Terapia EMDR en niños: en qué consiste y beneficios

La terapia EMDR en niños es muy eficaz para tratar el trauma y otros trastornos psicológicos. Descubre en qué consiste y qué ventajas aporta.
Terapia EMDR en niños: en qué consiste y beneficios
Elena Sanz Martín

Escrito y verificado por la psicóloga Elena Sanz Martín.

Última actualización: 22 diciembre, 2022

Aunque solemos percibir la infancia como una etapa feliz y sencilla, lo cierto es que los niños también se enfrentan a adversidades. De hecho, ellos son mucho más vulnerables y ciertas situaciones aparentemente sin importancia pueden resultarles incluso traumáticas. Hay múltiples intervenciones psicológicas para ayudar a los pequeños a procesar momentos y emociones difíciles. Pero, sin duda, una de las más recomendadas es la terapia EMDR en niños.

Esta terapia ha sido ampliamente investigada y cuenta con décadas de recorrido. Sus resultados para el tratamiento de la ansiedad, la depresión, los trastornos alimentarios o el duelo son muy positivos, pero es especialmente eficaz a la hora de tratar el trauma y los trastornos asociados. Es una técnica que puede emplearse en niños y adolescentes de forma segura. Por eso, hoy queremos hablarte más al respecto.

¿Qué es la terapia EMDR?

La terapia de desensibilización y reprocesamiento por movimientos oculares (EMDR) fue creada en 1987 por la psicóloga estadounidense Francine Shapiro. Inicialmente, se creó para ayudar a las personas a superar traumas y situaciones angustiantes, pero actualmente también ha mostrado ser eficaz en otras patologías.

Para entender la terapia EMDR hay que comprender que el cerebro humano está preparado para afrontar la adversidad al procesar e integrar esas experiencias negativas y sacar de ellas un aprendizaje. Sin embargo, cuando estas superan los recursos de la persona, dicho evento o recuerdo queda bloqueado y causa un intenso malestar que puede prolongarse en el tiempo si no se interviene.

Así, lo que hace la EMDR es facilitar ese proceso que ha quedado bloqueado al utilizar la estimulación bilateral del cerebro. Es decir, que se busca activar ambos hemisferios cerebrales mediante diferentes técnicas:

  • Movimiento ocular: es el más comúnmente empleado y el que da nombre a la EMDR. Para aplicarlo, se invita a la persona a seguir con la mirada un objeto que se mueve de lado a lado y con un movimiento rítmico.
  • Estimulación auditiva: se utilizan sonidos o vibraciones que estimulan de forma alternativa los hemisferios cerebrales.
  • Estimulación táctil: el tapping es una opción que se logra al aplicar pequeños golpecitos rítmicos y alternativos en las rodillas, hombros u otras zonas del cuerpo.
El juego, el dibujo, los disfraces o la narración de cuentos facilitan la expresión y también el trabajo a la hora de favorecer el procesamiento del trauma en el menor.

Objetivos de la terapia EMDR

Con este proceso, se logran los dos objetivos principales de la terapia EMDR:

  1. Desensibilización: la persona se expone mentalmente al recuerdo traumático y, así, al dejar de evitarlo, logra una habituación que lleva a una disminución de los síntomas negativos.
  2. Reprocesamiento: al traer a la mente ese recuerdo angustiante y mientras se aplica la estimulación bilateral, se asocia con otros recuerdos o experiencias no desagradables. Así, se pone en marcha de nuevo y se completa ese procesamiento e integración que habían quedado interrumpidos.

¿Cómo funciona la terapia EMDR en niños y adolescentes?

La terapia EMDR puede utilizarse en niños desde una etapa preverbal hasta la adolescencia. Sin embargo, requiere de ciertas adaptaciones y, sobre todo, de mucha creatividad por parte del terapeuta.

Es necesario que el profesional no solo esté formado en EMDR, sino que también tenga experiencia con niños y conozca las diferentes etapas del desarrollo evolutivo. Y es que será necesario ajustar el procedimiento a las capacidades y al momento vital de cada menor.

Al aplicar la terapia EMDR en niños es necesario hacer uso de diferentes recursos para ayudar al pequeño a expresar lo que le ocurre y necesita. Y es que, en estos casos, para ellos puede ser complicado verbalizar su sentir.

Para que la terapia sea exitosa tanto en niños como en adolescentes es fundamental que se logre un buen vínculo de apego con el terapeuta y que la familia se implique y colabore.

Beneficios de la terapia EMDR en niños

Este tipo de terapia suele ofrecer muy buenos resultados al ser aplicada en niños. Incluso, mejor que en los adultos, ya que en los menores el bloqueo emocional está menos arraigado. Así, cuando finaliza el proceso terapéutico, los síntomas de malestar se han eliminado. Además, aunque la vivencia se recuerde, esta ya no revive la angustia ni limita al niño en el presente.

Además, la EMDR ofrece una serie de ventajas respecto a otro tipo de intervenciones eficaces, como puede ser la terapia cognitivo-conductual. Las principales son las siguientes:

  • La exposición a las memorias traumáticas es más breve que en otras intervenciones. Además, en los niños, puede realizarse de una forma indirecta y simbólica, por lo que genera menos angustia y malestar en ellos.
  • El terapeuta no pauta ejercicios para casa, por lo que el trabajo se realiza en el tiempo de consulta.
  • Durante el proceso, se le ayuda al niño a adquirir recursos y herramientas que puede utilizar a futuro para lidiar con las dificultades emocionales.
  • Es una terapia rápida, efectiva y completa, ya que trabaja tanto las emociones, como las creencias y las sensaciones corporales.

La mejor terapia para las patologías mentales

En definitiva, la terapia EMDR en niños logra una integración de diferentes áreas cerebrales implicadas en el recuerdo traumático (la amígdala, el hipocampo y la corteza frontal). Así, el evento puede procesarse adecuadamente por parte del sistema nervioso y se eliminan los síntomas de malestar, así como las conductas desadaptativas. Por todo esto, es una de las intervenciones más recomendadas en variedad de patologías mentales.


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