5 claves para padres impacientes

Los padres impacientes pueden tener problemas en ciertos aspectos de la crianza. Descubre si te encuentras en este grupo y qué puedes hacer al respecto.

La paciencia es una virtud que debe fortalecerse en la crianza de los niños, porque ellos se convertirán en el reflejo de nosotros mismos en el futuro.
En la medida en que los bebés crecen, las demandas son mayores hacia papá y mamá. Y como parte de este proceso de crecimiento, es relevante armarse de paciencia y serenidad, para poder enfrentar cada una de las etapas de la mejor forma posible.
Por lo general, los padres impacientes no logran los mismos resultados que aquellos que deciden tomarse la maternidad y la paternidad con otra actitud. Indudablemente, a veces, ocurren situaciones complejas que no son fáciles de manejar como, por ejemplo, una mala contestación de un chiquitín tras un regaño o la desobediencia de ellos.

La impaciencia se transmite con el ejemplo hacia nuestros hijos

Sin embargo, cuando nos convertimos en guardianes de un niño, debemos estar conscientes de que los retos difíciles nunca van a faltar y, por eso, hay que respirar profundo en los momentos más complicados para reaccionar de una manera distinta. Reconocer que los inconvenientes siempre aparecerán es un avance que te ayudarán a mirar todo con inteligencia.
Bajo este contexto, es importante seguir una serie de consejos que te permitirán mantener la calma en circunstancias que ponen a prueba tu paciencia. Recuerda que serás el ejemplo a seguir para tu retoñito y de la misma manera en que actúes frente a algo, así mismo responderán ellos en escenarios complejos.

Padres impacientes: ¿cómo reconocerlos?


Gritos, conductas agresivas, romper en llanto con facilidad, ganas de salir corriendo o deseos de dejarlo todo atrás son algunos de los síntomas que revelan a un padre impaciente. Educar a un niño no es tarea sencilla y es normal que nos desesperemos en algunas circunstancias, pero cuando esto se torna recurrente, hay que tener cuidado.
Los chiquitines son el reflejo de lo que nosotros cosechamos en casa. Por lo tanto, no te extrañes si llegas a ver a tu hijo con estos comportamientos y, sobre todo, no lo juzgues sin antes estudiar cuál es el grado de responsabilidad que puedes tener de esto.

La paciencia y el autocontrol deben formar parte de la crianza

Seguramente, estás agotada, no tuviste un buen día o necesitas estar un momento a solas. Esto es posible, pero antes de pagarla con el amor de tu vida, es fundamental que descubras dentro de ti el poder del autocontrol. Veamos qué puedes hacer para obtenerlo y fortalecerlo en tu interior.

Claves para dejar de ser impacientes

Aunque nos sintamos desbordados por tener un ritmo de vida agitado, es importante encontrar ese secreto para no perder la calma con esos angelitos que tanto amamos. Alzar la voz, castigar innecesariamente y los malos tratos pueden desaparecer por completo si tenemos en cuenta estas recomendaciones:

  • Mantener la calma: evita que las rabietas, los berrinches, los caprichos los llantos desesperados o pataletas sean motivo para enfadarse. Sin darnos cuenta, le estamos exigiendo que no pierdan el control propio y ya nosotros lo hemos perdido. Escucha con amor lo que quieren comunicarte y busca una forma de explicarle con cariño.
  • Sé coherente con tus acciones: ellos no aprenderán de lo que les decimos qué es correcto o no, sino de lo que hacemos. Es importante ser coherente entre lo que llevamos a cabo y lo que decimos. Si le pides que no grites, no lo hagas tú; si deseas que lea, apaga la televisión y toma un libro interesante para ti.
  • Trata de ser empático: ponte en sus zapatos por un segundo y trata de comprender lo que ellos sienten (rabia, pena, miedo, tristeza o frustración). Si somos capaces de conectarnos con esos sentimientos, vamos a poder canalizar la situación mejor.
  • Una invitación a la flexibilidad: escuchar mil veces que no es algo irritante. No sean tan dura con ellos y ábreles el espacio para que hagan cosas nuevas. No uses argumentos débiles como “porque yo lo digo”, pues pierdes credibilidad.
  • Y, por supuesto, recuperar la paciencia: esa que hemos perdido por la falta de comprensión, el cansancio o el desánimo. Las etapas van pasando y eso no lo cambia nadie. Aprovecha cada instante para acercarte más a él o ella y no te pierdas en la ira.

Vale la pena intentar ser una persona mejor, en especial, si es para darles grandes herramientas a tus hijos. Mami y papi, no se desesperen y vivan uno a uno los segundos que estén junto a estos ángeles.

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