Estamos de vacaciones y seguro que a más de uno le toca compartir casa con los suegros, los cuñados, los sobrinos… Las vacaciones en familia pueden ser muy divertidas y aportar grandes momentos, pero cuando los días pasan y somos muchos en la casa, los roces pueden ir apareciendo. ¿Qué hacer si te toca pasar el verano en casa de los suegros?
El consejo más importante para mejorar la convivencia es mantener una buena actitud, crear un clima de confianza y que el respeto esté siempre presente entre todos los miembros de la familia. Por mucha confianza que tengamos, el “por favor” y las “gracias” deben se estar siempre presentes.
Verano en casa de los suegros: claves para la convivencia con la familia política
Evita las comparaciones
Todos sabemos que las comparaciones son odiosas, pero en esta época del año suelen aparecer. De hecho, uno de los motivos que más roces puede provocar con nuestra familia política son las comparaciones con nuestra familia de origen, en la que, por supuesto, damos por hecho que es todo mejor y que “nuestra” forma de resolver las cosas es la correcta.
Esto no tiene porque ser así. No obstante, evitar las comparaciones es uno de los consejos básicos para mejorar la convivencia estival.
No compitas con su familia
Tú eres la mujer, no la madre de tu marido; o eres su marido, no su padre ni su hermano. El papel es diferente, así que no entres en competencia con ellos ni te sientas peor porque en algún momento les haga caso a ellos.
A fin de cuentas, habrá momentos en los que una conversación que evoque al pasado o algún gesto de complicidad los una de una manera particular. Es normal, todos los años que han compartido han forjado una fuerte unión.
Muéstrate abierto a aprender
Igual que en tu trabajo o en tu propio entorno, deberás comprender que no siempre estarás en posesión de la verdad absoluta, por lo que no está de más aceptar que existen otras formas de hacer las cosas o de gestionar las situaciones.
Ello no significa que tengas que adoptarlas, simplemente que las reconozcas como válidas para las veces en las que tengas que pasar el verano en casa de los suegros.
Mantén la calma y sé respetuoso
Es un consejo apropiado para muchas más situaciones, pero las circunstancias pueden ser propicias para recordar que mantener la calma puede evitar más de un episodio desagradable.
Así mismo, aunque un día las conversaciones se suban de tono, recuerda que las palabras quedan siempre grabadas en nuestra mente. Trata de ser respetuoso y no herir a la otra persona, sea cual sea el motivo. Son la familia de tu pareja, y aunque ahora tú estés por delante, eso nunca va a cambiar.
Y, sobre todo, nunca le obligues a elegir
Evita las frases del tipo “o tu madre/padre o yo”. No solo porque puede no gustarnos la elección final, sino porque estaremos poniendo a la persona en una situación muy comprometida y emocionalmente muy intensa.
Las normas y los límites
Además, cada familia debe de establecer sus propias normas y sus límites. Deben de ser pocas, enunciadas en positivo y adecuadas a los miembros de familia y su edad. Hablarnos con respeto es una norma que debería estar presente en todas las familias con independencia de la edad de los hijos. Cuando son pequeños se traduce en no pegar o no insultar, y según van creciendo, en cuidar el tono empleado.
Cuando se cambia de residencia en verano, una buena idea puede ser hacer una reunión o asamblea al llegar en la que se establezcan cuáles serán las normas de convivencia de la casa. Lo ideal sería primero hacerlo el núcleo familiar y, si vamos a compartir la casa con los abuelos, tíos, primos, etc. hacer después una reunión todos juntos para que todas las normas queden claras.
Otra opción para evitar discusiones cuando pasamos el verano en casa de los suegros, ya sea en a playa o la montaña, es definir los espacios. Es importante que en la casa tanto los niños como los mayores disfruten de un espacio en el que se sientan cómodos y puedan disfrutar.
En vacaciones estamos más relajados y no hace falta tener la casa “para posar para una revista”, pero si convivimos con mucha gente, conviene que esté decido dónde va cada cosa para evitar perder algo y que aparezcan los conflictos familiares. Un cosa para cada lugar y un lugar para cada cosa.
Y, por último, es recomendable que los espacios comunes estén libres de objetos personales y guarden un orden lógico que permita vivir con relajación pero a la vez con respeto a los demás.