8 causas de enfado en los niños

Hay muchas causas de enfado en los niños y es responsabilidad de los padres analizarlas. Aunque forma parte de lo normal que los pequeños se enfaden ante cosas aparentemente sin importancia, una actitud agresiva permanente requerirá ayuda psicológica.

El hecho de que los niños pequeños tengan algún que otro berrinche es completamente normal. El encuentro con los límites es necesario para su desarrollo, aunque para ellos sea difícil de aceptar. Sin embargo, las causas de enfado en los niños pueden ser diversas.

En ocasiones, lo que parece un desafío resulta en realidad otra cosa. Es importante encontrar el motivo del enfado para ayudar a los hijos en su sano crecimiento.

El llanto, el enojo y hasta actitudes más audaces como pegar, morder, escupir o decir groserías caen dentro de lo esperable en los enfados infantiles. Sin embargo, más allá de conocer las posibles causas, es bueno prestar atención a las demás señales de comportamiento a fin de detectar situaciones que necesiten mayor atención.

Típicas causas de enfado en los niños

1. Dificultad para detectar y expresar sus sentimientos

Si en la edad adulta cuesta expresar los sentimientos mediante palabras sensatas, es perfectamente esperable que también ocurra en los niños. La diferencia es que los pequeños esperan que los adultos les entiendan.

Acostumbrados a que cada necesidad básica sea satisfecha por sus padres o cuidadores, los niños deducen que también los adultos podrán atender su tristeza o su aburrimiento. Si quienes los cuidan están distraídos, ocupados o sencillamente si no los entienden, se producirá el enfado.

La buena noticia es que hoy en día abundan los recursos para ayudar a los pequeños a expresar lo que sienten. Existe una variada lista de cuentos infantiles en los que los distintos personajes atraviesan situaciones de enojo, alegría, tristeza, etc.

Las emociones primarias demuestran lo que pasa por la cabeza del niño en ese preciso momento.

2. Falta de atención

Los niños necesitan ser escuchados. Algunos adultos parecen tener la creencia de que la infancia es una etapa insignificante en la vida de las personas. Como si ser niños no conllevara dificultades, necesidades y deseos específicos.

Los niños tienen que sentirse amados y la manera en la que sienten el afecto es recibiendo atención. El juego con sus padres o cuidadores es fundamental para los pequeños; sentirse contenidos ante sus miedos, golpes e inseguridades es vital en el desarrollo de los niños.

Esta necesidad no satisfecha es una de las causas de enfado en los niños más frecuente. Si los pequeños no reciben atención por el simple hecho de estar ahí, entonces buscarán otras vías para obtenerla.

3. Frustración

Otra de las causas de enfado en los niños es la frustración ante un suceso que les causa angustia. Esto está relacionado con la formación del ego y a las etapas evolutivas propias del ser humano.

Desde los dos y hasta los seis o siete años, los niños pueden ser egocéntricos y querer todo para sí: ganar en los juegos, ser el centro de atención, ser los primeros, etc. Sin embargo, con amabilidad, hay que enseñarles de la presencia de los otros y sus necesidades, iguales a las propias.

Este proceso de aprendizaje es más difícil en algunos niños, sobre todo si no reciben la atención necesaria o si se les dificulta demasiado expresar sus sentimientos. Cada causa de enfado está relacionada entre sí, y todas merecen el diálogo en familia para que el niño aprenda a administrar sus propios descontentos.

“Los niños tienen que saberse amados y la manera en la que sienten el afecto es recibiendo atención”

4. Simple cansancio

Especialmente en los más pequeños, la falta de descanso es una de las más comunes causas de enfado. La rutina saludable, que respete las horas de sueño que cada edad necesita, es indispensable para una buena calidad de vida.

Ante esta falta de sueño, las herramientas del niño para afrontar la frustración, la falta de atención y la dificultad para expresar sus sentimientos se verán más limitadas todavía.

No es solo el cuerpo el que necesita recuperar energía con el descanso; el cerebro de los niños requiere determinada cantidad de horas de reposo para poder funcionar, aprender y desarrollarse en plenitud.

5. Decepción

Los niños tienen expectativas muy altas, sobre todo aquellos entre los 5 y 7 años. De esta manera, cuando se sienten decepcionados o cuando una situación no ocurre como la esperan pueden enojarse. Estos enojos generalmente se manifiestan a través de rabietas y alborotos.

Quizás para un adulto este enojo puede no tener sentido o ser exagerado, sin embargo, debemos recordar que los niños aún no manejan bien la frustración. Además, su incapacidad de expresar sus sentimientos aumenta la frustración y con ello el enojo.

Una tía presente en la vida de sus sobrinos es algo muy positivo.

6. Inseguridad o baja autoestima

Otra de las causas de enfado en los niños puede ser la inseguridad o la baja autoestima. De acuerdo con un programa de la American Psycological Association, este es uno de los principales motivos de enojo en los pequeños entre 6 y 8 años.

Los desencadenantes del enfado en estos casos pueden ser muchos, sin embargo, el sentirse rechazados, criticados o discriminados suelen ser los más comunes. En estos casos, los pequeños tienden a golpear a otros o a intimidar con palabras para demostrar su dominio y drenar todas las emociones.

7. Tristeza

El duelo es un proceso duro tanto para adultos como para los más pequeños de la casa. De esta manera, la tristeza generada por el sentimiento de una pérdida importante también puede ser uno de los desencadenantes del enfado. Y es que, por más difícil que parezca, de la tristeza al enojo hay solo un pequeño paso.

Por su parte, este caso también se observa en aquellos niños que no se sienten queridos o que quieren llamar la atención de sus padres. Los pequeños acuden a las rabietas como un grito desesperado por la atención y el afecto deseado. En estos casos, no se debe culpar al pequeño, los padres deberán analizar su comportamiento y tomar las medidas adecuadas.

8. Proceso normal del crecimiento

El carácter y la personalidad de los niños cambia a medida que ellos crecen, por lo que las rabietas pueden ser parte de una de las fases del desarrollo. Como se mencionó anteriormente, los niños son muy egocéntricos en ciertas etapas, no quieren compartir sus pertenencias y tienen un concepto muy fuerte de lo que les pertenece.

En este sentido, pueden sentir frustración al jugar con otros niños o al verse obligados a compartir sus pertenencias. Por fortuna, el pequeño aprenderá a compartir de forma progresiva, por lo que las rabietas deben ser cada vez menos frecuentes, hasta que desaparecen por completo.

Causas de enfado en los niños que merecen mayor atención

A medida que crece, el niño va aprendiendo a gestionar sus enfados de manera más eficiente. También puede ocurrir que sus enojos crezcan con el tiempo. A continuación, una lista de casos en los que es conveniente investigar, conversar y quizá buscar ayuda profesional para los pequeños.

  • Comportamiento agresivo con riesgos para la integridad física propia o de otros.
  • Dificultad para integrarse en ámbitos escolares o sociales.
  • Imposibilidad de jugar y divertirse con sus pares.
  • Enfados ‘exagerados’ en relación a la edad.
  • Permanente desafío a la autoridad de sus padres.

En estos casos, lo que los niños expresan es un síntoma de un sufrimiento que no pueden afrontar. Esto no significa necesariamente un trastorno o la necesidad de mediación. En principio, es responsabilidad de los padres redoblar la comprensión, la escucha y el apoyo.

Bibliografía

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