar a los alumnos a que, día a día, sean conscientes del ambiente del aula. Hablamos de fijarnos en los sonidos que llegan, texturas que encontramos, colores que vemos e incluso formas.
Si es posible, iremos haciendo poco a poco ejercicios de atención consciente, como animarlos a fijarse bien en algún alimento antes de empezar a comerlo en el recreo, pensar en su olor, color, textura, etc.
Si estamos atentos, lograremos con más facilidad estar en el momento presente. Así que, en el contexto escolar, nos centraremos más en el aquí y el ahora que en el mañana o la tarde que está por llegar.
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3. Una meditación guiada diaria para practicar el mindfulness en el aula
Cada día (o varias veces por semana), en el colegio o instituto, buscaremos un momento y lo dedicaremos a realizar una meditación guiada con los alumnos. Haremos que cierren los ojos, se centren en su respiración e iremos guiando la meditación con nuestra voz.
Las meditaciones de Vicente Simón son una buena elección si preferimos utilizar un audio profesional en vez de guiar nosotros mismos la meditación. Además, esto se puede realizar cuando los alumnos vuelven del patio o recreo después de haber jugado mucho.
4. La compasión
Es importante practicar la compasión por nosotros mismos y por los demás. Nos centraremos en deseos como la necesidad de ser felices, de estar seguros, el estar llenos de amor. Tal vez las primeras veces que hagamos esto en clase los alumnos acaben riéndose. Cuando llevemos semanas de práctica, lo habrán entendido y lo disfrutarán.
Es posible recurrir a la compasión en momentos de tensión, por ejemplo, antes de hacer un examen, o incluso enviar estos sentimientos a otra persona buscando que todos en conjunto lleguemos a ser felices.
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5. La importancia de la práctica de la gratitud
Para empezar a practicar mindfulness en el aula debemos cultivar la gratitud de una forma natural y sencilla. Por ejemplo, podemos coger en el aula unos minutos para reflexionar sobre las cosas buenas que han pasado durante el día y hablar sobre ello en grupo.
Esto puede hacerse también por escrito, creando un diario de gratitud en el que podemos hablar de cuáles son las personas por las que estamos agradecidos y también de cosas y hechos. Podría hacerse con dibujos e imágenes.
6. Visualizar un lugar que invite a la relajación
Este método consiste en que el docente invite a los alumnos a pensar en un lugar imaginario o real que les dé tranquilidad y seguridad. Tras prestar atención a la respiración, la clave estará en preguntar cómo es este lugar, cómo se sienten, etc., mientras aprecian cómo su vientre se infla y se desinfla.
7. Coger una pieza de fruta
Si existe la posibilidad de llevar este ejercicio a la práctica en el aula, sin duda, la recomendamos. Este ejercicio es muy sensorial y para llevarlo a cabo, hay que incluir todos los sentidos; lo que implica mucha concentración, tal y como sostiene un artículo publicado en 2020 por la Universidad a Distancia (UNIR).
- Cada uno de los alumnos deberá coger una pieza de fruta con la mano y mirarla como si fuera la primera vez que la ven.
- Después, cerrarán los ojos, empezarán a comerla y a disfrutar de su sabor, olor y el sonido al masticarla con paciencia.
Paciencia, responsabilidad y perseverancia: claves para conseguir empezar a practicar mindfulness en el aula
Para llevar a cabo esta práctica, es importante que el profesorado se informe a fondo sobre el tema para incorporarla cada día. Eso sí, tampoco hay que imponerla si no hay antes un compromiso real para llevarla a cabo. La clave es que toda la comunidad educativa esté implicada en ello.
También es importante recordar a los alumnos la importancia de la paciencia, la responsabilidad y la perseverancia a la hora de desarrollar estas ideas. Los desafíos hay que ir tomándolos conforme vayan apareciendo. Esto ayudará a los alumnos a contextualizar en cada momento qué están haciendo y la razón por la que lo hacen.
Como padres y docentes, es nuestra responsabilidad habilitar las nuevas habilidades de educación a los más pequeños. En especial, para procurar el mejor desarrollo en su etapa educativa infantil.
Bibliografía
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- Kuyken, Willem. Effectiveness of the Mindfulness in Schools Programme: non-randomised controlled feasibility study. The British Journal of Psychiatry. (2013).
- Hoy, Wayne K., Charles Quincy Gage III, y C. John Tarter. School mindfulness and faculty trust: necessary conditions for each other?. Educational administration quarterly. (2006).
- Justo, C. F., Mañas, I. M., & Martínez, E. J. Reducción de los niveles de estrés, ansiedad y depresión en docentes de educación especial a través de un programa de mindfulness. Revista de Educación Inclusiva, 2(3). (2016). https://revistaeducacioninclusiva.es/index.php/REI/article/view/40
- Romera Marín, C. Mindfulness en el aula: un proyecto para educar niños conscientes . Universitat Jaume I. (2017).
- Simón Vicente. Meditación de la respiración. Youtube. (2011). https://www.youtube.com/watch?v=rOa0EYX0pgE
- Vive. (2020). ¿Cómo aplicar el mindfulness en el aula? UNIR. https://www.unir.net/educacion/revista/mindfulness-en-el-aula/