¿Te ha pasado que estudias mucho para un examen y suspendes? Es muy probable que hayas estudiado lo que ya sabías. La técnica de la evocación te ayuda a descubrir lo que aún no sabes y pone en evidencia y refuerza lo que ya sabes o recuerdas.
Una frase sugestiva acompaña toda la técnica: al finalizar la clase o la lectura de un texto, escribe todo lo que recuerdes.
¿Qué es la técnica de la evocación en el aprendizaje?
La técnica de la evocación (retrieval practice en inglés) es una estrategia de aprendizaje basada en la recuperación de contenidos de conocimiento que están en la memoria.
Te suena familiar porque es más o menos lo que has hecho a lo largo de tu experiencia como estudiante. Lo distinto acá es la sistematización de la técnica y que no se emplea como herramienta de evaluación sino como método para facilitar el aprendizaje. Así lo leemos en esta publicación de Annual Review of Psychology.
«Repasada veinte veces una página, no la aprenderéis tan fácilmente como si la leyerais solo diez veces, procurando a intervalos recitarla de memoria mirando el libro cuando la memoria no alcance».
—Sir Francis Bacon—
¿En qué consiste?
Al terminar una clase y cerrar el cuaderno tenemos la sensación de que lo hemos captado todo. No obstante, sucederá que al volver más tarde sobre los apuntes, aparecerán lagunas o vacíos. Es este el mejor momento para activar la técnica de la evocación.
En realidad la hemos practicado muchas veces sin saberlo, con desconocimiento de la fórmula y sin valorar que se trata de una poderosa herramienta para aprender. Conocerla y cultivarla redundará en excelentes frutos. Vamos a verla paso a paso.
¿Cómo se aplica la técnica de la evocación?
Esta que te ofrecemos es la forma clásica. Encontrarás en la bibliografía variantes basadas en este sencillo procedimiento:
- Después de leer, o visualizar imágenes y revisar apuntes, hazlos a un lado.
- Sin mirar, trata de recordar lo estudiado, en la mente o por escrito. Es importante que hagas el esfuerzo de rememorar todo lo que puedas. Algunas cosas las sentirás más frescas que otras, otras sencillamente no las recordarás. Eso es normal.
- Hecho esto, vuelve al libro o a los apuntes, y compara con lo anotado de memoria. Los errores, aciertos y aproximaciones quedarán a la vista.
- El siguiente paso es repetir el proceso. El ciclo concluye cuando evocas con facilidad los contenidos, esto es, que los has incorporado a tus archivos de memoria y los tienes, digamos, a mano siempre que los necesites.
Una manera de reforzar la técnica es hacer pruebas de práctica. Para ello, elabora tu propia guía de preguntas, incluso alguien como un compañero de clases puede formulártelas, o bien, busca en el libro o en internet fuentes de preguntas sobre el tema. Una variante de estas pruebas son las fichas con preguntas o tarjetas didácticas. Los juegos temáticos de ciencias, historia o geografía, son de gran utilidad.
La técnica de la evocación ejercita los músculos de la memoria
El desafío y el esfuerzo mental que implica tratar de recordar información e identificar lagunas, es precisamente lo que ejercita y fortalece la memoria.
En otras palabras, la técnica de la evocación es exigente porque en vez de recurrir a la respuesta que sabes que está en el libro, hace que la busques y rebusques en la memoria. El procedimiento, que incluye ejercicios de opción múltiple, respuestas cortas y recuerdos libres, entre otros, se distingue del simple estudiar, porque no es un volver a leer y revisar y revisar apuntes.
Las investigaciones que abordan la práctica de la recuperación, han demostrado que estudiar de la manera tradicional (casada con la idea de introducir conocimientos en los estudiantes) favorece la memoria a corto plazo.
Asistir a conferencias, ver videos, tomar notas, releer libros de texto, subrayar, etc., no garantizan ser recordados si no sometemos dichos contenidos a procesos de recuperación. La técnica de la evocación (que implica extraer conocimientos de la memoria), en cambio, nos prepara para aprendizajes a largo plazo.
