Palabras mágicas: “gracias”, “perdón” y “por favor”
El uso de palabras mágicas en la convivencia diaria reduce las tensiones y ayuda a formar adultos serviciales y agradecidos. Guía a los pequeños con buenos modales en cada etapa de su infancia y serán siempre respetuosos.

Las palabras mágicas forman parte de lo que se conoce como buena educación y buenos modales. Por tal razón, enseñárselas a tus hijos los hará pequeños respetuosos y dignos de admiración, ahora y en el futuro. No obstante, esto no es fácil, requiere gran dedicación. Conoce cómo debes incorporar “gracias”, “perdón”, “disculpe”, “permiso” y “por favor” en su vocabulario para disfrutar de su poder.
Importancia de las palabras mágicas en los niños
Sin duda, escuchar unos “buenos días”, “gracias”, “perdón” y un “por favor” de una persona cambia por completo la percepción que se tiene sobre ella. Esto es aún más importantes en niños, ya que aumenta su nivel de socialización y se adaptan de mejor forma al entorno que los rodea.
Estas les permitirán interactuar de forma eficaz con sus semejantes, provocando reacciones positivas y una mejor inclusión al contexto social.
Maneras de enseñar a los niños las palabras mágicas
La mejor forma de enseñar a tus hijos las palabras mágicas es con el ejemplo. Debes incluirlas en tus conversaciones diarias con familiares, amigos, vecinos e incluso con el pequeño mismo. También existen otras técnicas que estimularán el uso frecuente de estas palabras de cortesías:
Enséñales el significado de las palabras
Cuando ya tienen cierta edad, puedes explicarles el significado de los modales, por ejemplo:
- Gracias: Denota agradecimiento a la generosidad expresada por cualquier persona. Enseñarles a decir esta palabra sencilla los hará niños agradecidos que valoran el esfuerzo de los demás.
- Por favor: Esta expresión le enseña al niño que las cosas no se obtienen pidiéndolas de forma irrespetuosa. Ayudarlos a reconocer el derecho de otras personas a compartir o hacer lo que desean crea personas educadas.
- Perdón: Pedir perdón sincero ayuda al niño a reconocer su equivocación y a esforzarse por corregir sus acciones.
- Buenos días: Saludar a todas las personas indica que todos merecen un trato justo y amable.
Hazlo divertido
Incluir estas palabras mágicas en el vocabulario de los niños no tiene que ser aburrido. Opta por hacer canciones, juegos y narrar cuentos que indiquen la relación entre el uso de buenos modales y su consecuencia positiva. Algunos cuentos empleados para fomentar la cortesía son: El mago cascarrabias, El árbol mágico o Los clavos y el amor.
Estimula los buenos modales con sus amigos
El primer contacto de los pequeños con otros niños es el jardín de infancia. Es allí donde convive con compañeros y maestras. Enséñale a saludar cuando llegue, a pedir los juguetes con la palabra mágica “por favor” y a decir perdón ante una equivocación.
Ten paciencia
Incorporar las palabras mágicas requiere esfuerzo, paciencia, constancia y mucha dedicación. Implica recordarlas frecuentemente y repetirlas hasta que la acción se convierta en hábito. Una buena alternativa es preguntarle: “¿Y la palabra mágica?”. De esta manera, la recordará.
“Escuchar unos “buenos días”, “gracias”, “perdón” y un “por favor” de una persona cambia por completo la percepción que se tiene sobre ella”
Haz sesiones prácticas y establece metas realistas
Enséñale a tu pequeño que cuando usas palabras de cortesía las personas que las reciben se sentirán bien, al igual que él. Practicad cómo saludar a un vecino, cuándo dar las gracias, pedir perdón o disculpas. Esto lo preparará para aceptar el reto.
No fuerces el aprendizaje
Durante este proceso, hay actitudes que no debes adoptar, tales como:
- No humillar al niño o forzar a que salude si siente vergüenza. El proceso es diferente para cada niño y suele tardar un poco más si se trata de un niño tímido.
- No negociar con el niño para que sea educado. Él debe aprender a hacerlo sin esperar nada a cambio.
- No contar a los demás el proceso por el que pasa tu pequeño.
Explícales los efectos positivos de ser cortés
Enséñales a establecer la relación que hay entre sus acciones y las consecuencias que estas generan. Una excelente opción es decirle, por ejemplo,”cómo de contenta se puso la abuela cuando le dijiste gracias o por favor”. Reconocer que lo hace bien lo incentivará a poner en practica lo que le enseñas.
En conclusión, tener hijos educados y respetuosos es posible con mucha dedicación y esfuerzo continuo. Debes elogiarlo cuando lo haga bien, vigilar que las malas compañías no le arrebaten los buenos hábitos y reforzar de forma positiva esos aprendizajes. Estas palabras mágicas con el tiempo se transformarán en oportunidades de vida.
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