¿Cómo aprendemos?
La memoria humana se conceptualiza en tres momentos: codificación, almacenamiento y recuperación. Al estudiar codificamos, pero consolidaremos la codificación y sabremos como avanzamos si nos sometemos a momentos de evocación. En efecto, la evocación propone recuperar contenidos para solidificarlos y que permanezcan más accesibles con el paso del tiempo.
De hecho, como afirma este estudio publicado en Current Directions in Psychological Science, cuando un estudiante recupera conocimiento, ese conocimiento cambia, porque recuperar conocimiento mejora a su vez la capacidad de recuperación nuevamente en el futuro.
La recuperación se considera un «modificador de la memoria», pues lo que una vez se evoca podrá ser recuperado a largo plazo. Aplicado de manera sistemática, alterna entre lectura, autoevaluación y retroalimentación (cuando releemos porque fallan los intentos de recuperación).
Como se ve, se trata de un bucle recursivo que se repite hasta tanto consolidemos el aprendizaje.
De la evocación a la metacognición
Es clave para la técnica de la evocación, aislarla de la evaluación, y así enfocar todo su potencial como estrategia de aprendizaje. En ese sentido, puedes llevar un control personal de tus propios procesos o participar con el docente y el grupo de estudiantes en pruebas diarias, de bajo riesgo.
La técnica recorre los siguientes tramos:
- Espaciado. Consiste en practicar la recuperación al menos en tres ocasiones, digamos: el mismo día, a la semana y al mes. Espaciar las oportunidades de aprendizaje a lo largo de varios días produce mejores resultados que estudiar todo en una sola ocasión.
- Intercalado. Se basa en mezclar temas relacionados, lo que mueve a comparar, contrastar y discriminar. Lo usual es, por ejemplo, resolver sumas. En este caso, a los problemas de adición, se agregan otras operaciones aritméticas, de modo que cada problema se presenta diferente y pide ser resuelto con fórmulas particulares.
- Metacognición. La metacognición alude al monitoreo que podemos hacer sobre los aprendizajes. Y la manera para saber qué tanto sabemos, es evocando; esto es, buscando recuperar con el máximo empeño respuestas desconocidas.
El conocimiento metacognitivo comprendería entonces el conocimiento de nuestros procesos intelectivos y las estrategias cognitivas que potencian la capacidad de aprender. De estos aspectos trata un artículo que relaciona técnicas de estudio, rendimiento y género, publicado en Revista de Investigación Educativa Universitaria.
El «efecto prueba», útil para aprender a través de la evocación
Vista la diferencia entre evocar y estudiar, entre las operaciones para fijar conocimientos se encuentra el llamado «efecto prueba». Este se basa en que, una vez leído el material, nos sometemos a una recuperación —o prueba de bajo riesgo— al cierre o al cabo de unos pocos días. Una investigación realizada a estudiantes de farmacología, demostró que la prueba como recurso de aprendizaje es más efectiva que estudiar de manera repetida un contenido.
Los ensayos demostraron que el día de la prueba, los estudiantes que recuperaron la información previa a la evaluación, tuvieron un mejor desempeño que los que no participaron en el ejercicio de evocación.
Y también salieron mejor y estuvieron menos estresados, aquellos que participaron en ejercicios de recuperación espaciada, que los que estudiaron todo, justo antes de la prueba.
La práctica hace al maestro
Resulta obvio que mientras más practiques la evocación, mejores serán los resultados. Considera sí, el espaciado, pues mientras más tiempo pase del repaso o la revisión de los materiales, mayor será el esfuerzo para recuperar. Y la clave está en el esfuerzo, en poner a prueba la memoria y en confrontar los recuerdos con el material de estudio. Solo así verificamos el real avance.
Para las sesiones de evocación considera estos lapsos: inmediatamente después de leer o revisar el material. Dos días después o incluso una semana. Luego, un mes. En cada momento, la información será reaprendida de manera más rápida y efectiva. Con esta técnica el aprendizaje a largo plazo está garantizado.
Bibliografía
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